La propaganda política en las calles de la Ciudad de México tiene un trabajo detrás. En Guiarte-Publiflexo, empresas dedicadas a su producción desde hace 24 años, los pedidos se triplicaron en estos meses de campaña: en una hora pueden imprimir hasta tres mil pendones; en gorras, hasta 50 mil a la semana; sombrillas mil diarias; y tortilleros 50 mil en una semana. Todo lo que va para campaña política es fabricado contra reloj.
Las calles de la Ciudad de México muestran rostros de los candidatos en los postes, avenidas, afuera de las casas. Aunque cada periodo electoral hay quejas por la cantidad de propaganda, la realidad es que cada vez son menos los pendones y lonas colocados en las calles, así lo perciben Joaquín Serrano y José Gabriel Flores, quienes dirigen Guiarte-Publiflexo.
Tienen pedidos todos los días y con urgencia, son tantos que triplicaron el número de empleados: si en flexografía normalmente tienen cuatro, ahora son 15, quienes laboran turnos de 12 horas para sacar adelante todo el trabajo. Lo mismo en el área de diseño.
“No tenemos límite, trabajamos 24 por 24, aquí por ejemplo se rolan turnos. La verdad necesitamos que la gente descanse, para que trabajen bien, pero regularmente hacen un horario de 12 horas, y después otras 12 y así consecutivamente. Aquí todos aprovechamos, porque somos una ventana de trabajo para otras personas, como cobran por destajo entre más trabajen más cobran. Ellos quisieran doblar turno, pero no se puede, porque ni modo que trabajen 24 horas”, dijo Joaquín Serrano, de Guiarte.
En un inmueble de la calle 5 de Febrero, en alcaldía Cuauhtémoc, cinco personas empaquetan, estampan y subliman los nombres de candidatos a diputaciones y a alcaldías. Las planchas embarradas de color guinda, para los de Morena; los mandiles con letras azules del Partido Acción Nacional y las gorras con el tricolor del Partido Revolucionario Institucional; ninguno de ellos tiene tiempos muertos.
Los mínimos para fabricar en caso de gorra son dos mil piezas que, por urgencia, pueden entregarse en dos días, los costos son de 13 pesos cada una y si son arriba de 50 mil piezas baja a 10.50.
Para playeras, surten mínimo mil playeras cuyo tiempo de entrega depende de las cantidades, tienen un precio unitario de 30.50 pesos.
En el caso de gallardetes, imprimen tres mil por hora sin que puedan modificar el tiempo para hacerlo más rápido, pues esto afectaría la adhesión de la tinta. Los pedidos son de cinco mil piezas en adelante, cada uno por 23 pesos.
La tecnología y las políticas ambientalistas han mermado la producción de propaganda, señalaron los empresarios. En entrevista con El Sol de México expusieron que hace dos o tres campañas, las calles estaban infestadas de lonas y carteles, los compradores llevaban tráileres que transportaban la propaganda, ahora, si acaso, los transportan en un camión de tres y media o hasta en la cajuela de un solo auto.
Como una opción para evitar la contaminación por propaganda, los fabricantes les recomiendan a sus clientes apostar por artículos utilitarios, esos que la gente rehúsa con el paso del tiempo y que tienen el nombre del político; no obstante, expusieron que los políticos lo que quieren es ver su cara, por eso, sólo 10 por ciento de sus pedidos apuestan a playeras, bolsas o gorras. Otro motivo por el que los políticos prefieren la propaganda exterior es porque, según ellos, los artículos no funcionan para las zonas donde acuden para sus campañas.
“Nosotros les recomendamos más productos utilitarios, que son las gorras, que la gente las sigue usando, hay personas que usan su gorra o su playera de Salinas de Gortari y ve ya cuántos años, los motivamos a que la gente compre mandiles, playeras, bolsas para ir al supermercado (…). Y a veces el cliente o el candidato nos dicen 'yo no lo quiero, porque a la zona que voy, no lo ocupan'”, comentó Joaquín.
En cuanto a materiales, Joaquín Serrano también recomendó el uso de polietileno biodegradable, al que llaman sustituto de lona. La realidad, dijo, es que los partidos políticos en raras ocasiones gastan en materiales sustentables y prefieren las lonas sobre la propaganda hecha de caña o elementos biodegradables.
Como personas con actividades empresariales no tienen tareas de reciclaje, ya que, aclararon, quienes deben encargarse del retiro de la propaganda son los partidos políticos, obligación que tienen por ley.
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Opinó que, como especialistas en el ramo, detectan que hay una satanización a la industria, pese a que son generadores de empleo. Además, dijo, también es cuestión de que los políticos, a través de sus agencias de publicidad, acepten las opciones que son más amigables con el medio ambiente, el problema es que no quieren gastar.
“Que sea una propaganda que le sirva a la gente, para que no la desechen, que inviertan en cosas mejores, para que a la gente le sirva y la utilice. Si le vas a regalar una bolsa o una gorra que no sea de las más baratas”, expuso.