Hoy la candidata encabezará un mitin de campaña en el mismo punto donde hace casi 18 años, en la campaña presidencial de 2006, el panista Felipe Calderón fue literalmente expulsado.
Felipe Calderón apresuró el paso cuando las cosas se empezaron a salir de control. El candidato del PAN en aquella tensa campaña electoral de 2006 mostraba el rostro desencajado y apretaba las mandíbulas con fuerza.
Los gritos arreciaron cuando el panista bajó del templete y, resguardado por elementos de su seguridad personal, atravesó, casi a trote, el Parque Central del municipio de Cárdenas, Tabasco.
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En la tierra de Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato de la alianza Por el bien de todos, primero los pobres (PRD-PT-Convergencia), un grupo de sus simpatizantes, en aquellos tiempos con militancia perredista, hicieron valer su peso. Era el 11 de mayo de 2006. Eran los días más intensos de la llamada guerra sucia que emprendió Acción Nacional contra el oriundo de Macuspana.
Calderón Hinojosa, ya corriendo, alcanzó a subirse a El hijo desobediente, el autobús de campaña del candidato panista que él mismo bautizó así por una de sus canciones favoritas que lleva ese nombre y que interpretaba el cantante de música ranchera Antonio Aguilar.
Atrás dejaba a un grupo de simpatizantes del abanderado presidencial perredista que le mostraban pancartas con la fotografía de AMLO y lanzaban la consigna “¡Obrador!” “¡Obrador!”
Este miércoles, a las cinco de la tarde, Xóchitl Gálvez realizará un mitin de campaña en ese mismo punto. La candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México (PAN-PRI-PRD) estará antes, a la una de la tarde, en el Parque Benito Juárez, en Villahermosa.
Es decir, la hidalguense se meterá a dos de los bastiones del obradorismo en los últimos 18 años, los que le dieron al hoy Presidente de la República votaciones masivas en los comicios de 2006, 2012 y 2018, de hasta 80 por ciento en la última elección presidencial, contra 8.95 por ciento del priista José Antonio Meade (PRI-PVEM-Panal) y 7.6 por ciento del panista Ricardo Anaya (PAN-PRD-MC).
“Tabasco no lo ganó el PRD, mucho menos Arturo Núñez. Tabasco lo ganó López Obrador. Eso nadie lo puede negar”, comentó a finales de 2012 el entonces coordinador del grupo parlamentario del PRD en el Senado de la República, Miguel Barbosa Huerta, quien falleció el 13 de diciembre de 2022 siendo gobernador de Puebla.
Distanciado de López Obrador y del movimiento que encabezaba el tabasqueño, denominado Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y que consiguió su registro como partido político dos años después, en 2014, Barbosa Huerta hacía referencia, en un restaurante del Centro Histórico de la Ciudad de México, a los estados que había ganado el Partido de la Revolución Democrática en aquella elección: Morelos, Ciudad de México y Tabasco.
Pero sobre Tabasco manifestó sus dudas. López Obrador ya había renunciado a su militancia perredista en septiembre de ese año. Miguel Barbosa lo hizo hasta 2017. El legislador poblano dijo que lo de Tabasco era un fenómeno muy particular en el sistema político-electoral de México, donde la población no votaba por un partido, sino por una persona, en este caso, Andrés Manuel López Obrador.
Xóchitl Gálvez Ruiz llega este miércoles a Tabasco con el respaldo de la clase política que aún respira y suspira por echar fuera de Palacio Nacional a Morena.
Panistas, priistas, expanistas vueltos priistas, priistas venidos a perredistas, perredistas y priistas vueltos perredistas forman parte del bloque opositor que muestran su incondicional apoyo a su candidata.
Uno de ellos es el priista Andrés Rafael Granier Melo, gobernador de Tabasco entre 2007 y 2012 quien, a excepción de muchos otros, sigue firme en su militancia.
También conocido como El Químico o Chelito Granier, el político tabasqueño debió enfrentar problemas legales al término de su mandato. Fue acusado por el perredista Arturo Núñez Jiménez de haber desfalcado a Tabasco y dejar una deuda de más de 20 mil millones de pesos.
Su hijo, el diputado local Fabián Granier Calles, es otro priista que sin duda alguna estará presente en los eventos de Xóchitl Gálvez. Al igual que su padre, el legislador local también pisó la cárcel, acusado de evasión fiscal por más de dos millones de pesos. Recibió auto de formal prisión por su presunta responsabilidad en la comisión del delito de defraudación fiscal equiparable, sin embargo logró su libertad.
Otro exmandatario tabasqueño que también ha mostrado su simpatía por la abanderada de la coalición es Manuel Andrade Díaz, quien renunció al Revolucionario Institucional y ha estado ligado de alguna manera en los últimos procesos electorales al PRD.
En su momento se dijo que sería postulado por el Partido de la Revolución Democrática a la alcaldía de Centro, o bien a una diputación federal. Lo cierto es que hasta ahora no se ha dado a conocer si efectivamente aparecerá en las boletas.
Los exdirigentes del PRI en el estado, Erubiel Alonso Qué y Dagoberto Lara Sedas, de igual forma se cuentan dentro de la extensa lista de los que están apoyando con todo a la política hidalguense.
Alonso Qué es actualmente dirigente nacional del Movimiento Territorial del PRI, mientras que Lara Sedas recién entregó la estafeta a Miguel Barrueta Cambrano para supuestamente ir por una diputación local plurinominal, aunque lo ha venido negando categóricamente.
El candidato a la gubernatura por el PRD, Juan Manuel Fócil Pérez, convocó el lunes a los tabasqueños a acudir al Parque Central de Cárdenas, donde este miércoles la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México expondrá sus propuestas de campaña.
Por parte de Acción Nacional está uno de los panistas más férreos, quien inició su carrera política en el PRI, pero que debe al PAN haber alcanzado escaños en el Congreso de la Unión. Se trata del siempre polémico exsenador de la República y tres veces diputado federal, Juan José Rodríguez Prats, que se ha caracterizado siempre por ser asiduo crítico de los malos gobiernos estatales.
Dentro de la raquítica militancia panista en Tabasco también está el expresidente del Comité Directivo Estatal, Francisco Castillo Ramírez que, a decir de los expertos en política, reapareció para tratar de agenciarse alguna candidatura para el proceso electoral local.
Aunque sólo se ha quedado en aspirante por el PAN y algunos otros partidos, Manuel Antonio Miranda Hernández, exdirigente de la Canaco-Servytur Villahermosa, siempre ha estado ligado a la política. Ahora es presidente de la agrupación Xochilovers Tabasco, cuya principal finalidad es conseguir el mayor apoyo posible para Xochitl Gálvez en este proceso electoral.
Entre los simpatizantes vía coalición destacan además el exdirigente del sol azteca en Tabasco, Francisco Javier Cabrera Sandoval, aspirante a una diputación plurinominal, así como los diputados locales priistas y perredistas de la LXIV Legislatura, como Soraya Pérez Munguía, incansable impulsora de la candidatura de "una mujer chingona que nos inspira a imaginar el México que todas nos merecemos".
En esa lista también está su correligionaria y compañera de bancada Maritza Mallely Jiménez Pérez, que de igual manera ha externado su respaldo a la abanderada.
Por parte del PRD toda la fracción parlamentaria conformada por su coordinador Juan Álvarez Carrillo y sus compañeros José Pablo Flores Morales, Joandra Montserrat Rodríguez Pérez, Beatriz Vasconcelos y Luis Aguilar Gallardo.
Tabasco tiene una Lista Nominal de Electores de 1.8 millones de ciudadanos, de acuerdo con el corte del Instituto Nacional Electoral (INE) al 29 de febrero de 2024.
En los comicios presidenciales de 2018, la participación ciudadana fue de 1.2 millones de electores, de los cuales 961 mil 710 votaron por el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES), Andrés Manuel López Obrador.
El resto de la votación se repartió entre el candidato de la alianza Todos por México (PRI-PVEM), José Antonio Meade, quien se llevó 107 mil 538 votos; Ricardo Anaya, de la alianza Por México al Frente (PAN-PRD-MC), que obtuvo 91 mil 342 sufragios, y el candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón, con nueve mil 749 votos.
Durante la campaña presidencial de 2006, previo a un mitin en Hermosillo, Sonora, Roberto Madrazo, candidato de la coalición Alianza por México (PRI-PVEM), aseguraba que en Tabasco le iba a ganar la elección a López Obrador “dos a uno”.
El exgobernador priista de la entidad le había ganado a López Obrador ya una contienda, la de la gubernatura, en 1994, por nueve puntos de ventaja, donde el oriundo de Macuspana denunció un “gran fraude electoral” y luego encabezó una marcha a la Ciudad de México.
Tras los polémicos comicios presidenciales de aquel año, López Obrador obtuvo una votación en Tabasco de 512 mil 673 sufragios, 56.28 por ciento de las preferencias, mientras que Roberto Madrazo alcanzó 344 mil 501 votos, 37.82 por ciento, y el panista Felipe Calderón 31 mil 951 votos, 3.5 por ciento de los sufragios.
De acuerdo con el padrón de militantes de los partidos políticos con registro nacional, que se publican en el portal del INE, al cierre de 2023 Morena tenía un total de 51 mil 457 ciudadanos tabasqueños afiliados a esa fuerza política. El PRD aparece con 35 mil 709 militantes en la entidad, el PRI con seis mil 322 y el PAN con 602.
Juntos, los militantes tabasqueños de los partidos que integran el frente opositor suman un total de 42 mil 633, es decir, ocho mil 824 menos que los que registra el Movimiento Regeneración Nacional en dicho estado.
Para su segunda campaña electoral, en 2012, López Obrador escogió el municipio de Macuspana, la región donde nació el 13 de noviembre de 1953, para iniciar su campaña proselitista.
El tabasqueño arrancó esa contienda en el tercer lugar, según las encuestas. En su terruño buscaba lanzar un mensaje a sus adversarios, el priista Enrique Peña Nieto y la panista Josefina Vázquez Mota, de que no estaba muerto, que iba con todo para esas elecciones. El mitin de campaña en su terruño, en “su agua”, como dice López Obrador siempre que llega a Tabasco: “¡Bienvenidos a mi agua!”, desbordó todos los pronósticos.
Y así en todas las giras de López Obrador en Tabasco en sus tres campañas presidenciales, sobre todo en los actos proselitistas en Villahermosa, siempre en la Plaza de Armas, a un costado del Río Grijalva, donde la gente se desbordaba y paralizaba las actividades, donde los remolinos de personas, a 40 grados de temperatura, se disputaban el lugar más cercano al templete.
En aquella elección, la de 2012, López Obrador también quedó en el segundo sitio de la contienda, pero se impuso claramente a sus contrincantes en Tabasco. El todavía perredista obtuvo 646 mil 981 votos, el doble de los que alcanzó Peña Nieto, es decir, 346 mil 383, y diez veces más de los que logró Josefina Vázquez Mota: 65 mil 18 sufragios.
“Quiero dejar la mejor de las impresiones para captar el voto de los tabasqueños”, declaró este lunes Xóchitl Gálvez respecto a su gira proselitista en Tabasco.
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En este contexto llega a dicha entidad la candidata de la alianza Fuerza y Corazón por México, a un estado donde en la campaña presidencial de 2006 literalmente fue expulsado de un mitin el panista Felipe Calderón; a un punto donde el candidato presidencial del PRI en esos comicios dijo que le iba a ganar a López Obrador con una ventaja de “dos a uno”, y resultó perdiendo “dos a uno” con el hoy Presidente de la República.
Gálvez Ruiz también llega a un estado que, en 2012, fue descrito por el fallecido exgobernador de Puebla, Miguel Barbosa, como una entidad sui géneris en el tema electoral, donde en los últimos 18 años su población no vota por partidos, sino por una persona.