Los productores del Valle del Yaqui incursionan en el cultivo de aguacate en pleno desierto. Ya reconvirtieron 355.5 hectáreas, antes destinadas a trigo y otros cultivos. Estiman su primera cosecha para fines de este 2022 e inicios de 2023, con un rendimiento de tres a cinco toneladas por hectárea en los primeros años y de hasta 16 toneladas en la etapa adulta de los árboles.
Se trata de una idea innovadora que busca favorecer la fertilidad de la tierra y tener mejor aprovechamiento del agua. En 2018 iniciaron la siembra de aguacate, árbol que demanda gran cantidad de agua. Por eso las grandes zonas productoras están en el centro, occidente y sur-sureste del país.
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En el Valle del Yaqui utilizan riego por goteo en los huertos, este se activa por sensores de humedad para monitorear de manera digital las necesidades de agua de los árboles, de manera sustentable.
Pablo Borquez Almada, productor, manifestó que la idea de sembrar aguacate en el Valle del Yaqui surgió en 2017, cuando adquirieron material vegetativo de huertos certificados de Michoacán e iniciaron su reproducción en viveros certificados que tienen una extensión de 3.1 hectáreas y capacidad de producción de 250 mil plantas.
Expresó que además de ofertar aguacates sanos, inocuos y de calidad al mercado interno, consideran exportarlo a Europa y Asia, cuando se abra la convocatoria para inscribirse en el programa de exportación del Senasica y el Servicio de Inspección Sanitaria de Plantas y Animales, que pertenece al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (Aphis-USDA).
La gerente de Calidad e Inocuidad del Senasica, Elizeth Grajeda Olguín, comentó que los huertos de aguacate del Valle del Yaqui están en trámite ante el Senasica para su certificación en Sistemas de Reducción de Riesgos de Contaminación.
Además, cuentan con reconocimientos de granja, cosecha y empaque bajo el esquema Primus GFS y Global GAP.
El cultivo se lleva bajo el modelo comercial de transparencia y responsabilidad social con las comunidades Yaquis. También cuentan con la certificación de FTUSA, Fair Trade USA y Agricultura Orgánico Regenerativa (ROC).
Con estos nuevos cultivos, además de beneficiar al medio ambiente, la reconversión tiene gran valor en materia fitosanitaria, al disminuir el riesgo de que las plagas y enfermedades se vuelvan inmunes o resistentes a los insumos que se utilizan para su control.
Las zonas agrícolas en el Valle del Yaqui con más de 250 mil hectáreas, son de las principales en el país. Por tradición de las comunidades yaquis, se emplean para la siembra de trigo con una producción de más de 1.5 millones detoneladas anuales, que posiciona a Sonora en el primer lugar nacional.
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A su vez, la Secretaría de Agricultura promueve la siembra de nuevos cultivos frutícolas innovadores como el aguacate de la variedad Hass y el mango Calypso, que tiene el valor agregado de ser orgánicos.