El empleo vulnerable, definido por la Organización Internacional del Trabajo, se refiere al autoempleo o empleo familiar pequeño ocurriendo en la informalidad y la ausencia de cualquier esquema de protección social o salario competitivo. Aunque durante la última década éste ha ido reduciéndose en América Latina continental, aún persiste como un mal generalizado entre las naciones. México se encuentra relativamente bien parado frente a sus pares, con una tasa de empleo vulnerable del 27% en 2018.