El cierre de establecimientos y la crisis económica causada por la pandemia del coronavirus Covid-19 agravan la difícil situación que ya enfrentaba la industria editorial, lo que pone en riesgo de quiebra a entre 60 y 70 sellos.
Se trata de empresas de todos tamaños, desde pequeñas, medianas e incluso grandes, dijo a El Sol de México el presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), Juan Luis Arzoz.
“Hay varias en riesgo de desaparecer al no tener ventas y ser frágiles en sus finanzas. Incluso las editoriales no tan pequeñas la están pasando mal”, señaló el directivo en entrevista telefónica.
Arzoz comentó que el principal problema al que se enfrenta la industria es el cierre de librerías, cuya actividad no se considera como actividad esencial.
Hasta antes del brote de la pandemia y el confinamiento social en México, 96 por ciento de las ventas de la industria se realizaba en librerías.
Según datos de la Caniem, en la semana 17 del año (la penúltima de abril) las ventas de libros se desplomaron 50 por ciento a tasa anual, mientras que en comparación con la primera semana de 2020 la caída fue de alrededor de 20 por ciento.
“La caída es dramática. Entre enero, febrero y principios de marzo había un crecimiento de cinco por ciento en las ventas de libros, lo cual es bueno para un mercado estable como el de México. Pero a mediados de marzo se dio el golpe”, comentó Arzoz.
En el acumulado de los cuatro primeros meses del año, la comercialización de libros había disminuido 11 por ciento respecto al mismo periodo de 2019, según datos de Nielsen Bookscan México.
De acuerdo con datos de la compañía de medición de ventas de libros, que registra las operaciones en más de mil 700 puntos en México, a partir del cierre de las tiendas se han dejado de comercializar 200 mil ejemplares cada semana.
La crisis ha provocado que editoriales como Penguin Random House cancelen la publicación de novedades.
Roberto Banchik, director general del sello para México y Centroamérica, comentó que de un promedio de 60 a 70 novedades que se publicaban al mes pasaron a cero en abril y mayo.
El directivo apuntó que la preocupación principal de la mayoría de las editoriales ha sido proteger el empleo y el salario de sus colaboradores.
“Para algunos es más complicado que para otros, y no depende del tamaño de la editorial sino del flujo de efectivo que tenían en caja antes de la crisis”, explicó.
Ese elemento, el efectivo en caja, dijo, será la diferencia entre las editoriales que sobrevivan y las que vayan a la quiebra a causa de la pandemia.
Tal como sucede en otras industrias, la gran mayoría de las 260 editoriales afiliadas a la Caniem son empresas pequeñas y medianas.
Eduardo Rabasa, miembro del Consejo Editorial de Sexto Piso, contó que para esta empresa ha sido complicado “hacer malabares” para mantener los puestos de trabajo y salarios de su nómina.
La cancelación de ferias y eventos literarios planeados para estos meses ha provocado que los ingresos de la editorial se corten de tajo entre 80 y 90 por ciento.
Además, subrayó el riesgo de que con la contracción de la economía y la pérdida
de millones de empleos que se espera para este año, la venta de libros continúe a la baja al menos este año y se precarice aún más la economía del sector.
“El libro no es un bien de primera necesidad. Como todo bien cultural no es algo que la gente va a correr a comprar. Las editoriales medianas y pequeñas vivimos al día (…) Nos las estamos viendo negras porque no tenemos ahorros, es muy difícil pensar en una cultura de ahorros en esta industria”, comentó.
En el caso de Sexto Piso se han pospuesto al menos entre ocho y 10 lanzamientos que tenían previstos para estos meses, pero la cifra se puede ampliar si la contingencia se extiende.
Sin embargo, Rabasa destacó la comprensión por parte de algunos proveedores y de autores que han comprendido el retraso en pagos y en publicaciones.
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