Familias dejan de comprar pechuga de pollo por cara

El precio de las piezas de esta carne se ha elevado en las últimas semanas por lo que bajó su consumo

Alma Rosa Quiroz Méndez

  · miércoles 13 de junio de 2018

El precio de la carne de pollo, que es la más económica, comparada con la de res o cerdo, se ha elevado en los últimos meses. De 28 pesos el kilogramo que costaba en abril ahora está en 36 pesos.

La pechuga de pollo cuesta en algunos sitios hasta 48 pesos la pieza, mientras que la pierna con muslo 14 pesos la pieza y las alas 4 pesos debido al incremento que ha tenido esta carne.

Las marchantas que expenden pollo en el mercado Jáuregui señalan que ante el alza las familias han dejado de comprar este producto y optan por llevar las piezas más económicas como alas y piernas, pero pechuga sólo la compran muy pocos.

Resalta que les han bajado mucho las ventas. “Estamos preocupados porque en estos días llegan las 3 de la tarde y tenemos gran parte de la mercancía porque no se vende”.

Desde hace muchos años, explican que las familias compran la carne de pollo porque es mucho más económica que la de res, que en este momento llega a costar entre 140 y 180 pesos el kilogramo de bistec o de cerdo, que oscila entre 70 y 90 pesos dependiendo del lugar donde se compre.

Pero desde hace algunas semanas el precio se disparó y de 36 y 40 que costaba la pieza de pechuga que la gente compra en bistec porque salen cuatro piezas, pasó a costar 48 pesos, lo que no gustó porque todo ha subido y el pollo era la opción económica.

En cada expendio, explican se vendían más de 20 pollos diariamente, pero ahora no pasan de 10, aun cuando ya tienen su clientela de muchos años y surten a muchas fondas de la zona, “pero la situación económica es crítica y se agudiza con el paso de los días”.

Antes, hace años, comentan que las familias compraban un pollo completo, después pasaron a adquirir sólo las piezas que necesitaban, pero ahora muchos sólo llevan patitas e hígados para darle saber la sopa o al arroz, que es conocida como la menudencia porque así gastan menos.

Los comerciantes esperan que pronto baje el precio, así como sucedió con el huevo que durante varios meses “se fue al cielo, pero después se estabilizó”.

En el caso de los puestos de este mercado comentan que no han cerrado porque poco pero se vende, dado que surten a muchos restaurantes y tienen su clientela de muchos años, pero lo que es una realidad es que pasan las horas y llega la hora de cerrar sus establecimientos “y no logramos vender el producto, por lo que al otro día se tiene que dar más económico dado que ya no es fresco y eso representa una pérdida económica más”.