Existen diferentes puntos de vista en cuanto a la tecnología del país, y es que, instituciones como Conacyt reconocen que falta cambiar el chip para “enfrentar los retos que van desde la inversión, la infraestructura, la vinculación de la academia con la industria, la divulgación, la cantidad de recursos humanos altamente capacitados, el sistema de evaluación de los investigadores, los esquemas de jubilación y hasta los tiempos y escenarios políticos tanto nacionales como internacionales”.
Como vemos son varios los aspectos que hay que cuidar e imitar de otros países al formar recursos humanos altamente capacitados. Si bien la política funge un gran impacto en nuestro país al hablar de becas para la investigación y desarrollo podemos decir que en el periodo 2001-2006 se otorgaron 50 mil 347 apoyos, se espera que en esta administración federal del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) se cierre con un total de más de 162 mil. Pese a las críticas que el mandatario ha tenido.
No sólo es apoyo gubernamental es el que se necesita (con el cual se cuenta), sino también de las industrias privadas, haciendo mención en el caso de Alemania, la inversión privada alcanza 70%; “la empresa Volkswagen invierte alrededor de 11 mil millones de euros al año, que sería el equivalente al presupuesto de aproximadamente 11 universidades alemanas”.
Actualmente Conacyt cuenta con programas de apoyo y fondos como el Programa de Estímulos a la Innovación (PEI), Fondo de Innovación Tecnológica (FIT) y recientemente el Estímulo Fiscal a la Investigación y Desarrollo de Tecnología (EFIDT), entre otros.
Podemos mencionar que otros factores importantes son la evaluación de científicos y la renovación académica pues la constante actualización permitiría incrementar la productividad ya en tema empresarial.
El doctor Enrique Cabrero Mendoza comenta la importancia de blindad al desarrollo de la volatilidad científica teniendo “un plan estratégico de 20 o 30 años avalado por el Congreso, el sector empresarial, la academia y la sociedad, para que no pueda tener giros absurdos a lo largo del tiempo”.
Pero no todo el peso está centrado en los aspectos ya antes mencionados, existe uno fundamental para el desarrollo de recursos humanos capacitados que fomenten la competencia entre los países primer mundistas y es la calidad de los estudiantes.
En México sólo 17% de las personas de entre 25 y 64 años logra tener estudios universitarios, afirmó OCDE.
Cifras realmente alarmantes, pues sólo 1% de los mexicanos de ese rango de edad tienen una maestría o equivalente, mientras que menos de 1% tienen un doctorado.
También destaca que el nivel de estudios tiene línea directa con empleo, pues entre mayor sea el nivel educativo, la tasa para encontrar un trabajo aumenta.
Y claramente al aumentar el nivel de estudios también aumentan los ingresos, es decir, que una persona con licenciatura o posgrado gana más que aquella con sólo educación media superior.
De dichos alumnos universitarios sólo 25% logra graduarse, esto puede deberse al alto índice de abandono de estudios ya sea por desinterés, al no cumplir la licenciatura con las expectativas de los estudiantes. Y es que muchas veces como estudiantes se tiene dudas de la carrera al elegir, se dice que dichas decisiones son tomadas por amigos y familiares, que creen proporcionar ayuda desinteresada.
Además que al ingresar a un nivel académico nuevo siempre representa estrés y a veces frustración.
Creo que la base de nuestra motivación académica debe ser meramente personal, y tal vez la edad adecuada para la toma de decisiones deba ser aplazada, pues creo que aunque ya se es mayor de edad no estamos completamente maduros para hablar del futuro.