/ jueves 30 de agosto de 2018

Pakmail: el éxito es de quien lo trabaja

Trabajo y perseverancia son la clave para Jacobo Buzali, quien adquirió la franquicia en 1992, antes de que México se hundiera en la Crisis del Tequila

Jacobo Buzali, franquiciante maestro de Pakmail México, podría haber sido pizzero u organizador de fiestas infantiles y no un exitoso empresario en el sector logístico.

Transcurría el año de 1992, tenía sólo 21 años y acudió a Washington, Estados Unidos, a una feria de franquicias para comenzar un negocio propio. Frente a sí tenía tres opciones: un servicio de renta de películas que al mismo tiempo vendía pizzas; una franquicia para la organización de fiestas infantiles con payasos, pastel y animadores incluidos; y, finalmente, Pakmail, la empresa de soluciones logísticas para mensajería, paquetería, carga, importaciones y exportaciones.

Finalmente se decidió por Pakmail, primero, porque no quería tratar con comida y, segundo, porque los payasos le dan miedo y tristeza a la vez.

"Mucha gente me ha dicho que tuve mucha visión al meterme en un negocio de logística ahora con el ecommerce. Me encantaría decir que fue visión, pero fue suerte. No tenía la menor idea.

"Lo único que nos ha sacado adelante es la perseverancia, la disciplina, el entender desde el día uno que no teníamos opciones de fracasar", confiesa a El Sol de México Jacobo, ahora de 48 años.

Jacobo trabajó desde los 15 años para su padre Natalio Buzali, un inmigrante argentino dedicado a la importación de telas desde Japón para vendérselas a los confeccionistas mexicanos.

Decidió que no continuaría al darse cuenta que no era lo que le gustaba hacer. Además, el negocio familiar estaba fincado en una industria muy difícil por la tradición del crédito a 120 días y la competencia de grandes distribuidores de textiles; ir a a la feria de franquicias en Washington se le presentó como una oportunidad de abandonarlo, lo cual no agradó a su padre de entonces 60 años.

Pakmail EU había dividido a México en cuatro regiones. El norte ya contaba con un franquiciante, la franquicia maestra del occidente la vendió en el mismo periodo que Jacobo se interesó, por lo que sólo quedaba el centro y el sur.

Al inicio de la década de los 90, y previo a su entrada a la globalidad, México era visto por los franquiciantes como un campo virgen para hacer negocios, por lo que su interés por extender la presencia de Pakmail en el país -recuerda Jacobo- opacó su inexperiencia y franca pobreza.

"Mi papá no solamente no tenía dinero, sino que se le hacía una estupidez lo que estaba haciendo. Casualmente él tuvo que ir a Monterrey y le pedí que fuera a hablar con los gringos y a regañadientes aceptó. La junta era a las seis y a las ocho me habló: 'me fascinó el negocio, no le entendí, pero me gustó. Vamos a ver cómo le hacemos', me dijo".

A pesar de haber vendido un terreno, el único patrimonio familiar, para la compra de la franquicia para el centro y sur de México, Jacobo tuvo que recurrir a un préstamo cotizado en dólares a un familiar, quien le ofreció un interés de 7.0%, justo antes de que el tipo de cambio se hundiera con la Crisis del Tequila heredada por la administración de Carlos Salinas al nuevo presidente Ernesto Zedilllo.

"Ese préstamo me lo dieron en noviembre del 94. Exactamente un mes después ya debía el doble, mi papá lloraba literalmente. Siempre he sido muy positivo y como venga la pelota me acoplo a lo que venga y voy sorteando el camino, nunca me ha preocupado el dólar o la macroeconomía, bueno, no es que no me preocupe, es que no puedo hacer mucho, entonces lo que tengo que hacer es ver cómo me muevo", recuerda Buzali.


LA CÚSPIDE

Foto: Roberto Hernández

Jacobo se levanta de su lugar para garabatear en un pizarrón una imagen que vio en Instagram y retrata a la perfección el camino del empresario: unas escaleras llenas de vidrios ensangrentados que llevan a la cima de una colina en la que una persona está parada mientras otra la ve desde abajo, desdeñando el éxito del primero.

"Muchas veces hablan de las empresas que son exitosas pero no saben lo que hay detrás, es lo que la gente no ve. Hay que subir todo esto y tener los pantalones de hacerlo, no conozco a nadie que sea exitoso sin que haya pasado por este proceso. Hay una parte ahí de mucho trabajo, de mucha dedicación y mucha perseverancia", dice.

En sus inicios en México Pakmail tuvo que rediseñar los servicios que ofrecía normalmente para EU y que no se acoplaban al mercado nacional, por ejemplo las mudanzas entre fraternidades en las universidades, cosa que en el país ni siquiera existe, además de que el sistema operativo de la empresa no estaba diseñado para el país.

"Los primeros dos años el negocio no estaba quebrado, lo que le sigue. Por mi inexperiencia compré algo para lo que no estaban listos para salir de EU. Estaba quebrado, con 23 años, sin terreno y con una deuda en dólares mucho más cara de la que tenía.

"Pedí otro préstamo a otro familiar, (...) abríamos los fines de semana si nos lo pedían y nos quedábamos dos horas rastreando un paquete por teléfono. Hacíamos cosas increíbles con tal de lograr clientes, y ese ha sido el espíritu que ha llevado a que Pakmail sea una empresa muy sólida", recuerda.

A grandes rasgos Pakmail es hoy un agregador de servicios para el envío de cualquier cosa a través de terceros, como DHL, Estafeta, UPS o FedEx. Los clientes acuden a algún centro de Pakmail y la empresa les vende un traje a la medida para sus necesidades, ofrece servicios de empaquetamiento y rastreo en tiempo real.

Todas las alianzas con los servicios de paquetería, el sistema de rastreo, los productos, la organización, la modernización digital de la plataforma y el proceso de franquiciado fue obra de Jacobo y su hermano Víctor.

Actualmente Pakmail centra su negocio en el envío de mercancía por parte de pequeños empresarios a sus clientes, rama que compone 90% de sus ingresos, cuenta con 150 franquiciatarios en todo el país, 10 tiendas propias y es reconocida como una de las mejores franquicias para invertir en el país.

Con el explosivo crecimiento que ha mostrado el comercio electrónico -explica- el sector logístico es cada vez más una pieza clave de las cadenas de suministro y retail, por lo que ahora Pakmail se está centrando en soluciones para plataformas digitales y servicios de entrega y envío no presenciales.

"Hoy para todas las empresas el cuello de botella es la logística. Todo mundo habla de los grandes, de Amazon, pero son los que menos me importan, porque hay cientos de miles, si no es que millones, que venden cosas por Internet. El mercado al que nos queremos enfocar es la pequeña empresa, o a la persona que no era empresario pero que ahora empieza a vender por Internet.

"Estamos convencidos de que hay una ola gigantesca llamada Internet en la que te subes o te ahogas. Hemos invertido mucho dinero para desarrollar tecnología que nos permita tener un negocio sustentable en los próximos años, estamos muy vivos desarrollando cosas nuevas para que no nos gane la velocidad con la que el mundo se esta moviendo", dice.


BACK TO BASICS

Foto: Roberto Hernández

"Tardé nueve años en pagar mis deudas y no vimos un peso. Cuando hablo con personas más jóvenes que quieren emprender les digo que hay que tener mucho estómago para aguantar y vas a querer tirar la toalla 500 veces, pero no hay de otra más que aventarte", dice.

Según Jacobo, la tecnología ha cambiado para bien la vida cotidiana al poder contar con servicios de primera necesidad de forma inmediata y muy sencilla, pero esta inmediatez, el deseo de que los sueños se cumplan en tiempo real, está jugando en contra de los jóvenes que quieren un negocio propio.

En su opinión, los negocios basados en Internet son particularmente atractivos para los jóvenes debido a la relativa facilidad con la que pueden echarse a andar y, en algunos casos extraordinarios, generar riqueza de la noche a la mañana. Pero en realidad un negocio requiere de mucho trabajo, sacrificio y contacto humano con el consumidor.

"El mundo está lleno de muchas ideas, pero una idea sin un plan es un sueño. Hay mucha gente que tiene una súper idea pero que en la ejecución es donde todo se rompe.

"El reto es que (los jóvenes) entiendan que el mundo de los negocios es un mundo real, no puede ser solamente un mundo cibernético. Hay un mundo real donde tienes que ver al cliente, y no puede haber un chat online porque quiere hablar contigo. Es un back to basics", dice.

Actualmente Jacobo es el presidente de la Asociación Mexicana de Franquicias. En su análisis, esta modalidad, además de contar con una gran variedad de empresas en diversos rubros, ofrece a los emprendedores la certeza de un modelo probado y la asesoría de una marca consolidada.

Esto -añade- no implica dejar de lado la innovación o la inquietud de realizar algo nuevo, pues esto puede ser implementado para mejorar una franquicia, pero sí requiere apegarse a directrices de la marca y, sobretodo, trabajar con empeño.

"Hay un sinfin de oportunidades, pero lo que hace falta son emprendedores, emprendedores reales, no alguien que quiera todo fácil. El camino no es fácil, es complicadísimo, así es la vida, pero hay una satisfacción que es extraordinaria", finaliza.



Jacobo Buzali, franquiciante maestro de Pakmail México, podría haber sido pizzero u organizador de fiestas infantiles y no un exitoso empresario en el sector logístico.

Transcurría el año de 1992, tenía sólo 21 años y acudió a Washington, Estados Unidos, a una feria de franquicias para comenzar un negocio propio. Frente a sí tenía tres opciones: un servicio de renta de películas que al mismo tiempo vendía pizzas; una franquicia para la organización de fiestas infantiles con payasos, pastel y animadores incluidos; y, finalmente, Pakmail, la empresa de soluciones logísticas para mensajería, paquetería, carga, importaciones y exportaciones.

Finalmente se decidió por Pakmail, primero, porque no quería tratar con comida y, segundo, porque los payasos le dan miedo y tristeza a la vez.

"Mucha gente me ha dicho que tuve mucha visión al meterme en un negocio de logística ahora con el ecommerce. Me encantaría decir que fue visión, pero fue suerte. No tenía la menor idea.

"Lo único que nos ha sacado adelante es la perseverancia, la disciplina, el entender desde el día uno que no teníamos opciones de fracasar", confiesa a El Sol de México Jacobo, ahora de 48 años.

Jacobo trabajó desde los 15 años para su padre Natalio Buzali, un inmigrante argentino dedicado a la importación de telas desde Japón para vendérselas a los confeccionistas mexicanos.

Decidió que no continuaría al darse cuenta que no era lo que le gustaba hacer. Además, el negocio familiar estaba fincado en una industria muy difícil por la tradición del crédito a 120 días y la competencia de grandes distribuidores de textiles; ir a a la feria de franquicias en Washington se le presentó como una oportunidad de abandonarlo, lo cual no agradó a su padre de entonces 60 años.

Pakmail EU había dividido a México en cuatro regiones. El norte ya contaba con un franquiciante, la franquicia maestra del occidente la vendió en el mismo periodo que Jacobo se interesó, por lo que sólo quedaba el centro y el sur.

Al inicio de la década de los 90, y previo a su entrada a la globalidad, México era visto por los franquiciantes como un campo virgen para hacer negocios, por lo que su interés por extender la presencia de Pakmail en el país -recuerda Jacobo- opacó su inexperiencia y franca pobreza.

"Mi papá no solamente no tenía dinero, sino que se le hacía una estupidez lo que estaba haciendo. Casualmente él tuvo que ir a Monterrey y le pedí que fuera a hablar con los gringos y a regañadientes aceptó. La junta era a las seis y a las ocho me habló: 'me fascinó el negocio, no le entendí, pero me gustó. Vamos a ver cómo le hacemos', me dijo".

A pesar de haber vendido un terreno, el único patrimonio familiar, para la compra de la franquicia para el centro y sur de México, Jacobo tuvo que recurrir a un préstamo cotizado en dólares a un familiar, quien le ofreció un interés de 7.0%, justo antes de que el tipo de cambio se hundiera con la Crisis del Tequila heredada por la administración de Carlos Salinas al nuevo presidente Ernesto Zedilllo.

"Ese préstamo me lo dieron en noviembre del 94. Exactamente un mes después ya debía el doble, mi papá lloraba literalmente. Siempre he sido muy positivo y como venga la pelota me acoplo a lo que venga y voy sorteando el camino, nunca me ha preocupado el dólar o la macroeconomía, bueno, no es que no me preocupe, es que no puedo hacer mucho, entonces lo que tengo que hacer es ver cómo me muevo", recuerda Buzali.


LA CÚSPIDE

Foto: Roberto Hernández

Jacobo se levanta de su lugar para garabatear en un pizarrón una imagen que vio en Instagram y retrata a la perfección el camino del empresario: unas escaleras llenas de vidrios ensangrentados que llevan a la cima de una colina en la que una persona está parada mientras otra la ve desde abajo, desdeñando el éxito del primero.

"Muchas veces hablan de las empresas que son exitosas pero no saben lo que hay detrás, es lo que la gente no ve. Hay que subir todo esto y tener los pantalones de hacerlo, no conozco a nadie que sea exitoso sin que haya pasado por este proceso. Hay una parte ahí de mucho trabajo, de mucha dedicación y mucha perseverancia", dice.

En sus inicios en México Pakmail tuvo que rediseñar los servicios que ofrecía normalmente para EU y que no se acoplaban al mercado nacional, por ejemplo las mudanzas entre fraternidades en las universidades, cosa que en el país ni siquiera existe, además de que el sistema operativo de la empresa no estaba diseñado para el país.

"Los primeros dos años el negocio no estaba quebrado, lo que le sigue. Por mi inexperiencia compré algo para lo que no estaban listos para salir de EU. Estaba quebrado, con 23 años, sin terreno y con una deuda en dólares mucho más cara de la que tenía.

"Pedí otro préstamo a otro familiar, (...) abríamos los fines de semana si nos lo pedían y nos quedábamos dos horas rastreando un paquete por teléfono. Hacíamos cosas increíbles con tal de lograr clientes, y ese ha sido el espíritu que ha llevado a que Pakmail sea una empresa muy sólida", recuerda.

A grandes rasgos Pakmail es hoy un agregador de servicios para el envío de cualquier cosa a través de terceros, como DHL, Estafeta, UPS o FedEx. Los clientes acuden a algún centro de Pakmail y la empresa les vende un traje a la medida para sus necesidades, ofrece servicios de empaquetamiento y rastreo en tiempo real.

Todas las alianzas con los servicios de paquetería, el sistema de rastreo, los productos, la organización, la modernización digital de la plataforma y el proceso de franquiciado fue obra de Jacobo y su hermano Víctor.

Actualmente Pakmail centra su negocio en el envío de mercancía por parte de pequeños empresarios a sus clientes, rama que compone 90% de sus ingresos, cuenta con 150 franquiciatarios en todo el país, 10 tiendas propias y es reconocida como una de las mejores franquicias para invertir en el país.

Con el explosivo crecimiento que ha mostrado el comercio electrónico -explica- el sector logístico es cada vez más una pieza clave de las cadenas de suministro y retail, por lo que ahora Pakmail se está centrando en soluciones para plataformas digitales y servicios de entrega y envío no presenciales.

"Hoy para todas las empresas el cuello de botella es la logística. Todo mundo habla de los grandes, de Amazon, pero son los que menos me importan, porque hay cientos de miles, si no es que millones, que venden cosas por Internet. El mercado al que nos queremos enfocar es la pequeña empresa, o a la persona que no era empresario pero que ahora empieza a vender por Internet.

"Estamos convencidos de que hay una ola gigantesca llamada Internet en la que te subes o te ahogas. Hemos invertido mucho dinero para desarrollar tecnología que nos permita tener un negocio sustentable en los próximos años, estamos muy vivos desarrollando cosas nuevas para que no nos gane la velocidad con la que el mundo se esta moviendo", dice.


BACK TO BASICS

Foto: Roberto Hernández

"Tardé nueve años en pagar mis deudas y no vimos un peso. Cuando hablo con personas más jóvenes que quieren emprender les digo que hay que tener mucho estómago para aguantar y vas a querer tirar la toalla 500 veces, pero no hay de otra más que aventarte", dice.

Según Jacobo, la tecnología ha cambiado para bien la vida cotidiana al poder contar con servicios de primera necesidad de forma inmediata y muy sencilla, pero esta inmediatez, el deseo de que los sueños se cumplan en tiempo real, está jugando en contra de los jóvenes que quieren un negocio propio.

En su opinión, los negocios basados en Internet son particularmente atractivos para los jóvenes debido a la relativa facilidad con la que pueden echarse a andar y, en algunos casos extraordinarios, generar riqueza de la noche a la mañana. Pero en realidad un negocio requiere de mucho trabajo, sacrificio y contacto humano con el consumidor.

"El mundo está lleno de muchas ideas, pero una idea sin un plan es un sueño. Hay mucha gente que tiene una súper idea pero que en la ejecución es donde todo se rompe.

"El reto es que (los jóvenes) entiendan que el mundo de los negocios es un mundo real, no puede ser solamente un mundo cibernético. Hay un mundo real donde tienes que ver al cliente, y no puede haber un chat online porque quiere hablar contigo. Es un back to basics", dice.

Actualmente Jacobo es el presidente de la Asociación Mexicana de Franquicias. En su análisis, esta modalidad, además de contar con una gran variedad de empresas en diversos rubros, ofrece a los emprendedores la certeza de un modelo probado y la asesoría de una marca consolidada.

Esto -añade- no implica dejar de lado la innovación o la inquietud de realizar algo nuevo, pues esto puede ser implementado para mejorar una franquicia, pero sí requiere apegarse a directrices de la marca y, sobretodo, trabajar con empeño.

"Hay un sinfin de oportunidades, pero lo que hace falta son emprendedores, emprendedores reales, no alguien que quiera todo fácil. El camino no es fácil, es complicadísimo, así es la vida, pero hay una satisfacción que es extraordinaria", finaliza.



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