El gobierno de México, que lidia con la escasez de combustible generada por una estrategia para combatir el robo, pospondría una nueva norma para la venta de diésel más limpio, según fuentes con conocimiento de la decisión y documentos del regulador.
Esto marca el primer retraso de un reglamento de 2016 que se esperaba entrara en vigor a finales del año pasado.
La aplicación de la norma ha perdido impulso ante la carencia de infraestructura adecuada para producir y distribuir el nuevo diésel, y por temores de que exacerbaría la escasez de combustible que surgió tras las órdenes del presidente, Andrés Manuel López Obrador, de cerrar ductos para combatir el extendido hurto, según dos fuentes.
El cierre de poliductos ha provocado largas filas de automovilistas en varios estados y en la capital del país, que esperan la llegada de los camiones cisternas en los que ahora se traslada buena parte de los combustibles y que han ralentizado la distribución.
En tanto, las terminales de importación y almacenamiento de la petrolera estatal Pemex se están congestionando, lo que ha causado demoras en la descarga de combustible, mientras algunas voces empiezan a alertar sobre posibles impactos en la economía.
La nueva norma mexicana requerirá que el diésel ultra bajo en azufre, o DUBA, se venda en los próximos meses. Pero al menos dos de las refinerías de la estatal Pemex no cuentan con la infraestructura para producir combustible con menos contenido de azufre, por lo que se espera que el país dependa casi por completo de importaciones de Estados Unidos.
El año pasado, la demanda de diésel en México alcanzó 390,000 barriles por día (bpd), un 28 por ciento del consumo total de combustibles, la mayoría importados de Estados Unidos, según la Secretaría de Energía.
La Comisión Reguladora de Energía (CRE) suspendió el 28 de diciembre la implementación de la nueva norma del DUBA, que debía comenzar a finales de 2018, permitiendo seis meses más para comenzar a vender el combustible en las regiones occidental y central del país y tres meses en el resto del territorio.
La suspensión de seis meses se aplica a varias regiones de nueve estados donde el consumo de diésel es elevado.
El resto del país debe iniciar las ventas de DUBA antes del 31 de marzo, después de que productores, transportistas y distribuidores comiencen a cambiar al nuevo combustible en las próximas semanas, de acuerdo con una resolución de la CRE.
La norma aún no ha sido publicada en el Diario Oficial para entrar en vigor, creando dudas sobre cuándo sería puesta en marcha. Una fuente del regulador dijo que debería publicarse en los próximos días.
"Existe una baja o nula producción de DUBA en las refinerías de Tula y Salamanca, centros productores que abastecen de diésel a dicha zona", dice la resolución de la CRE.
"La infraestructura logística de almacenamiento y transporte es limitada, por lo que existe imposibilidad en el corto plazo para llevar a cabo (...) la sustitución de diésel automotriz", añadió.
La norma actual de México permite hasta 500 partes por millón de azufre en el diésel automotor. La nueva regla planea limitarlo a 15 partes por millón, similar a los estándares en Estados Unidos.
Transportistas en todo el mundo se están preparando para cambios similares que comenzarán en 2020, entre ellos algunos que limitarán el contenido de azufre en el combustible que surten tanqueros petroleros.
Las refinerías de México han sufrido por la falta de inversión y mantenimiento en los últimos años. La producción de diésel de Pemex cayó a 118,000 bpd en 2018 desde 313,400 bpd en 2013, según datos de la compañía.
Las firmas de comercialización que se preparaban para las crecientes importaciones de DUBA desde Estados Unidos, el mayor productor de destilados del continente, esperan ahora que el documento se libere para planificar mejor los volúmenes de compra, dijeron dos fuentes.
A principios de enero no entraron importaciones de DUBA por los principales puertos petroleros de México, según datos de Refinitiv Eikon.
El año pasado, hasta octubre, Estados Unidos envió alrededor de 294,000 bpd de combustibles destilados de bajo contenido de azufre a México, según datos del Departamento de Energía de ese país.
"Pemex no cuenta con capacidad para producir ni distribuir todo el ULSD (DUBA) que el país demandaría y tampoco tiene capacidad para importar ella sola todo el volumen que se consumirá una vez que comience la aplicación de la norma", dijo uno de los comercializadores.
Los minoristas independientes de combustible podrían iniciar las importaciones de DUBA más rápidamente, ya que algunos de ellos controlan ahora su propia infraestructura, pero a precios más altos, agregó.