La suspensión de eventos deportivos y espectáculos daña a distintas industrias, entre ellas la de la reventa legal e ilegal.
El revendedor informal no es el personaje favorito de muchos porque atenta contra el bolsillo de los espectadores y afecta a los empresarios del ramo, además que es considerada una falta administrativa en la Ciudad de México.
Sin embargo, quienes compran y venden entradas afuera de las taquillas ven en esta actividad una fuente de empleo.
Pero no sólo el personaje que está afuera de los estadios y recintos preguntando si sobran o faltan resultó afectado, pues hay una industria de reventa legal, valorada en 15 mil millones de dólares a nivel mundial que no tiene ventas por la pandemia.
Hasta 2015, Marco Antonio González era un famoso revendedor de boletos de todo tipo de eventos en la Ciudad de México; hoy batalla para conseguir comida.
“Fui víctima de la delincuencia organizada y ahora soy víctima del coronavirus”, lamenta este hombre de voz aguardientosa que en sus tiempos de gloria llegó a tener una cuenta de Twitter con más de seis mil seguidores.
El llamado Oso de la Guerrero cayó en desgracia cinco años antes de la cuarentena. Su mala racha empezó cuando otra epidemia que azota a México llegó a la puerta de su casa: la delincuencia.
“Yo viví en la colonia Guadalupe Tepeyac, enfrente de Plaza Tepeyac. Ahí yo tenía un Ticketmaster, ahí me llegaban boletos, toda la gente llegaba a comprar. Ese era mi negocio, mi vida. De repente llegó una mafia, me quitó mi casa y me acusaron de muchos delitos. Nadie me ayudó”.
Marco Antonio denuncia que ese grupo hizo varios intentos para quedarse con su casa sin éxito, pero tarde o temprano alguna treta tenía que funcionar. El Oso fue acusado de violación y sólo entregando su casa pudo evitar la cárcel.
“Me cambié a otro lugar donde perdí todo. Me dejaron en la ruina, diabético, sin dinero y sin fuerzas. Se me acabó el negocio: esa casa era mi negocio”.
Los siguientes años fueron duros. De ser un popular revendedor que conseguía entradas para cualquier evento o espectáculo, ahora mendiga algunos tickets de poca monta afuera de los estadios y foros.
Si el crimen cavó su tumba como revendedor, el coronavirus puso el último clavo a su ataúd al postergarse todos los eventos artísticos y deportivos como medida para evitar contagios masivos.
“El coronavirus me tiene enterrado, con una pata en el pescuezo. No puedo sacar boletos porque no hay eventos y porque no tengo dinero. Tengo muchas deudas y no sé a quién pedirle prestado.
“Hace rato quería comprarme un pan de dulce y hubieras visto todo lo que sufrí: me costó ocho pesos. Yo que en un boleto me ganaba miles de pesos, ahora estoy viviendo una situación desesperada”.
ENFERMA LA REVENTA LEGAL
La compra de un boleto para un partido de béisbol en Nueva York dio a Miguel Villagómez la idea de fundar en 2014 Bolettos.com, una plataforma electrónica para la reventa legal de entradas.
El emprendedor logró integrar un equipo de diez personas para consolidar un sitio que en 2019 reportó ventas por poco más de 20 millones de pesos. Hoy el coronavirus ha paralizado el sector de entretenimiento.
El año no pinta bien para Bolettos.com, su fundador estima que las ventas bajen 25 por ciento, si es que no se cancelan todos los eventos que restan del año. “Si es así, las ventas caerán mucho más”.
“(La pandemia) va afectar muchísimo sobre todo si se atrasan eventos como la Fórmula 1 o la NFL que viene después: va a ser una pérdida gigantesca”, considera.
La empresa de Miguel forma parte de un mercado que esperaba ganancias de 15 mil millones de dólares para este 2020, según proyecciones de la firma TechNavio. La estimación no contaba con que un virus pondría en cuarentena al mundo.
La prohibción de las concentraciones masivas de gente, obligó a cancelar todas las ligas deportivas y espectáculos hasta nuevo aviso.
En México, la industria de organización de eventos representa 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto. De ella dependen desde los organizadores hasta los pequeños comerciantes afuera de foros, estadios y auditorios.
Del sector viven también cientos de revendedores que ofrecen boletos en el mercado secundario, tanto en el sector formal como en el informal.
A unos y a otros, el coronavirus los ha dejado con un inventario grande de entradas que ya no lograron revender, porque los eventos fueron postergados.
México es uno de los países que más aporta a la venta de boletos en el planeta. De acuerdo con Pollstar, portal especializado de cifras de entretenimiento en vivo, el país puede presumir tener dos de los recintos de espectáculos con más tickets vendidos en el mundo en 2019: el Auditorio Nacional y el Foro Sol.
“El año pasado se vendieron en México más de siete millones de boletos para conciertos, esto nos coloca como uno de los países más importantes del mundo”, destaca Villagómez.
De esos siete millones, agrega, 40 por ciento se revende en el mercado secundario ya sea porque las personas que compraron los boletos no pueden acudir al evento o porque hacen negocio.
Y dentro de este mercado secundario, cinco de las transacciones ocurren en plataformas electrónicas como la de Miguel y 95 por ciento restante tiene lugar afuera de los estadios y auditorios con los revendedores de a pie.
¿DELITO O TRABAJO?
La reventa a pie de calle se enmarca como falta administrativa en la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México y se castiga con un arresto de 25 a 36 horas.
Sin embargo, quienes compran y venden entradas afuera de las taquillas ven en esta actividad una fuente de empleo.
“Ustedes dicen ‘es que el revendedor nos da bien caro’. Ok, sí les damos caro, pero ustedes no van y se forman. El revendedor no tiene la culpa: si tú no me pides, yo no te revendo”, explica otro revendedor que pidió el anonimato.
Este hombre, al que llamaremos Juan, externa su descontento porque la crisis sanitaria ha frenado su negocio.
“¿Sabes cuál es mi crisis? Desde que empezó la pandemia llevamos más de 30 días sin trabajar y todavía nos queda un mes más sin poder generar un centavo”.
Tras la cancelación de eventos al público, este comerciante se quedó con un inventario de boletos que ya no pudo revender. Sin embargo, considera que su dinero aún no está perdido, sino que simplemente está “parado” y está a la espera de que se los reembolsen.
Fue el caso del partido entre América y Cruz Azul, que se jugó a puerta cerrada en el estadio Azteca el pasado 15 de marzo, y para el que compró 80 entradas.
EL NEGOCIO LEGAL
El servicio que ofrece Bolettos.com no debe confundirse con la de los revendedores que rodean el Estadio Azteca, el Auditorio Nacional, el Foro Sol o el Palacio de los Deportes cada vez que hay un concierto o partido.
En el caso de la reventa a través de plataformas web, no hay ley que lo sancione. “Nosotros, al ser intermediarios, no estamos incumpliendo alguna ley porque sólo ponemos la plataforma para que la gente lo haga (revenda y compre)”, explica Miguel Villagómez.
Plataformas como la suya además ofrecen garantías que los revendedores de a pie no pueden, pues minimizan el riesgo de estafas, pagando a los vendedores una vez que el comprador disfrutó del evento sin ningún problema.
A cambio de la intermediación, la plataforma de Miguel cobra como comisión 10 por ciento del precio del boleto al comprador y 10 por ciento al vendedor.
El mercado secundario de reventa legal en México está dominado por tres empresas. La más grande es la norteamericana StubHub, seguida de la europea Viagogo y finalmente la mexicana Bolettos.com
“Recientemente Viagogo anunció la compra de StubHub global, por tal razón solo vamos a quedar Viagogo y Bolettos.com”, indica.
Los eventos más demandados en el mercado secundario mundial son los deportivos, indica TechNavio. Esto se debe en parte a la popularidad de competencias como la Copa Mundial de la FIFA, el Super Bowl o los Juegos Olímpicos.
“En nuestra plataforma hemos detectado que los conciertos siempre se han movido más. Históricamente, el evento con más ventas en el sitio fue el de Coldplay cuando vino a México, pero también hemos tenido mucho movimiento con la Fórmula 1 y la NFL, que son eventos que ha traído OCESA”.
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