La petrolera Shell seguirá invirtiendo en México pese a la incertidumbre que el gobierno federal ha generado en el sector energético.
Lucía Bustamante, directora de Asuntos Corporativos de Shell en el país, dijo a El Sol de México que la empresa está enfocada en una visión a largo plazo de al menos 50 años y para entones, dijo, habrán pasado varias administraciones más.
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“¿Cuántas administraciones nos va a tocar vivir en esos 50 años? Más de siete. Justamente el pensamiento a largo plazo es el que te salva de retos momentáneos. Esperamos que hacia futuro el sector público esté más sensibilizado”, comentó.
La directiva destacó que México sigue siendo la economía número 13 a escala global y, para una empresa con presencia en 80 países, eso es atractivo.
Solo en el mediano plazo, Shell prevé la perforación de cinco pozos petroleros como parte de su programa de trabajo con la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), que requiere inversión de entre 60 y 80 millones de dólares cada uno.
Cada pozo, añadió Bustamante, significa además la creación de al menos mil plazas nuevas, con lo que la empresa también estará aportando a la generación de empleo. Además está la inversión que vendrá en estaciones de servicio, que va desde 300 mil dólares para la reconfiguración de alguna existente, o de uno a tres millones de dólares para la construcción de una nueva.
Aunque no pudo compartir datos respecto a cuántas gasolineras nuevas abrirá Shell este año, la directiva destacó que de las 230 que tienen en 17 estados, la mayoría (75 por ciento) son nuevas, es decir, requirieron mayor inversión.
Como parte de su estrategia de negocios en México, enfocada en movilidad sustentable y transición energética, Shell prevé iniciar con un programa piloto para incorporar estaciones eléctricas en sus gasolineras en Puebla, un proyecto que planean expandir a todo el país en el largo plazo.
Bustamante aseveró que la transición energética “no es una opción para nadie” y que es un hecho que todo el mundo deber ir hacia ella, aunque dijo que comprende la postura de países ricos en recursos naturales, como México, que quieren seguir capitalizándolos.
“Yo diría que, tal vez, un futuro descarbonizado no es necesariamente un futuro sin hidrocarburos. Se trata de cómo se balancea ese portafolio de energías y, como yo lo veo, es que dejemos de quemar los hidrocarburos en la calle y los usemos en industrias de altísimo valor agregado como la farmacéutica, pero que cuando pensemos en el transporte, ahí sí hay muchísima oportunidad para hacerlo absolutamente renovable”, consideró.
Ante la postura del gobierno de devolver el control del mercado eléctrico a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la directiva de Shell insistió que la empresa enfoca su estrategia en el largo plazo.
“A lo mejor el sector puede estar monopolizado hoy, pero no sabemos si va a estar monopolizado mañana. Estas cosas requieren de una visión a largo plazo, con muchas estructuras también regulatorias, y en eso también hay que trabajar. Es decir, tal vez va a haber un momento en que el sector público esté más sensibilizado y que podamos tener esas conversaciones de cómo pensar en el México de 2050 y no de 2025, por ejemplo. Yo creo que en eso somos buenos, somos líderes en pensar cosas a largo plazo”, dijo.
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VENTA NO PLANEADA
La venta de su participación en la refinería Deer Park a Pemex fue algo que Shell no tenía planeado, pero al final la empresa lo vio como un movimiento natural al tratarse de un socio de más de tres décadas. Bustamante dijo que en marzo de 2020, Deer Park estaba dentro del portafolio de refinerías estratégicas de Shell, pero que la pandemia forzó a muchas decisiones.
“Como todo en la vida de los negocios, cuando alguien te quiere comprar pues hay que abrir las orejas y escuchar de manera muy cercana. Fue algo que convenía hacer en ese momento; y no era muy extraño porque en realidad estábamos vendiéndola a nuestro socio por más de 30 años, entonces se sentía, de cierta manera, bastante natural” la operación, dijo.
Respecto a los beneficios para México, la directiva consideró que la compra tenía sentido para consolidar el Sistema Nacional de Refinación y, al ser una planta eficiente, complementaba el portafolio del país.
Como competidor del sector energético, Shell no ha sido ajena al alza en los precios internacionales de los hidrocarburos y su impacto en el costo de los combustibles en el país.
Bustamante agregó que una parte importante dentro del precio de las gasolinas que Shell vende en México se justifica con la experiencia de los usuarios en sus estaciones de servicio.
“Lo que pasó en Starbucks es muy parecido a lo que estamos haciendo, enfocados en las experiencias (…) El cliente puede escoger entre la gasolina Premium o la gasolina regular, y ésta última es muy competitiva en todos los mercados en donde operamos. Entonces, creo que parte de las ventajas de tener este mercado abierto es que el consumidor, al final, tiene la capacidad de escoger lo que quiere. Si al final decide pagar un poquito más a lo mejor es porque lo van a tratar mejor, le van a dar litros completos en la gasolina, y tener un producto de calidad”, apuntó Bustamante en la entrevista.