Geología de los yacimientos de carbón mineral

El carbón ha sido y aún continúa siendo uno de los recursos energéticos no renovables más apreciados por la humanidad

Brenda López

  · lunes 14 de mayo de 2018

El carbón ha sido y aún continúa siendo uno de los recursos energéticos no renovables más apreciados por la humanidad.

A partir de la revolución industrial, la exploración y explotación de yacimientos de carbono ha incidido en la evolución y modernización de la sociedad, pasando de ser prácticamente la única fuente de energía a un complemento de los hidrocarburos utilizados en la generación de electricidad.

Generalmente se define como una roca de origen orgánico que se genera por la diagénesis, a cierta presión y temperatura, de materia vegetal procedente de pteridofitas, gimnospermas y angiospermas.

La composición del carbón incluye carbono, hidrógeno, oxígeno, así como pequeñas cantidades de azufre, contiene dióxido de carbono y metano, compuestos aceitosos, como alquitrán y brea.

La formación de yacimientos económicamente explotables ocurre cuando se cumplen las siguientes cuatro condiciones:

Presencia de vegetación muy abundante, normalmente en un ambiente tropical, cálido y húmedo.

Ambiente tectónico de subsidencia balanceado con el crecimiento y sepulta miento de la vegetación.

El sepultamiento de la vegetación muerta debe ser rápido, de tal manera que ésta no quede expuesta a la oxidación en la superficie. Bajo estas condiciones, la descomposición de la materia orgánica sepultada ocurre muy lentamente o no sucede, permitiendo que se forme la turba.

Todas las condiciones anteriores deben presentarse juntas durante intervalos de tiempo prolongados, alternados con lapsos durante los que se depositen otro tipo de sedimentos.

Así, los medios más propicios en los que pueden darse procesos de acumulación de materia vegetal son:

Lagunas, estuarios y marismas, saladas o salobres. Éstas son zonas con comunicación ocasional con el mar, en las que se produce una importante actividad biológica vegetal.

Zonas pantanosas, ciénagas, canales, lagos y charcas intercontinentales, con vegetación de tipos diversos controlada por la profundidad del medio, sus condiciones del fondo, temperatura de las aguas, etcétera.

Manglares de las zonas tropicales que se encuentran bordeando a las lagunas y a los estuarios. Ambientes fluviales y deltaicos.