Al hacer un rastreo en la historia de la tecnología nos encontraremos con momentos fascinantes, pues nos estaremos encontrando con situaciones excepcionales en la evolución de su pensamiento, de su organización social, de sus creencias, de su cultura, de su política, pues esta evolución permea todo el sistema social y cultural que el hombre ha podido construir.
La palabra tecnología proviene del término griego tecno (tekne) = técnica = habilidad, destreza. Es lo que, coloquialmente, llamamos “la práctica”. Logía (logos) = ciencia = conocimiento, estudio. Es lo que, coloquialmente, llamamos “la teoría”. La primera revolución tecnológica se produjo hace unos 10 mil años, en el Neolítico, cuando los seres humanos pasaron de ser nómadas a sedentarios desarrollando las primeras técnicas agrícolas. Cuando llegó la edad del bronce, las distintas sociedades distribuidas por cada continente habían conseguido ya varios avances tecnológicos. Se desarrollaron arpones con púas, el arco y las flechas, las lámparas de aceite animal y las agujas de hueso para fabricar recipientes y ropa. También se embarcaron en una revolución cultural mayor, el cambio de la caza y la recolección nómada a la práctica sedentaria de la agricultura. En Europa a partir del siglo XI se produce un resurgimiento intelectual al crearse las universidades y las escuelas catedralicias. En la edad moderna destacan tres innovaciones tecnológicas: la brújula, la cartografía y las armas de fuego. Y en la revolución industrial aparecen muchos inventos e innovaciones tecnológicas como el teléfono, la bombilla, la siderurgia, el pararrayos, el telégrafo, la máquina de coser y los vehículos a motor. En los siglos XX y XXI en esta época aparecen muchos inventos e innovaciones tecnológicas, por ejemplo, la radio, la televisión, el teléfono móvil, las centrales nucleares, los robots, los CD y DVD, el cine, los microprocesadores, los ordenadores personales, los electrodomésticos.
Para la sociedad la tecnología es muy importante, pues con ella se permite mejor el desarrollo y la educación, se puede saber qué pasa alrededor del mundo, ayuda a resolver problemas técnicos. Cada vez que la tecnología avanza suceden grandes cambios para la sociedad brindando una mejor calidad de vida. Es evidente que la tecnología ha cambiado nuestra vida y que impregna además todos y cada uno de los aspectos que la integran. Nacemos y morimos en hospitales. Hogar y educación, por un lado; hogar y puesto de trabajo, por otro. Constantemente hemos de adquirir nuevos conocimientos y habilidades para seguir el ritmo impuesto por el desarrollo tecnológico. Los medios de comunicación —prensa, radio y televisión— nos bombardean con más información de la que podemos utilizar. Incluso los procesos más simples de la rutina diaria, como ir de compras, cocinar, lavar, etcétera, se ven alterados como consecuencia de dicho desarrollo. Sin embargo, lo que a primera vista parece un cambio espectacular puede no ser cambio alguno si se analiza con algo más de detenimiento.
El hecho de disponer de cocinas eléctricas es algo que damos hoy por supuesto, igual que antaño, cocinar sobre una hoguera; cuando nos sentamos ante el televisor lo hacemos con la misma naturalidad con que nuestros antepasados se sentaban en tomo a sus mayores para oír sus relatos. La civilización humana puede permanecer fiel a principios antediluvianos en medio de los vertiginosos cambios de la tecnología. Las normas de vida premodernas y fundamentalistas no están necesariamente reñidas con el confort. La tecnología moderna supone racionalización, pero no hace la vida más racional, y mucho menos, más libre. En las últimas dos décadas los movimientos ecologistas han comenzado a poner en tela de juicio la viabilidad y racionalidad de la tendencia experimental de la tecnología más avanzada.
En contraste con las utopías negativas, su principal preocupación ha sido desde el primer momento la autodestrucción del hombre más que la amenaza de una manipulación total.