A medida que envejecemos se reduce nuestra resistencia física y nos cansamos antes con el mismo esfuerzo físico, o bien somos incapaces de ejercerlo cuando sí podíamos de jóvenes. Ello se debe en parte a que nuestros vasos sanguíneos pierden parte de su capacidad de suministrar oxígeno y nutrientes al tejido muscular. Unos científicos han descubierto ahora que se puede revertir esta pérdida de resistencia relacionada con la edad en ratones mediante su tratamiento con un componente que reactiva unas proteínas vinculadas a la longevidad que llamamos sirtuínas. El compuesto, que promueve el crecimiento de vasos sanguíneos y músculos, es capaz así de reforzar la resistencia de los ratones viejos hasta en 80%.
Si lo descubierto es aplicable a seres humanos, esta restauración de masa muscular podría ayudar a combatir algunos de los efectos de la debilidad física que es típica de la vejez, y que a menudo va acompañada de osteoporosis y otros trastornos incapacitantes.
La investigación es obra del equipo de Leonard Guarente y Abhirup Das, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos.
A principios de la década de 1990, Guarente descubrió que las sirtuínas, una clase de proteínas encontradas en casi todos los animales, protegen frente a los efectos del envejecimiento en la levadura. Desde entonces se han visto efectos similares en muchos otros organismos.
En su más reciente estudio, Guarente y sus colegas han investigado el papel de las sirtuínas en las células endoteliales, aquellas que recubren el interior de los vasos sanguíneos. Para hacerlo, eliminaron en células endoteliales de ratones el gen para la SIRT1, que codifica para la principal sirtuína en los mamíferos. Comprobaron que a los 6 meses de edad, estos ratones habían sufrido una importante reducción de la densidad capilar y que podían recorrer solo la mitad del trayecto que cubrían los ratones normales con la misma edad.
Los investigadores decidieron entonces ver qué pasaría si aumentaban los niveles de sirtuína en ratones normales a medida que envejecían. Los trataron con un nuevo compuesto llamado NMN, el cual es un precursor de la NAD, una coenzima que activa la SIRT1. Los niveles de NAD normalmente caen a medida que envejecen los animales, lo cual se cree es debido a una combinación de factores: una menor producción de NAD y una degradación más rápida de ésta.
Después de que ratones de 18 meses de edad fueran tratados con NMN durante dos meses, su densidad capilar se había restaurado a los niveles que normalmente se ven en los ratones jóvenes, además de experimentar una mejora de 56 a 80% en la resistencia al cansancio físico. También se apreciaron efectos beneficiosos en ratones de hasta 32 meses de edad (comparables con humanos que hayan pasado de los 80 años).
En el envejecimiento normal la cantidad de vasos sanguíneos sufre una disminución significativa, así que se reduce la capacidad de suministrar nutrientes y oxígeno a tejidos como los músculos, y ello contribuye al declive del individuo.
El efecto ejercido por los precursores que elevan los niveles de NAD sirve para contrarrestar el declive que sucede durante el envejecimiento normal, reactivar la SIRT1 y restaurar la función de las células endoteliales para dar lugar a más vasos sanguíneos.