Tener un niño pequeño en casa muchas veces suele ser complicado a la hora de realizar los quehaceres o alguna actividad en casa, por lo que muchas veces algunas madres o padres suelen entretenerlos con videos, juegos de video o programas de televisión, a manera de tenerlos quietos y con la oportunidad de realizar sus actividades tranquilamente, sin pensar en las consecuencias que esto podria conllevar.
Una de las consecuencias más conocidas por expertos del uso de estas tecnologías es que afecta sus sentidos de manera temporal o inclusive permanentemente, como la vista o el oído, debido a los altos niveles de radiación que éstos poseen, además del brillo.
Otra cosa en la que también perjudica el uso de las tecnologías es que no desarrolla las capacidades motrices, ya que en la edad promedio que es utilizado este método de distracción es común antes de los 2 años de edad, cuando la edad recomendada por expertos es a partir de los 10 años, pues cuando son niños tienen mayor capacidad de aprendizaje rápido y tienen mayor curiosidad por conocer el mundo y sus posibilidades de movimientos, pero por estar “ocupados” atrás de una pantalla no lo desarrollan al 100% y tienden a ser más violentos y berrinchudos.
Algo también notorio en los niños es el mal sueño que pueden tener, pues pueden padecer insomnio y dificultades para prestar atención, además de presentar problemas cervicales por malas posturas al sentarse, artritis a temprana edad o contracturas en las manos por el uso de teléfonos o controles en consolas de videojuegos.
Hay que tener en cuenta que el uso de estas tecnologías no afecta sólo a infantes, tambien puede resultar nocivo su uso excesivo en adultos y adolescentes, pues suele ser común que se vuelvan adictivos, porque son herramientas fundamentales en nuestras vidas en la actualidad.
A continuación presentamos algunos testimonios del uso de tecnología en niños que se encontraron en el portal de internet de “clarin” (Clarin, 2017).
“Los padres de Mateo de 5 años consultan por sugerencia del jardín y concurren con el niño a la primera entrevista. Dicen: “No pudimos dejarlo con nadie. ¿Se puede quedar en la sala de espera? Yo le doy el celular y se queda tranquilo”. Comentan que Mateo se distrae y se aburre con facilidad, y que lo único que lo entretiene es jugar con el celular”.
“Melina tiene 7 años y hace unos meses concurre a psicoterapia. El motivo de consulta fue la dificultad para relacionarse con sus pares y el sentimiento de aislamiento que manifestaba la niña. La paulatina mejoría en este aspecto trajo aparejada una nueva situación. Ahora Melina tenía nuevos amigos con los que se llevaba muy bien, pero ellos tenían Whatsapp y Facebook, y Melina no. Los padres se encuentran en un conflicto: darle acceso a estos medios para que su hija no quede fuera del grupo y aislada nuevamente, aunque consideren que es muy pequeña para su uso. O negarse y “ser fiel a nuestras convicciones” (como ellos dicen)”.
“Teresa, madre de Sofía de 6 años, se queja en sesión de las rabietas de su hija cuando no puede usar la tablet. Cuenta: ‘Se enoja, se pone furiosa. Pero no sé qué hacer. Después se aburre y empieza a molestar, entonces termino dándosela otra vez’”.
“Javier de 8 años es un niño autista y el uso de plataformas digitales le ha permitido mejorar la capacidad intuitiva de su funcionamiento cognitivo y sus habilidades comunicacionales”.