PARIS, Francia – Aparentemente resuelto a llevar la guerra económica contra Estados Unidos hasta sus últimas consecuencias, el presidente Recep Tayyip Erdogan anunció medidas radicales.
En su Boletín Oficial publicó un fuerte aumento de impuestos aduaneros para una veintena de productos estadounidenses, entre los cuales figuran automóviles (que pagarán tasas de 120%), bebidas alcohólicas (140%), tabaco (60%), así como arroz, carbón, plástico, cosméticos, bombas centrífugas y derivados de celulosa.
En respuesta a los gravámenes sobre el acero y el aluminio turcos aplicados por el presidente Donald Trump, un día antes apeló a los turcos a boicotear los iPhones como símbolo de la potencia tecnológica e industrial de Estados Unidos, y ubicó a los productos de Apple como nuevo eje del mal para los otomanos. En medio de ese sentimiento de exaltación patriótica pidió comenzar a usar dispositivos Samsung o los teléfonos de fabricación turca.
En forma paralela, el organismo regulador del mercado financiero de Turquía (BDDK) redujo los límites de las transacciones swap con inversores extranjeros de 50% a 25% del capital bancario propio.
Esa medida está esencialmente destinada a reducir las operaciones especulativas, como la toma de préstamos en liras para comprar dólares, euros y otras divisas fuertes.
Gracias a esa iniciativa y a la inyección de liquidez practicada desde el lunes por el Banco Central, en las últimas horas se advirtió una neta disminución de la presión que venía sufriendo la lira en los mercados cambiarios desde la semana pasada.
Solo el viernes perdió 16%, cifra que representa una de las caídas más brutales registradas por un país emergente en una sola jornada. El martes recuperó las pérdidas sufridas el lunes y ayer recobró otro 6% de valor con respecto a la divisa de Estados Unidos. Con ese nivel, la depreciación de la lira desde comienzos de año alcanzó 38%.
El presidente Erdogan parece decidido a resistir el pulso con Trump, pues ayer un tribunal de Esmirna, en el oeste del país, se negó a modificar la pena de detención domiciliaria del pastor norteamericano Andrew Brunson. Las acusaciones de “espionaje” y “actividades terroristas” formuladas por el gobierno de Ankara contra el pastor habían sido el detonante de la crisis entre Turquía y EU. El tribunal, que también rehusó permitirle la salida del país, no excluyó la posibilidad de que otra corte pueda examinar las nuevas demandas presentadas por los abogados de Brunson.
A pesar de la escasa actividad del 15 de agosto -feriado en la mayoría de los países católicos de Europa-, numerosos medios oficiales expresaron su preocupación por la contaminación provocada por la crisis de la lira turca en la mayoría de los mercados emergentes. Sin excepción, las monedas de Sudáfrica, Brasil, Rusia y, sobre todo, India y Argentina sufrieron una fuerte sacudida.
Salvo en los casos de Argentina e India, donde existen además causas locales que explican la caída de sus divisas, la situación de los emergentes deberá “mejorar progresivamente en los próximos días o semanas”, anticipó el consejero en inversiones Pierre Schoeffler.