Michael Gambon dijo en alguna ocasión que de las siete películas de Harry Potter, su escena favorita era cuando Albus Dumbledore, su personaje, aparece como un fantasma ante el protagonista, y dice la frase: “no te compadezcas de los muertos, compadécete de los vivos, y sobre todo de aquellos que viven sin amor”.
El actor, quien murió este 28 de septiembre a los 82 años víctima de un cuadro de neumonía, aseguraba que esa línea le provocaba ganas de llorar, aunque para él ese amor fue un elemento siempre presente, a través de su familia y el cariño de sus colegas, quienes lo recuerdan como un gran profesional.
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Luego de más de 50 años de trayectoria artística, durante la cual incursionó en teatro, cine y televisión, logró tener esa fama de ser un actor comprometido con su trabajo, y con una gran pasión por su labor.
Gambon nació en el suburbio de Cabra, una localidad cercana a Dublín, Irlanda, en el seno de una familia de clase media. Intentó seguir los pasos de su padre como ingeniero, pero únicamente desempeñó esa profesión durante un año, pues su pasión por la actuación fue más fuerte.
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En una entrevista con el portal británico Smtm Entertainment, Gambon afirmó que ese camino le fue muy gratificante, pues todos los papeles que interpretó en su carrera le gustaron por ser complejos e interesantes a la vez.
“Es un actor de una formación rigurosa, académica, que le da disciplina histriónica, precisión de la mística que requiere interpretar un papel. Combinó lo comercial, a pesar del rigor de su formación, con trabajos de mayor altura artística, pero todo lo hizo con mucho más que dignidad”, refiere el crítico de cine Gerardo Gil Ballesteros.
Tras graduarse de la Royal Academy of Dramatic Art, comenzó a buscar papeles en teatro, siendo la obra Otelo su primera incursión profesional, en 1962. A ésta le siguieron otras como Las conquistas de Norman (1974), La vida de Galileo (1980), y El rey Lear.
A la par de esto, forjaba tambié una amplia carrera en la pantalla, que comenzó también con una película basada en Otelo, y para la década de los 80 obtuvo uno de sus roles más recordados en televisión, como Philip Marlow, en la miniserie The Singing Detective, el cual le valió un BAFTA como Mejor Actor.
Su trabajo en Esposas e hijas, Longitude y Perfectos desconocidos también lo hizo merecedor de tres reconocimientos en dicha premiación. A estos galardones se le sumaron una nominación al Globo de Oro por la película para televisión Camino a la guerra, y otras dos candidaturas a los Premios Emmy por el mismo título, y por la mini serie Emma.
“Es la presencia histriónica en escena que dan las tablas. Nunca discriminó proyectos. Con la misma entereza hacia trabajos de teatro clásico que obras comerciales”, opinó Gil Ballesteros sobre su amplia trayectoria.
LLEGA LA FAMA MUNDIAL ENTRE LOS JÓVENES
En 2003 llegó a sus manos el papel que lo dio a conocer ante una nueva generación de jóvenes, y lo catapultó al mercado internacional. Se trataba del profesor Albus Dumbledore de la saga Harry Potter, el cual obtuvo tras la muerte de su intérprete original, Richard Harris.
“Le toca heredar por cierto un personaje ya posicionado en la cultura popular y lo hizo sin temor. Mucho oficio y disciplina”, opinó el especialista cinematográfico.
Gil Ballesteros considera que el elemento principal para permitirle capturar tan bien la esencia de este personaje, desde la tercera hasta la octava parte de la saga, fue precisamente su técnica actoral. “No se preocupaba por parecerse a lo que ya se había establecido en el ánimo del público y tampoco por ser fiel al libro. Esto es, era un actor, de rigor, oficio y técnica. Su contribución es darle al papel y a la franquicia la mística y la disciplina del arte histriónico, más allá de conocer por complacer audiencias. De ahí el éxito”.
Algunos de sus compañeros del elenco de Harry Potter dedicaron unas palabras en sus redes sociales para despedir a Gambon, destacando su carácter divertido y solidario.
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El protagonista de la saga, Daniel Radcliffe, emitió un comunicado en el que afirma: “Lo que más recuerdo de él es lo divertido que era en su trabajo. Amaba su trabajo, pero tampoco dejaba que eso lo definiera”.
Ruppert Grint –Ron Weasley en la saga– aseguró que siempre “traía calidez y travesuras todos los días.
Me cautivó como niño y se convirtió en un modelo a seguir para mí”. James Phelps, quien dio vida a Fred Weasley, lo recordó como alguien divertido y abierto a compartir sus conocimientos.
