Esto es un bonito Deja Vu. Hace 12 años me subí a un avión por primera vez para abandonar mi país y embarcarme en una nueva aventura que podría modificar mi camino para siempre.
La vida del artista da muchísimas vueltas, y a veces nos pone en una situación donde crear raíces y asentarte en un mismo lugar el resto de tu vida, se puede volver una utopía. A los 19 años, y viviendo en Córdoba, Argentina, desconocía que tal vez la vida que estaba eligiendo, requería de un sinfín de sacrificios que vienen en las letras chiquitas del contrato, entre las que están dejar atrás tu familia, tus amigos, tu casa, tu ciudad, tus costumbres, tu acento, a veces tu idioma, y todo se vuelve abrumador en algún momento.
En el 2009 el destino me llevó a la CDMX (el entonces gran y atemorizante DF), una ciudad absolutamente diferente de la que venía, con horarios, comida, costumbres a veces opuestas, y que me costó años adoptar como propias. Con el tiempo no sólo las adopté, sino que empecé a enamorarme de ellas, a sentirme uno más entre todos los que la habitaban. No costó mucho trabajo, el mexicano es muy amable, hospitalario, aun sabiendo que el argentino no es un extranjero fácil. Siempre encontraban la forma de hacerme sentir bienvenido.
¿A qué voy con esto? Hoy, arriba de un avión, llegando a Madrid para protagonizar El rey león, por segunda vez, mi corazón siente que está partido en dos. En el primero está Argentina, el país donde nací, me formé, donde tengo mi familia natal, el país que amo. En el segundo está México, el país donde crecí, aprendí a trabajar, a ganarme la vida, donde tengo la familia que formé por elección, donde construí un hogar, el que elegí amar. Este es el viaje de un extranjero doble. Si era difícil extrañar una casa, me imagino que extrañar dos será aún más duro.
La vida del artista es hermosa, llena de sacrificios, sí, pero hermosa, y hoy llego a Madrid para ser coronado Rey león, como durante dos años lo hice en ese bonito teatro de Polanco en la CDMX. Pero hoy, con honor y orgullo, tendré dos banderas esperando en mi camerino del Teatro Lope de Vega, a que el Agustín artista se quite la máscara de Simba y salga el Agustín persona, el que extrañará los chilaquiles con pollo en cada uno de sus desayunos. Porque bien se ha dicho, que el mexicano nace donde se le da su reching… gana. Y este argentino viviendo en Madrid, es más mexicano que nunca. Agustín protagonizará el musical El rey león en Madrid, desde el 23 de septiembre