Hay tres palabras que describen a la trova: amor, poesía y compromiso. Es la idea que tiene Alejandro Filio sobre este género que no obedece modas.
Aunque no podría decirse que la trova vive uno de sus momentos de mayor auge —como sí sucedió en las décadas de 1970, 1980 o 1990—, el abanico de artistas dedicados a esta música es amplio y sigue nutriéndose de la materia prima de siempre.
“Las generaciones siguen enamorándose y viviendo cosas intensas. El compromiso sigue siendo el mismo: ser un intérprete del sentimiento popular a través de la manera más digna: la poesía, que sublimiza todo lo bello y denuncia aquello con lo que no estamos de acuerdo. La trova es una voz importante”, dice Alejandro Filio a El Sol de México con motivo del concierto que ofrecerá el sábado 9 de abril en el Teatro Centenario Coyoacán. Se tocarán canciones que compuso en la pandemia, pero también temas clásicos con nuevos arreglos.
Se trata de su regreso a los escenarios tras más de dos años de confinamiento, un período que aprovechó para componer nuevos temas y explorar los orígenes de su oficio, ya que dio varias presentaciones online que consistieron en un cuadro muy básico: él, su guitarra y su habitación.
“(Esa experiencia) de trabajar desde mi cama fue una forma más real, más directa, aunque eso no cambió mucho la fórmula de la trova, al contrario: la ha reafirmado”, comparte uno de los integrantes de las últimas camadas de cantautores del movimiento conocido como la Nueva Canción.
Adscrito dentro de la tradición romántica que enarbola el amor como sentimiento global que lo trastoca todo, Alejandro Filio no se asume como un partidario del amor romántico que despoja al otro de su individualidad para poseerlo.
Tampoco es un artista que prefiera el silencio ante los fenómenos sociales del país. El origen de la trova es, también, político. Ante la pregunta sobre qué opina del gobierno de López Obrador, el primero de izquierda en la historia de México, responde:
“Somos un país que ha estado en constante cambio y es ahí donde hemos desarrollado una necesidad como mexicanos que no ha sido satisfecha, tal vez porque somos inconformes o porque no entendemos qué sucede. Pero debemos entender que hay cosas irremediables en una cultura como la nuestra. Ese paraíso que se nos promete no debería ser tan prometedor, debería ser un poco más realista, entender que somos un país que ha vivido con corrupción durante muchos años, entender que se ha convertido en una manera de vivir. No podemos delegar todo esto a un gobierno, tenemos que estar en constante observación y, sobre todo, ser sensibles, porque la gente no está acostumbrada a sensibilizarse. Una de las funciones de la trova es sensibilizar a las personas”.