Aunque se acusa a Enrique Bunbury de haber plagiado al menos 37 canciones de su repertorio, es muy difícil, casi imposible, que haya consecuencias legales en su contra, aseguran abogados especializados en derechos de autor en entrevista con Organización Editorial Mexicana (OEM).
La investigación en contra de Enrique Bunbury salió a la luz en España en junio pasado a través de un libro titulado El método Bunbury (Difácil), escrito por el periodista español Fernando del Val. En esta publicación, se pone sobre la mesa la autenticidad del compositor aragonés en sus dos facetas: como solista y como integrante de Héroes del Silencio.
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El abanico de autores que supuestamente plagió Enrique Bunbury es amplio: van desde Mario Benedetti y Pablo Neruda hasta Haruki Murakami, Charles Bukowski y Raymond Carver. En total, Del Val encontró en su investigación que el cantautor español tiene 539 versos bajo sospecha de haber sido robados.
Sin embargo, lo que hizo el vocalista de Héroes del Silencio no puede considerarse plagio. Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), un plagio es la reproducción total o parcial de una obra. Esto quiere decir que “plagiar” significa plasmar de manera exacta. Lo que hizo Bunbury no fue reproducir los versos tal cual, sino tomarlos sin consentimiento de los autores, modificarlos ligeramente y plasmarlos en sus canciones.
“Bunbury puede decir que es un homenaje a todos esos escritores y no pasa nada. Desde el punto de vista legal, lo que hizo fue usar sin consentimiento elementos de diversas obras para él crear otra. Eso no es plagio. En ese sentido, es más probable que haya consecuencias morales que legales. Bunbury no tendría que temer tanto a una demanda, sino a una pérdida de credibilidad y un desprestigio social”, asegura Carlos Martínez Negrete, promotor cultural y experto en propiedad intelectual en asuntos artísticos.
Las evidencias son contundentes. La Chispa adecuada, uno de los mayores éxitos del rock en español, es muy parecida al fragmento de La bicicleta del condenado (1959), una obra del escritor español Fernando Arrabal.
Los escritores en todos los ámbitos, recogemos frases de la calle, de periódicos, bares y, por supuesto, de los poetasEnrique Bunbury
Esto es lo que escribió Arrabal: “Las palabras son como avispas y la calle como un cohete cuando te espero”; “Tengo un ataúd para tus besos y una corona para tu pelo”; “Eres el verano y mil tormentas y el león que sonríe en las ortigas”.
Y esto es lo que compuso Bunbury: “Las palabras fueron avispas / y las calles como dunas / cuando aún te espero llegar”; “En un ataúd guardo tu tacto y / una corona / con tu pelo”; “Eras verano y mil tormentas, yo el león que sonríe a las paredes”.
Bunbury ya había sido increpado por tomar versos de otros autores. Hace más de una década, cuando lanzó su álbum Helville de Lux (2008), un reportero de El Periódico de Aragón le preguntó por qué la canción El hombre delgado que no flaqueará jamás se parecía tanto a algunos versos escritos por Pedro Casariego y Joseba Sarrionandia. Ante el cuestionamiento, el cantante respondió: “No es ni plagio ni nada. Es lo que hacemos los escritores en todos los ámbitos: recoger frases de la calle, de los periódicos, de los bares y, por supuesto, de los poetas. La acusación es una chorrada. Y si no que le pregunten a Dylan. ¡No me jodas! Que no sean superficiales. En la misma canción hay una frase que está sacada de un titular de la sección económica de un periódico y nadie se ha dado cuenta”.
¿FRAUDE O LICENCIA PERMITIDA?
Aunque las acusaciones en contra de Bunbury han sido difundidas en prácticamente todo el mundo, la investigación hecha por Del Val no tiene validez jurídica. Para que proceda una demanda en contra del intérprete, sería necesario que los escritores o los herederos de estos emprendan un juicio en España que podría durar varios años, coinciden los expertos.
“Para que haya repercusiones legales, las partes afectadas tendrían que hacer valer sus derechos, porque los derechos de autor son irrenunciables”, explica la abogada de la UNAM, Sara Méndez García. “Sin embargo, la demanda no podría ser por plagio, sino por uso de obras autorales sin consentimiento de los titulares”, aclara la especialista en propiedad intelectual y encargada del área legal de editorial Trillas.
Bajo ese contexto legal, hay muy pocas probabilidades de que se inicie una demanda en contra de Bunbury. Fernando Arrabal, el autor que más provecho podría sacar de la situación —ya que La Chispa adecuada es la canción más popular de Héroes del Silencio y la que mayor cantidad de regalías ha generado—, asegura que no le interesa emprender acciones legales e incluso se tomó con humor la situación: “¿El gran cantante español Enrique Bunbury cita pasajes de mis escritos? ¡Qué honor inmerecido! ¡Lamento que no me cite más! Siempre doy mis textos arrabalesca y graciosamente: desde a periódicos, a grupos de teatro; desde al grupo surrealista hasta a la fábrica de Andy Warhol, al Colegio de Patafísica y a los amantes del ajedrez… ¡Amén!”.
Fernando Sánchez Dragó, otro novelista al que Bunbury habría plagiado, dijo que tampoco tiene intenciones de comenzar un juicio. De hecho, en cuanto se enteró de que el músico retomó algunas partes de su obra, escribió en Twitter: “Es para mí un honor que Enrique Bunbury haya utilizado en las letras de sus canciones frases de mi novela El camino del corazón. Lo que yo escribo se vuelve propiedad de los lectores”.
El libro de Fernando del Val detalla canción por canción cómo Bunbury retomó versos de otros para elaborar los propios. Uno de los casos que más causó polémica fue el de Iberia Sumergida, uno de los temas más icónicos de Héroes del Silencio, y el cual habría sido plagiado de varios versos del poeta Mario Benedetti.
Desde el punto de vista legal, lo que hizo fue usar sin consentimiento elementos de diversas obras para él crear otra. Eso no es plagioCarlos Martínez / Promotor Cultural
Esto escribió el uruguayo en Geografías y La casa y el ladrillo, en la década de 1970: “Hoy amanecí con los puños / cerrados”; “Nos formulan preguntas / que incluyen su semilla de respuesta”; “Ahora que estoy insomne / (…) / quiero morir de siesta”; “Alimenta rumores clandestinos”.
Y esto fue lo que escribió Bunbury casi 20 años después: “Amanecí con los puños bien / cerrados”; “Formulas preguntas con semilla / de respuesta”; “Ahora que padeces de insomnio / quisieras morir de siesta”; “(…) en sus rumores clandestinos”.
En México y en casi todos los países, después de 100 años, las obras literarias pasan a ser de dominio público, con lo cual pueden ser utilizadas de manera libre: un elemento más a favor de Bunbury, afirma Martínez Negrete, quien ha defendido los derechos intelectuales de las comunidades indígenas contra marcas de renombre como Carolina Herrera.
“Como los versos (de Bunbury) no son idénticos, a lo más que se haría acreedor sería a una sanción económica. Es más, si en entrevistas públicas ha dicho que sí retoma obras de otros autores, sería todavía más difícil ejercer una acción legal en su contra”, agrega el experto.
Desde siempre se ha sabido que Enrique Bunbury es un ávido lector de poesía y prosa. En distintas etapas de su trayectoria se ha declarado admirador de Rubén Darío, Juan Gelman, César Vallejo y Carlos Castañeda.
De hecho, poco después de las acusaciones vertidas en su contra a través del libro de Del Val y del diario El País, el cantautor participó en una dinámica del Instituto Cervantes llamada “¿Por qué canto en español?”. En esa conversación, dijo: “Aunque Héroes del Silencio estuvo enmarcado en una industria europea principalmente anglosajona, a nosotros nos fue muy bien cantando en español”.
Y vaya que así fue. El grupo originario de Zaragoza vendió más de seis millones de discos en 37 países, de acuerdo con datos de EMI. Y Bunbury, como solista, ha logrado superar el millón de copias vendidas. Un gran negocio que ahora se ve empañado por la sombra del desprestigio.
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