En medio de la sala de su casa, esa misma que el mundo conoció en el reality The Osbournes, un Ozzy Osbourne de 72 años, lleno de canas y sin sus característicos lentes, aparece frente a la cámara y comienza a hablar acerca del momento exacto en que decidió dedicarse a la música.
"John (su verdadero nombre) era un hombre trabajador de clase media, pero después escuché a los Beatles, y cuando lo hice sabía qué es lo que quería hacer", comenta con la voz entrecortada por los estragos del Parkinson que padece desde hace casi dos años.
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El encuentro con los medios se debe al estreno del documental biográfico Las nueve vidas de Ozzy Osbourne, que el canal A&E transmitirá el lunes 15 de marzo a las 22:50 horas.
Detrás de esa imagen de un hombre que está siendo atacado por una enfermedad incurable y degenerativa, todavía quedan rasgos de aquel excéntrico que para sorpresa, incluso de él, mordió la cabeza de un murciélago en un concierto, y con su particular estilo marcó una época en el heavy metal en los años 70.
Con un álbum recién salido en 2020 (Ordinary man) y una gira pendiente, El príncipe de las tinieblas tiene deseos de regresar a los escenarios cuando pase la pandemia. Incluso ya se encuentra en el estudio cocinando su próximo material discográfico, y junto con su hijo Jack prepara la grabación de un nuevo show que pretende compartir con sus fans próximamente.
Su esposa Sharon, quien se encuentra sentada a su lado escuchando atentamente sus palabras, se toma un momento para dejar en claro que la enfermedad no ha sido ningún obstáculo para que siga haciendo planes, y tampoco debería ser motivo para que el público se sienta mal por su situación.
Actualmente el cantante se encuentra en terapias, y su familia está en constante búsqueda de los mejores tratamientos para mejorar su estado. Aunque su esposa apunta que tiene días buenos, y otros en los que se siente con poca energía.
"Él no quiere la lástima de nadie, ha tenido una vida increíble, y para hacerlo feliz simplemente denle un escenario, y va a estarlo, como siempre. Sólo saber que va a estar de regreso en los escenarios, y va a estar tocando, es todo lo que necesita", señaló.
Pero esa personalidad que todos reconocen, el prefiere dejarla en escena, es demasiado traerla consigo todo el tiempo, pero a su vez ha sido lo que le ha dado conciencia de su público, y le ha permitido tener "la mejor vida que una persona pueda tener. Soy el más afortunado del mundo", agregó.
Su pasión por la música no ha pasado desapercibida entre el público. Han sido más de cien millones de copias de sus álbumes en solitario las que ha vendido a lo largo de sus cinco décadas de carrera, además de los éxitos que tuvo durante su etapa como líder de Black Sabbath (1967-1977) y el Grammy que obtuvo en 1994 como Mejor Grabación de Metal por el tema I don´t want to change the world.
Mientras voltea "de reojo" a ver a su esposa, asegura que nada de eso hubiera sido posible sin el apoyo de su familia, quienes son todo para él. "La mejor experiencia de mi vida fue conocer y enamorarme de Sharon. La amo ahora más que nunca, algo hice bien ahí", señaló con una sutil sonrisa en su rostro.
Una vez sola frente a la cámara, la presentadora expresa el gran respeto y amor que siente por su marido, y deja muy en claro que no importa lo que suceda a su alrededor, siempre estará a su lado en las buenas y en las malas.
"Aprendes a amar en una forma distinta después de tanto tiempo. En un par de meses vamos a cumplir 39 años de casados, pero yo he conocido a Ozzy cerca de 50, entonces él siempre ha estado en mi vida, y la idea de no tenerlo no es aceptable. Siempre hemos estado juntos, y el amor sí cambia, y crece en distintas direcciones, pero nunca deja de crecer", concluyó.
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