La presentadora española Verónica Zumalacarrégui considera que la gastronomía es la llave para conocer la cultura de un país, por lo que a través de su programa “Me voy a comer el mundo”, ha disfrutado de acercar la cocina del mundo a los hogares de las personas a través de la televisión.
“La comida nos une en todos los países, no he encontrado uno solo donde no una a la gente de distintas religiones, creencias, tradiciones, orígenes, niveles adquisitivos. Es la excusa para conocer su cultura; en todas las naciones, la gente, las familias y los amigos se reúnen en una mesa para celebrar”.
Durante los ocho años que lleva al frente de esta emisión, ha encontrado una afición por entrar al hogar de una familia local, cocinar con sus dueños, y sentarse a compartir un momento especial con ellos.
Tras su paso por América, Europa, Oceanía y Asia, ahora el proyecto la llevó hasta el continente africano, donde visitó lugares como Kenia, Uganda y Senegal, y descubrió una serie de platillos y rituales.
La también autora del libro “La vuelta al mundo en 15 mujeres” platicó que África es un lugar que le gusta mucho a nivel personal, y no había tenido la oportunidad de explorarlo a fondo.
En esta travesía, encontró platillos que le resultaron familiares, empezando porque en Senegal se come mucho marisco y pescado, al igual que en su natal España, debido a que son buenos pescadores.
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Por su parte, en Kenia se prepara mucha carne a la parrilla, y hay mucha comida callejera, y destacó que tiene más higiene de lo que se piensa.
“En África se come con las manos, pero me llamó la atención que en todos los puestos de comida callejera, cada que te sientas se acerca una señora con un cubo de agua, para que te laves las manos en ese momento y cuando terminas de comer también se acerca”.
La dinámica del programa, cuya nueva temporada se estrena este miércoles 4 de septiembre a las 19:00 horas por El Gourmet, consiste en acompañar a Verónica por distintos puntos de una ciudad, incluyendo puestos, restaurantes y hasta viviendas particulares, para conocer los secretos de su gastronomía.
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Una de las cosas que más la impactaron fue la convivencia con los habitantes de la región Masái Mara de Kenia, ya que los poblados son muy pequeños y tienen costumbres muy distintas, como el sacrificio de ovejas y la extracción de sangre de la yugular del ganado.
“Tuve ese shock cultural que hace tiempo no vivía, pero como siempre intento, no lo juzgué. Acá costó mucho en ese momento ser partícipe de esa realidad, porque no estoy acostumbrada a ver cómo se sacrifica un animal así, pero también es algo bastante natural, porque todo lo que comemos ha sido previamente sacrificado, y debemos respetar las costumbres de todo el mundo”, concluyó la exploradora.