/ martes 14 de diciembre de 2021

Cumplen el último deseo de Vicente Fernández

Despiden a Vicente Fernández con la canción Volver, volver que interpretó su hijo Alejandro en el final del homenaje público

Alejandro Fernández cumplió la voluntad de su padre. Lo despidió junto con el público que se reunió en la Arena VFG en el rancho Los Tres Potrillos, con la canción Volver volver.

Fue una petición que Vicente Fernández hizo alguna vez en un concierto y se le concedió. El tema de Fernando Z. Maldonado retumbó en el lugar, mientras su viuda Cuquita Abarca y sus hijos: Vicente, Gerardo, Alejandro y Alejandra hicieron la última guardia de honor. Todos juntos, abrazados y rodeando con cariño el atáud.

➡️ ¿Habrá homenaje para Vicente Fernández en Bellas Artes? Autoridades de cultura lo aclaran

“Y volver, volver, volver, a tus brazos otra vez. Llegaré hasta donde estés. Yo sé perder, yo sé perder. Quiero volver, volver, volver”, cantó el público al unísono.

Doña Cuquita se estuvo serena, rodeada de sus hijos. Vicente Jr. se mostró tranquilo, pero mientras Alejandro cantaba, Gerardo no pudo contener el llanto, hubo un momento incluso en el que se recargó en el féretro, inconsolable. Él era el hijo que siempre se mantenía tras bambalinas, el que le ayuda en la administración, su mano derecha en los negocios.

A la izquierda del ataúd, sus nietos acompañados de sus parejas, todos vestidos de negro, ellos, luciendo el traje de charro.

Antes de interpretar la canción, Alejandro Fernández agradeció en nombre de su familia "todas las demostraciones de cariño a mi padre", dijo.

"A todos los que estuvieron pendientes de su salud en Estados Unidos, México y España, gracias. A los medios de comunicación, amigos y familiares". Pidió al público un aplauso para los médicos que durante cuatro meses atendieron a su padre y remató con un “qué viva Vicente para siempre… un aplauso por favor para mi padre”.

Luego de manera inesperada, fue doña Cuquita quien tomó el micrófono para dar las gracias a todas las personas “que rezaron, pidieron bendiciones, mandaron decir una misa… a todos les mando la bendición de todo corazón, les doy las gracias, que Dios los cuide”.

“Cuquita, Cuquita, Cuquita” empezó a corear la gente ante las palabras de la mujer que estuvo casada 58 años con el Charro de Huentitán.

Antes el padre Óscar Sánchez Barba ofició una misa y para concluir pidió al público: “Vicente quería aplausos” y también se los concedieron, mientras el mariachi Azteca interpretó Guadalajara y Amigo.

Vino entonces el adiós público definitivo, cuando trasladaron el féretro a los jardines del rancho, donde Vicente había dicho que quería ser sepultado. Lo siguió toda su familia y sus amigos. Ahí estaba Ana Bárbara, Aída Cuevas, Pedro Fernández, que lo reconoce como su padrino, y quien adoptó su apellido, se vio cerca también a Julio César Chávez, el único boxeador que puede decir que Vicente Fernández cantó el himno nacional en una de sus peleas.

El duelo siguió en privado, ya se habían concedido casi 22 horas de homenaje público. La Arena VFG permaneció abierta incluso en la madrugada para todo aquel que deseara acercarse a decirle adiós al Rey de las rancheras.

El epicentro del homenaje fue la Arena del Charro de Huentitán, ahí llegaron miles de personas desde el domingo por la tarde con coronas de flores, fotografías y camisetas con la imagen del cantante. Sus seguidores viajaron desde lejos para decirle adiós.

El pueblo, sus seguidores no lo dejaron solo, toda la noche lo acompañaron, ni el intenso frío de la mañana fue un motivo para que el velorio de Vicente Fernández se quedará sin asistentes, poco después de las 7:00 de la mañana los fans regresaron en mayor número para despedirse.

Mientras uno a uno desfilaban ante el ataúd, en las enormes bocinas se escuchaban los éxitos de Chente: Acá entre nos, Urge, Lástima que seas ajena, Hermoso cariño, Si nos dejan, La ley del monte, por momentos en la enorme pantalla se trasmitían sus conciertos para recordar su legado.

Pero quien permaneció casi todo el tiempo, como testigo del cariño que el público le brindó a su esposo fue doña Cuquita, abrigada con una cobija en las piernas escuchó como la voz de Vicente se multiplicó en miles que lo despidieron cantando.


Con información de Belén Eligio y Víctor Ramírez / El Occidental



TE RECOMENDAMOS EL PODCAST ⬇️

Disponible en: Acast, Spotify, Apple Podcasts, Google Podcasts, Deezer y Amazon Music

Alejandro Fernández cumplió la voluntad de su padre. Lo despidió junto con el público que se reunió en la Arena VFG en el rancho Los Tres Potrillos, con la canción Volver volver.

Fue una petición que Vicente Fernández hizo alguna vez en un concierto y se le concedió. El tema de Fernando Z. Maldonado retumbó en el lugar, mientras su viuda Cuquita Abarca y sus hijos: Vicente, Gerardo, Alejandro y Alejandra hicieron la última guardia de honor. Todos juntos, abrazados y rodeando con cariño el atáud.

➡️ ¿Habrá homenaje para Vicente Fernández en Bellas Artes? Autoridades de cultura lo aclaran

“Y volver, volver, volver, a tus brazos otra vez. Llegaré hasta donde estés. Yo sé perder, yo sé perder. Quiero volver, volver, volver”, cantó el público al unísono.

Doña Cuquita se estuvo serena, rodeada de sus hijos. Vicente Jr. se mostró tranquilo, pero mientras Alejandro cantaba, Gerardo no pudo contener el llanto, hubo un momento incluso en el que se recargó en el féretro, inconsolable. Él era el hijo que siempre se mantenía tras bambalinas, el que le ayuda en la administración, su mano derecha en los negocios.

A la izquierda del ataúd, sus nietos acompañados de sus parejas, todos vestidos de negro, ellos, luciendo el traje de charro.

Antes de interpretar la canción, Alejandro Fernández agradeció en nombre de su familia "todas las demostraciones de cariño a mi padre", dijo.

"A todos los que estuvieron pendientes de su salud en Estados Unidos, México y España, gracias. A los medios de comunicación, amigos y familiares". Pidió al público un aplauso para los médicos que durante cuatro meses atendieron a su padre y remató con un “qué viva Vicente para siempre… un aplauso por favor para mi padre”.

Luego de manera inesperada, fue doña Cuquita quien tomó el micrófono para dar las gracias a todas las personas “que rezaron, pidieron bendiciones, mandaron decir una misa… a todos les mando la bendición de todo corazón, les doy las gracias, que Dios los cuide”.

“Cuquita, Cuquita, Cuquita” empezó a corear la gente ante las palabras de la mujer que estuvo casada 58 años con el Charro de Huentitán.

Antes el padre Óscar Sánchez Barba ofició una misa y para concluir pidió al público: “Vicente quería aplausos” y también se los concedieron, mientras el mariachi Azteca interpretó Guadalajara y Amigo.

Vino entonces el adiós público definitivo, cuando trasladaron el féretro a los jardines del rancho, donde Vicente había dicho que quería ser sepultado. Lo siguió toda su familia y sus amigos. Ahí estaba Ana Bárbara, Aída Cuevas, Pedro Fernández, que lo reconoce como su padrino, y quien adoptó su apellido, se vio cerca también a Julio César Chávez, el único boxeador que puede decir que Vicente Fernández cantó el himno nacional en una de sus peleas.

El duelo siguió en privado, ya se habían concedido casi 22 horas de homenaje público. La Arena VFG permaneció abierta incluso en la madrugada para todo aquel que deseara acercarse a decirle adiós al Rey de las rancheras.

El epicentro del homenaje fue la Arena del Charro de Huentitán, ahí llegaron miles de personas desde el domingo por la tarde con coronas de flores, fotografías y camisetas con la imagen del cantante. Sus seguidores viajaron desde lejos para decirle adiós.

El pueblo, sus seguidores no lo dejaron solo, toda la noche lo acompañaron, ni el intenso frío de la mañana fue un motivo para que el velorio de Vicente Fernández se quedará sin asistentes, poco después de las 7:00 de la mañana los fans regresaron en mayor número para despedirse.

Mientras uno a uno desfilaban ante el ataúd, en las enormes bocinas se escuchaban los éxitos de Chente: Acá entre nos, Urge, Lástima que seas ajena, Hermoso cariño, Si nos dejan, La ley del monte, por momentos en la enorme pantalla se trasmitían sus conciertos para recordar su legado.

Pero quien permaneció casi todo el tiempo, como testigo del cariño que el público le brindó a su esposo fue doña Cuquita, abrigada con una cobija en las piernas escuchó como la voz de Vicente se multiplicó en miles que lo despidieron cantando.


Con información de Belén Eligio y Víctor Ramírez / El Occidental



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