Un actor polifacético con una mirada indescifrable es como críticos de cine describen a Donald Sutherland, quien falleció este jueves a los 88 años de edad, en Miami, Florida.
“Creo que su gran legado puede ser la versatilidad y reconocer que, a cualquier edad, no hay papel pequeño, no fue este tipo de actores que, llegando a cierto punto, únicamente aceptaba papeles en rol estelar o únicamente hacía trabajos para cine y para grandes estudios”, afirmó en entrevista Edgar Apanco, experto y analista de la industria cinematográfica.
“No fue una estrella como tal, pero siempre fue considerado un primer actor. Yo creo que él es uno de los rostros más destacados de la generación de actores de los 70 y de los 80. Yo también destacaría la enorme personalidad, que él tenía en pantalla, un rostro probablemente indescifrable, no se puede encasillar en un papel específico como el bueno o el malo, era demasiado complejo como actor”, consideró el crítico de cine, Gerardo Gil.
Aunque no se especificaron las causas específicas del deceso, sólo se sabe que estaba enfermo, su hijo Kiefer Sutherland fue el encargado de difundir la noticia a través de sus redes sociales.
"Con un gran pesar, les comunico que mi padre, Donald Sutherland, ha fallecido. Personalmente creo que era uno de los actores más importantes de la historia del cine. Nunca se intimidó ante un papel, fuera bueno, malo o feo. Amaba lo que hacía y hacía lo que amaba, no se puede pedir más que eso. Una vida bien vivida", escribió el también actor.
Donald nació un 17 de julio de 1935, en St. John, New Brunswick, Canadá. Cursó sus estudios de ingeniería y en la Universidad de Toronto se formó en la rama del teatro. Luego viajó a Londres, Inglaterra, en 1957 para estudiar en la Academia de Música y Arte Dramático.
Se desarrolló en diferentes producciones en Inglaterra, pero al emigrar a Los Ángeles, su vida cambió.
Donald inició su trabajo en series de televisión en 1962 como “El hombre de mundo”, y para 1963 le siguieron “Suspense”, “The Odd Man” y “El agente sentimental”.
Alcanzó cerca de 200 títulos a lo largo de su carrera, pero fueron pocos los que lo lanzaron al estrellato. Uno de estos fue “M*A*S*H”, en 1970, bajo la dirección de Robert Altman, con las actuaciones de Elliott Gould, Tom Skerritt, Sally Kellerman, Robert Duvall, entre otros.
Después, su rostro fue conocido gracias a proyectos como “Klute” (1971), “Orgullo y Prejuicio” (2005), pero sin duda, donde las nuevas generaciones tuvieron más contacto con él fue en la saga de “Los juegos del hambre”, donde dio vida a un personaje pequeño, pero muy icónico: “Presidente Snow”.
“Me encanta trabajar. Amo apasionadamente trabajar. Me encanta sentir que mi mano encaja en el guante de algún otro personaje. Siento una gran libertad, el tiempo se detiene para mí. No estoy tan loco como solía estar, pero sigo estando un poco loco", dijo el histrión en 1998, en una charla con Charlie Rose.
“Los doce del patíbulo” (1967), “Amenaza en la sombra” (1973) y “JFK” (1991) fueron algunos de los proyectos en los que destacó.
A pesar de las décadas de carrera, la Academia de Estados Unidos Nunca lo nominó al Oscar, pero en 2017 le entregaron una estatuilla honrando su carrera.
“Se le hizo justicia en la medida que, en muchas ocasiones estos premios son para quienes lo buscaron una y otra vez y nunca lo obtuvieron y en este caso, la Academia siempre pasó sus actuaciones por alto porque muchas veces eran trabajos en géneros no tan reconocibles, como la comedia, pero su aporte a la industria en más de 60 años y 199 proyectos es valioso, creo que el Oscar sí le termina por hacerle justicia a una trayectoria tan amplia y que nunca paró”, dijo Apanco.
“Él nunca aspiró a ser esa gran estrella, siempre se ubicó en este sentido del primer actor, que es una figura que tenemos muy en México o en Latinoamérica, pero en la industria de Estados Unidos se da por entendido que son nuestros actores de soporte de cualquier proyecto, desde mi punto de vista sí se le hizo justicia porque yo no creo que haya necesitado de más premios para tener el prestigio que tenía en la industria”, aseguró Gil.
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Su trabajo en televisión fue reconocido con un Emmy y dos Globos de Oro por su trabajo en las series “El ciudadano X” (1995) y “Camino a la guerra” (2002).
Sutherland procreó cinco hijos. Kiefer y Rachel, producto de su matrimonio con Shirley Douglas; Rossif, Angus y Roeg, de su matrimonio con Francine Racette. Una de las curiosidades es que, a excepción de Rachel, todos sus hijos recibieron su nombre en honor a cineastas admirados por el histrión.