En medio del descubrimiento de su identidad sexual, Bruno se enfrentó a uno de los momentos más difíciles de su vida, una noticia que le cambió su forma de desenvolverse en la vida y fracturó los lazos familiares que, hasta ese entonces, se habían forjado.
Su papá fue diagnosticado con VIH. Es la década de los noventas, en la capital mexicana; sus padres, con la mejor postura intentan disminuir al máximo su sentimiento de tristeza para no afectar a sus hijos.
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Aunque parecía que todo iba bien, los estigmas a la enfermedad, las críticas de la sociedad y la falta de información fueron el gran obstáculo que Bruno y su familia enfrentaron durante seis largos meses.
Es así como se desarrolla el inicio de la cinta de ficción Seis Meses en el Edificio Rosa con Azul, del director mexicano Bruno Santamaría y en el que, a través de esta historia biográfica, logra adentrarse a los secretos más profundos de sus padres y deshebrar ese recuerdo.
“La historia nació en la pandemia, con el covid-19, como no podías acercarte a la gente para hacer entrevistas y hacer documentales o conocer más historias, decidí entrevistar a mis padres sobre aquello que no me quedaba claro.
“Mi padre fue diagnosticado con VIH cuando yo tenía 10 años y, a partir de ahí se vivió un periodo de mucho movimiento, de amor, dulzura, fiestas, mis papás trataron de protegerme a mí y a mi hermano de lo terrible que podía significar en los años noventa, la muerte de mi papá”, afirmó el director en entrevista.
Tras la detección, Bruno se percató que a su casa comenzaron a llegar rumores sobre la sexualidad de su padre, quien abandonó su trabajo por dicha enfermedad. Los comentarios, críticas y opiniones hicieron que Vladi, el chico por el que se sentía atraído el pequeño se alejara de él.
“La película pretende mostrar cómo se vivían los prejuicios y estigmas en esa década en relación a esta enfermedad. El estigma se construye desde los ochenta y noventa, había uno muy fuerte que hoy en día estoy seguro que es mucho más doloroso lo que genera el señalamiento de la sociedad que las consecuencias físicas que lo que pueda provocar el virus.
“Es un trabajo que se suma a lo que han hecho por años organizaciones que se dedican a erradicar muchos de los estigmas que hay”, expresó.
Luego de un semestre de angustia, los doctores notificaron al padre de Bruno que habían cometido un error, es decir, le dieron un diagnóstico incorrecto, sin embargo, su vida, así como la unión familiar eran totalmente opuestas a lo que proyectaban meses atrás.
Con este proyecto, el objetivo de Santamaría es invitar al público a eliminar los tabúes existentes respecto al VIH y al SIDA, así como fungir como un respaldo para aquellos que viven con este diagnóstico en solitario.
“Durante el año que estuve en el desarrollo de la historia, mucho fue investigación sobre lo que ha significado el VIH no sólo en México en los años noventa, sino en el mundo entero. No sólo es el tema del VIH sino que es la religión, el machismo, la homofobia, demasiadas cosas que están dentro del mismo paquete que, para un niño de los años noventa que está explorando su identidad sexual, se le dificulta.
“Hoy en día, a pesar de que hay una aparente apertura, que hay mucho más espacio e información estoy seguro que sigue siendo bastante difícil para un niño o niña reconocerse, yo espero que la película haga sentir a las personas más acompañadas, es un proceso que se vive casi siempre en soledad y que una película lo exponga haga que se reconozca y se sienta acompañada”, dijo el director.
Por el momento, el filme está en preproducción, están próximos a comenzar el casting, se tiene previsto el rodaje y, posiblemente el estreno, en 2023.
Santamaría recibió apoyo de la beca jóvenes creadores del FONCA 2020-2021 y su proyecto pertenecerá al Foro de Coproducción Europa-América Latina, en la edición número 70 del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
El mexicano ha destacado por su trabajo como director y cinematógrafo por cintas como Margarita (2016) y Cosas que no hacemos (2020), ésta última nominada al Premio Ariel del año pasado en las categorías Mejor Largometraje Documental y Mejor Edición.