Si alguien hiciera una serie sobre la historia de la civilización desde el siglo XX hasta la actualidad, esa sería la BBC. No existe otra cadena de radio y televisión en el mundo con tantos registros. La Segunda Guerra Mundial, los Tratados de París, la Guerra de Corea, el asesinato de John F. Kennedy, la Revolución Cubana, toda la Guerra Fría, el concierto de los Beatles en la azotea de Apple Corps, la mano de Dios de Maradona, la Guerra de los Balcanes, la caída del Muro de Berlín, la caída de las Torres Gemelas, la Guerra de Afganistán, los atentados terroristas en Europa, los Mundiales, los Juegos Olímpicos…
Por sus micrófonos y sus cámaras han desfilado todos los personajes conocidos, desconocidos y por conocer. No existe personaje público que no haya sido entrevistado por la cadena pública de medios del Reino Unido, desde Barack Obama hasta Lady Di. Es por esta última que hoy la BBC afronta una de las mayores crisis de su historia.
▶️ Mantente informado en nuestro canal de Google Noticias
No deja de ser paradójico que la BBC hoy esté en jaque por meterse con la realeza, la misma que en 1927 le otorgó una carta para que pudiera operar con absoluta autonomía sin importar el gobierno en turno. Una idea francamente revolucionaria —y hasta cierto punto socialista— para una época en la que los medios públicos eran utilizados como brazo ideológico del Estado. Pero Reino Unido sabía que se avecinaban tiempos turbulentos. Doce años después, estallaría la Segunda Guerra Mundial. Fue por las estaciones de radio de la BBC que muchas familias escucharon las alarmas que anticipaban los bombardeos nazis.
Que la Familia Real siempre fue un tema predilecto para la BBC no es ningún secreto. Pero lo que se reveló en los últimos días fue un verdadero escándalo: hace poco más de 25 años, el periodista Martin Bashir se valió de mentiras y documentos falsos para convencer a Diana de Gales de hablar públicamente sobre las infidelidades de su marido, el príncipe Carlos.
En aquella entrevista emitida por la BBC el 20 de noviembre de 1995, Lady Di abrió la caja de pandora. Nunca antes nadie había hablado sin tapujos sobre los conflictos carnales de la realeza. Diana Spencer no se contuvo: “Somos tres en este matrimonio”. No paró ahí: “Pero yo también tengo una aventura”. Sus palabras llegaron a 23 millones de personas en Europa. En poco tiempo, el mundo se convirtió en un vecindario. El único tema era Diana Spencer, quien para muchos fue el arquetipo de la mujer afligida y engañada. Para otros, la descarada, la indecente que transgredió los códigos morales de la realeza que se creían inquebrantables. Y también hubo quien la ensalzó como icono feminista que se rebeló contra un sistema patriarcal y clasista.
Los siguientes dos años, Lady Di fue la comidilla de los medios de comunicación, mientras la fama de Martin Bashir como reportero estrella de la BBC ascendía como la espuma. El 28 de agosto de 1996 se divorció del príncipe Carlos y comenzó una relación con el multimillonario egipcio, Dodi Al-Fayed. Ambos morirían casi un año después en un accidente automovilístico en París, a las orillas del Río Sena. Las investigaciones policiales en Francia e Inglaterra arrojaron el mismo resultado: Lady Di y su novio viajaban a alta velocidad porque estaban escapando de los paparazzis.
Desde aquel día cuestionó la ética en el periodismo de espectáculos. La BBC hizo sus propias investigaciones, pero nadie resultó culpable. No hubo despidos ni renuncias. Tampoco las hay ahora que se revela que Martin Bashir mintió para que Lady Di hablara en la televisión. Sí hubo, sin embargo, una disculpa pública de parte de la cadena.
“Lo lamentamos profundamente. Nuestra corporación no cumplió con sus elevados estándares de integridad y transparencia”, dijo la BBC en una carta que envió, también, a Guillermo y Enrique, los hijos de Diana de Gales, así como al príncipe Carlos y a Charles Spencer, hermano de Lady Di.
La administración del primer ministro británico, Boris Johnson, ha dicho que analizará la gobernanza de la BBC e impulsará una reforma estructural para evitar prácticas poco éticas.
El príncipe Guillermo fue contundente ante la carta de disculpas de la BBC: "La entrevista contribuyó en gran medida a empeorar la relación de mis padres y desde entonces ha perjudicado a innumerables persona. Es infinitamente triste saber hasta qué punto las faltas de la BBC alimentaron los miedos, la paranoia y la soledad de los últimos años que pasé con ella".
Hasta ahora, sólo un ex funcionario ha renunciado. Tony Hall, quien fue director de noticias y asuntos de actualidad de la BBC en 1995, renunció como presidente de la junta de la Galería Nacional de Gran Bretaña.
En un comunicado, Hall aseguró que su presencia en la galería sería "una distracción para una institución que me importa profundamente. Como dije hace dos días, lamento mucho los eventos sucedidos hace 25 años y creo que el liderazgo significa asumir la responsabilidad".
Es así como la credibilidad de la BBC es pisoteada por un reportero que sólo quiso llevarse la primicia.
Te recomendamos el podcast ⬇️