“Ya estamos muertos, pero debemos hacer algo. Todos los días matan a alguien. Escuchen todos, vamos a defendernos”, dice lleno de hartazgo un profesor y líder de una pequeña comunidad en Oaxaca, tras los últimos asesinatos perpetrados por narcotraficantes y el aviso de ocupación territorial por parte del ejército.
Mientras tanto, desde los cielos, se han escuchado terribles sonidos que desgarran la quietud entre la vegetación de la sierra. Los primeros en escucharlos son los ancianos, “un ruido como de campanas”, que no saben si es un mensaje benefactor o el anuncio del fin de los tiempos, lo único seguro es que algo superior y desconocido se acerca.
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Esta es la trama de la película Sanctorum, que este jueves 22 tendrá su estreno comercial, luego de haber sido exhibida por primera vez en 2019, en el Festival Internacional de Cine de Venecia.
“La verdad es que estamos muy contentos por este estreno, ha sido una pelea muy intensa para que la película pudiera entrar en distribución”, comentó Joshua Gil, director y escritor de la película.
El filme es una arriesgada apuesta que combina con sólidos resultados las características del cine documental y la fantasía, al proponer una historia apocalíptica, llena de suspenso —que bien podría compararse con alguna creación del horror cósmico imaginado por H.P Lovecrarft— pero que resulta en una crítica al abandono y persecución de algunos pueblos indígenas en México, desde la cosmovisión de las comunidades Mixes.
“Es muy triste que el tema de la película, cuatro años después de la filmación, siga vigente. Y más ahora que es muy preocupante el que el ejército sea encargado de cuidar de la seguridad nacional, después de todos los sabidos abusos que éste ha cometido”, declaró Carlos Sosa, productor de la película.
Completamente hablada en lengua Ayöök (Mixe), fue grabada en gran parte en los territorios de las comunidades indígenas de Santa María Tlahuitoltepec, que si bien en la realidad no presentan estos problemas de persecución por parte del ejército y el acoso de grupos delictivos, tienen una profunda cosmovisión ligada con el cuidado de la naturaleza, lo cual recupera Joshua Gil.
“En esta película Joshua está hablando de la vida de Tlahuitoltepec. Nosotros tenemos un ser supremo al que le tenemos un gran respeto, llamado Condoy. Si bien la película no refiere directamente a nuestra cosmovisión, sí hace referencias simbólicas a ella”, explica Nereyda Pérez, una de las protagonistas de la cinta e integrante de la comunidad Mixe.
Por su parte Damián D. Martínez, otro de los protagonistas, destacó el valor de la película para la comunidad, la cual es de las pocas producciones, sino es que la primera, que se hace a partir del género fantástico en la zona, donde se han hecho un sin número de documentales. Y remarcó la importancia de hablar de estos temas de abuso de autoridades contra grupos indígenas.
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“Espero que se siga promoviendo esta película, por todo lo que está sucediendo en el Senado y todo lo que se está hablando de la militarización del país. Yo creo que la película puede fungir como un puente para la información, porque realmente el Estado sabe lo que ocurre en los pueblos indígenas, cómo nos enfrentamos al narcotráfico y la militarización, pero no lo quieren atender”, concluyó.
Sanctorum podrá ser vista en las salas de Cinépolis y Cinemex, así como en la Cineteca Nacional y más de una veintena de salas alternativas en toda la república.