Popurrí de comedia, canto y mensajes de superación personal. Así fue el estreno del espectáculo Omar chaparro soy yo en el Teatro Metropólitan la noche del miércoles. Se trató de un show que más allá de las risas, buscó, de alguna manera, convencer al espectador que el reconocimiento público es ínfimo ante la importancia que tiene la autoaceptación.
“Todos en general estamos buscando que nos reconozcan como nosotros queremos, que nos acepten como queremos que nos acepten, que nos amen como queremos que nos amen. Pero la verdad es que es una batalla perdida, bastante tenemos con lidiar con la voz de nuestro ego, como para todavía tratar de callar y controlar las voces de los demás. Mi intención aquí es que primero te reconozcas tú, que te valores tú”, dijo el artista, al principio del evento.
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Luego de referirse a una llamada “generación de cristal”, a la cual admitió no entender del todo, Omar Chaparro confesó que se había alejado de la comedia por miedo: “Como que la piel se nos hizo muy delgada. Cambió la comedia, la gente y de repente esta generación de cristal se hizo muy sensible y hacer comedia se volvió como estar en un campo minado”, dijo y aclaró que él es el primero en estar a favor de la tolerancia, la inclusión y el respeto.
Como trama general de este espectáculo, Omar Chaparro constantemente estuvo en diálogo con sus característicos personaje, entre ellos, doña Cleta, Yahairo, la Yuyis Montenegro, Don Chilo, la licenciada Pamela Juanjo. También apareció en el escenario la imagen de un niño fantasmal que le pregunta al actor quién es realmente.
Casi como una sátira de su carrera, entre cada uno de los números del show, Omar Chaparro recordó al público su trayectoria en la televisión y el cine, desde sus inicios en su natal Chihuahua, y las producciones en Ciudad de México, como la película No manches Frida, el programa de revista Sabadazo, el reality Cantando por un sueño, su incursión como actor de doblaje en Kung Fu Panda y Los increíbles, así como su carrera de cantante.
Del repertorio que interpretó hubo música de banda, rancheras, pop y hasta ska, canciones de José Alfredo Jiménez y Pedro Infante, a Raphael y Panteón Rococó.
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Con números breves apareció el personaje de Don Chilo, quien se reconoce como un personaje cómico de otra época, que se mira sorprendido ante las nuevas formas de identidad sexual en el mundo contemporáneo; así como la Chevaca, que interpretó en una absurda bohemia el clásico Ella ya me olvidó, de Leonardo Favio.
Con risas y llantos el actor se despidió del escenario, no sin antes haber confesado que este espectáculo significó mucho para él, luego de haber pasado tanto tiempo preguntándose sobre sus logros, haber pasado temporadas de profundas depresiones, al grado que estuvo al borde del suicidio.