Pablo López cuenta que su principal amor en el mundo de la música siempre ha sido el piano: “Cuando tenía 5 años, un día que estaba en el colegio vi un mueble blanco, que era un piano de pared y en ese momento quedé fascinado, ni siquiera lo alcanzaba, pero alguien me ayudó y me alzó para poder poner la mano encima… Y desde ese momento me enamoré”, confiesa.
López asegura que desde entonces la idea de tener un piano no salía de su cabeza: “Ese día corrí a casa, como pude se lo expliqué a mi madre y desde ahí tuve la idea de que quería un piano”.
Narra que siempre buscaba compañeros o compañeras que tuvieran piano en su casa para poder tener un acercamiento al instrumento:
“Después de tocar en algunas ocasiones los pianos de amigos, empecé a estudiar la carrera y el amor se disparó”.
Sin embargo, cuenta que su relación con el instrumento se podría comparar con las relaciones entre seres humanos:
“Es un amor que va como todos los amores que tenemos por las personas, es decir, de repente llegan al máximo o llegan a apagarse, e incluso terminan en odio, pero desde que yo me enamoré de él, el amor ha ido en aumento y es totalmente una locura”.
Aunque en aquel momento Pablo no pudo tener un piano por la falta de dinero y espacio, el malagueño cuenta con alegría que 30 años después, finalmente podrá disfrutar de él:
“Este sábado 19 de marzo, 30 años después de haber estado en el colegio, me van a regalar el piano, el cual han tenido guardado especialmente para mí”.
LOS NÚMEROS NO LO SON TODO
Sin embargo, recalca que su conexión con la música va más allá del amor por un instrumento:
“Mi idea no es hacer conciertos masivos a los que asistan 50 mil personas que no sientan nada, mi objetivo siempre ha sido conectar con el público. Mucha gente piensa que el no hacer cosas grandes es dar un paso hacia atrás, pero yo creo que es totalmente lo contrario, porque ¿de qué te sirve cantar para 50 mil personas con las que no estás creando una conexión?”.
Afirma que la búsqueda de una conexión con el público es un camino que muchos artistas no se atreven a explorar:
“Son muy importantes los números y te lo digo como un freak de las cifras, pero por ejemplo, yo he tocado varias veces en hoteles y bares, lugares a los que la gente no va a verte a ti, pero el que una sola persona se acerqué a escucharte y reconozca tu trabajo, te llena más y te genera más procesos mentales que los gritos de 20 mil personas”.
Expresa que siempre ha tenido un gran respeto por su público, lo que se traduce en el nerviosismo que siente cada vez que sube a un escenario:
“Algunos artistas me han dicho que el público te va a matar, de forma positiva, pero que también tienes que estar atento a él, darle cariño y respetarlo, algo que siempre procuro hacer: Conducirme de manera respetuosa como artista y como persona”, sentencia.
Dentro del panorama de buena relación con su público, Pablo comparte su felicidad al ver reflejado el cariño de sus seguidores durante su nueva gira:
“Cuando salieron las entradas, pasaron sólo un par de horas para que algunos shows se agotaran, me parece increíble que en un país que no es el mío, más de 800 o 900 personas, salgan de casa y compren boletos para verme”.
También dijo que en un mundo lleno de datos, likes y streaming, no hay nada más humano que tocar en un concierto en vivo:
“Ponerte a tocar enfrente de un público genera una conexión real con ellos y las dos personas a las que les tocaste el corazón, puede que mañana sean cuatro o cinco”.
PODER DE CONVOCATORIA
Durante su gira 360 grados en España, Pablo reventó la plaza de toros de la Maestranza de Sevilla con más de 12 mil personas.
Narró que esa gira fue con la que más se ha identificado como persona y como cantante: “360 fue una serie de conciertos que hicimos en España y en la que decidí llevar mi casa a un escenario; conmigo en medio de la plaza de toros, junto con un piano, una guitarra, los sofás y la alfombra de mi casa, pero lo más importante es que no tenía un repertorio en específico; podía estar interpretando una canción mía y después me iba a otra de otro artista. Fue una experiencia inolvidable porque ese proyecto reflejaba muchísimo lo que soy como artista y como ser humano”.
Su actual gira “Pablo López Piano y Voz” tocará escenarios mexicanos como el C3 Rooftop en Guadalajara, Café Iguana en Monterrey, La Glotonería de Querétaro, Sala Forum en Puebla y el Lunario en la Ciudad de México, en junio de este año.
NO PIERDE EL PISO
A pesar de tener una carrera como uno de los artistas más talentosos de la música en español, cuatro nominaciones al Latin Grammy y más de 60 sold out en pocas horas, Pablo no pierde el piso:
“No hace falta tener o buscar fluorescencia en la vida, la mayor alegría e inspiración se encuentra en la calle, en tu propia casa y con tu familia; cada lugar es un escenario inigualable, no hace falta ir buscando extravagancias inexistentes para sentir que lo estás haciendo bien, todo eso se busca después de que ya que tienes una canción y buscas llenarla de esa fantasía que te brinda la música”.
Expresó que las historias que cuentan sus canciones surgen desde la perspectiva de un hombre como cualquier otro:
“Todo parte de historias reales que puedes observar cómo cualquier persona que tiene tropiezos, que duerme, va al baño, tiene resaca, tiene insomnio y a veces se resfría”.
Dice estar orgulloso de poder pertenecer a la música y se considera afortunado de tener al menos la oportunidad de intentar hacer algo dentro del mundo artístico.
Agrega que la promoción más importante que puede tener un artista son las presentaciones en vivo, a lo que algunos compañeros del medio le han ayudado:
“No hay mayor promoción que tocar en vivo, incluso cuando algunos artistas me han invitado para abrir sus conciertos, como Juanes en Colombia, el público estaba muy sorprendido de verme cantando y tocando ahí”.
Añade que ha tenido la oportunidad de compartir experiencias con celebridades como Alejandro Sanz, David Bisbal, Pablo Alborán y Rapahel, a quien le está trabajando un disco completo compuesto por 13 sencillos.
EN CINE Y TV
Pablo cuenta con un repertorio de 80 canciones compuestas entre sus sencillos, colaboraciones con otros artistas y producciones cinematográficas.
Sobre su experiencia con Disney al componer e interpretar la canción “Escucha la vida”, uno de los soundtracks de dicha película, comenta:
“Te diré que yo no vi la película cuando escribí la canción a pesar de que Disney me lo propuso, pero me explicaron la sinopsis y me dejé llevar, con decirte que escribí la canción sólo en una hora”.
Al ser una película que se prestó a muchas interpretaciones del público, le preguntamos a Pablo ¿qué mensaje quiso transmitir él con la letra de esa canción?:
“Literalmente es que me caí al suelo, tú me has visto caer, pero yo me levanto con una sonrisa y te digo que lo que más deseo es volver a caerme porque aprendí mucho al hacerlo y no tengo vergüenza de haberme roto un poco el pantalón, me vuelvo a levantar porque estoy en busca de algo, pero lo mejor que me puede pasar es no encontrarlo”, expresó.
También, su trayectoria musical se ha visto marcada por su paso por el programa La Voz, en donde ha participado desde 2015.
“Mi experiencia como coach de La Voz ha sido algo adictivo, porque es un lugar en el que toda la gente está por pasión a la música, no sólo los participantes o los compañeros de silla, sino que todos los demás colaboradores, desde los camarógrafos hasta gente de escenografía, hacen su trabajo con pasión y eso se refleja en un germen que te llena totalmente de alegría”.
Y asegura que este es uno de los proyectos a los que siempre dirá que sí:
“Cada que me llama por teléfono y se me da la oportunidad digo que sí, a pesar de que es un gran esfuerzo y remolino mental y emocional, pero siempre se me sale una sonrisa por las dos orejas por que me siento un privilegiado al ser considerado y formar parte de este proyecto”.
El malagueño dijo que una de las cosas que más le han servido como ser humano es que no se arrepiente de nada de lo que hace:
“Es lo único que me propuse sin darme cuenta desde pequeño, que nada me diera vergüenza para no pensar después ¿por qué escribí o dije eso? Cada paso que doy en la música es seguro y puedo decir que de todas mis canciones, no me arrepiento ni de una coma, ningún sonido ni de ningún afine o desafine de ellas”.
Entre algunas de sus virtudes, destaca la paciencia, un aspecto que asegura maximizó durante la pandemia:
“Yo soy una persona de querer y hacer las cosas en ese mismo instante; tomar un vuelo, ver a una persona, ir al bar e incluso ir a grabar al estudio, pero esta crisis me ayudó a darle su tiempo a todas las cosas y con ello me ayudó a escuchar más a los demás”.
Comparte que uno de sus pasatiempos favoritos de la pandemia fue su pequeño árbol de tomates:
“Durante la crisis planté un árbol de tomates en casa que también contribuyó a que recuperara la paciencia, ya que estos árboles crecen muy lento, pero me ha encantado verlo crecer poco a poco”.
Y añade que aunque se contagió dos veces de Covid, hoy está con más energía que nunca para cautivar a su público de todo el mundo:
“Hoy como siempre, tengo la intención de enamorar a mi público y estoy listo para ofrecer shows en los que las personas se dejen llevar.
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