“Los Ángeles estaba aquí hace 40 años y seguirá aquí mientras el tiempo dure y el alma baile”. Esas fueron las palabras que el escritor Carlos Fuentes le dedicó en 1998 a este gran salón de baile ubicado en la colonia Guerrero, en la Ciudad de México. Pero ante la pandemia que los obligó a cerrar desde marzo, su futuro es incierto: no saben si el tiempo los alcanzará o si el alma bailará pronto.
El salón guarda detalles de la historia del país que lo hacen único, de ahí la famosa frase que el barrio y los bailarines repiten con orgullo: Quien no conoce Los Ángeles, no conoce México.
Pero para conocerlo, hay que tener las puertas de par en par, algo que no sucede desde hace ya cinco meses. Ni siquiera para celebrar su 83 aniversario, ocurrido el pasado 2 de agosto.
“Habíamos cerrado, pero por periodos cortos, lo más era dos semanas cuando la epidemia del AH1N1, pero nunca habíamos cerrado por meses. Desde 1937 hasta la fecha es la primera vez que tenemos que cerrar tanto tiempo y no es que estemos en problemas financieros por la pandemia ya traíamos atrasados los problemas financieros y la pandemia lo único que hizo fue detonar una situación que ya venía creándose desde años atrás”, cuenta Miguel Nieto, quien desde 1972 tomó las riendas del recinto. Es el tercero al mando luego de su padre y su abuelo.
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En las paredes del salón cuelgan carteles que presumen las grandes orquestas, danzoneras y sonoras que pisaron el escenario y que ya poco suenan entre las nuevas generaciones: Carlos Campos, Pérez Prado, Bienvenido Granda, Carlos Argentino -todos también integrantes de la Sonora Matancera- Mike Laure o Toña la Negra.
También presumen las presentaciones de otras famosas agrupaciones como Acerina y su danzonera, la Sonora Santanera o Grupo Niche. Sus ritmos ya son ajenos a los jóvenes, de ahí que Nieto ve la crisis por la que pasa el salón como una oportunidad para atraer a nuevos espectadores y bailarines.
“Estamos proponiendo, tener una apertura hacia otros mercados, otro público. Estábamos promoviendo ya con grupos de marimba con batería y con guitarra eléctrica, también diversas expresiones de cumbia poblana que se consume mucho en Nueva York, con cumbia chilena que hizo Chico Trujillo, que hizo un evento todavía el 21 de marzo, de los últimos porque el 22 de marzo cerramos y en efecto tenemos que buscar esos nuevos públicos, jóvenes mayores de 18 años, pero menores de 60 que es el promedio de edad de los asistentes al salón y eso en un domingo porque en un martes ha de ser como de 65 años el promedio”, cuenta.
Museo del baile
Ha sido locación de películas mexicanas, sede de documentales, locación para videos musicales y set de grabaciones de comerciales. También ha sido un eje fundamental para el desarrollo de la cultura, el entretenimiento y la danza.
“Tenemos que buscar nuevas fórmulas, abrirnos a tener más trabajo entre semana con conferencias, filmaciones, usar el salón como locación, usarlo en horarios diurnos, no sólo los bailes en la tarde y los eventos especiales en la noche sino abrirnos hasta llegar a lograr una inversión fuerte para que de lado derecho donde está la ampliación del salón, donde está el mármol, quizás exista un museo interactivo con una experiencia inmersiva, que se base en el baile que pueda ir cambiando el programa”, expresa Nieto con entusiasmo.
La colonia Guerrero sin el Salón Los Ángeles no estaría completa. Aunque el sector inmobiliario se ha acercado a la zona popular y céntrica de la capital del país, al recinto musical aún no le afecta y aunque les toquen la puerta para hablar del tema, Nieto tiene claro que no es el futuro que quiere para el salón.
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“Propongo el museo interactivo que puede que sea una solución, pero si no se encuentra una solución a lo mejor es momento de presentar otro modelo de negocio que tenga que ver con cultura, o a lo mejor la única solución no es cerrarlo, tal vez tirarlo y hacer un edificio, pero sería lo menos deseable para nosotros.
“Si nuestro espíritu fuera exclusivamente financiero, eso ya lo hubiéramos hecho hace muchos años, desde que empezamos a perder dinero, ¿por qué perdíamos? pues porque es una gran inversión con un boleto muy barato y no nos dan los números”.
Para la familia Nieto, lo que empezó como una bodega de carbón que cerró porque ya nadie lo compraba, no debe terminar en otra cosa que no comparta el espíritu y la energía que por 83 años han tenido.
-¿En qué no le gustaría que se convirtiera Los Ángeles?
Nieto hace una pausa larga, baja la mirada y toma aire.
-No me gustaría que muriera sin dejar esto arreglado, de una u otra manera, y ya tengo 70 años, entonces eso puede pasar en cualquier momento, eso no me gustaría. Me moriría con un gran dolor.
Y aunque desde hace casi 50 años él ha visto ir y venir un sinfín de personajes, bailarines o artistas, su amor por el salón se basa específicamente en la cotidianeidad que ofrece a quien quiere disfrutar de un buen baile.
No conoce México
Mientras Nieto contaba la historia que usted está leyendo, mantuvo las puertas abiertas del salón. Al menos cinco parejas se acercaron ante la emoción de verlo activo, aunque sólo fuera para una entrevista.
Ya casi al cierre de la plática una mamá de unos 30 años entró con su hija, de casi 8 años. “Perdón que me meta, es que le dije a mi hija que este es el salón donde grabó Belinda”, dice al referirse a uno de los éxitos más recientes de la cantante.
“¿Me da permiso de tomarnos una foto? ¿cuándo van abrir otra vez? tiene su casa aquí a dos cuadras, es que le he dicho a mi hija que quien no conoce Los Ángeles no conoce México”, le dice la mujer a Miguel.
Y él le responde: ¡Claro! pronto estaremos de regreso.
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Como ellas, Nieto revela que hay decenas de personas que les insisten casi a diario en obtener una respuesta a la pregunta del millón: ¿cuándo abrirán?
“No me gustaría que en más de 80 años de inversión de muchas vidas que han invertido parte de su vida aquí que han expresado su contento que la energía de los millones de gente que han bailado en este salón y que se puede sentir cualquier día de baile, que la acústica de este salón con madera arriba y abajo se perdiera. Eso me dolería porque es irrecuperable, ningún otro salón puede ahora tener lo que tenemos nosotros porque los personajes de los años 30 que ya murieron, son irrecuperables o premios Nobel que ya murieron, son irrecuperables, podrá haber un salón que abra y llegue a los 80 años, pero si sobrevivimos nosotros tendremos 163 años, de todos modos seguiremos siendo y muchas historias seguirán pasando aquí”, agrega.
Por lo pronto, la primera batalla que deben librar es sobrevivir hasta el día en el que los pachucos, las rumberas y las orquestas regresen. Para eso mantienen activa una campaña de donación con la que fondean los sueldos de sus empleados que desde marzo no se les ha negado ni recortado.
El baile también tendrá que reinventarse. Un pachuco sin sus accesorios que lo hacen entrañable no puede ser un pachuco, pero tendrán que dejar fuera corbatas, sombreros, plumas, pues es una de las recomendaciones sanitarias.
“Creemos que la gente va a estar deseosa de un buen baile y claro que vamos a tenerlo, quizás existan nuevas medidas para poder abrir como lo están haciendo los restaurantes: más distancia entre las parejas de baile, una recomendación a que quienes bailan en pareja sean parejas ya formadas de casados, novios, amigos, que tengan contacto casi cotidiano y personal. Pero al demás público que viene solo le vamos a recomendar que no baile en pareja, que baile separado como se baila el mambo, el cha cha cha, que sí se puede y vamos a tratar de asignar un área especial para cada pareja para que haya una sana distancia”.
Los planes de Nieto son ambiciosos y cuando los cuenta en su voz se nota el entusiasmo, en su mirada las ganas y en su expresión la premura de llevarlos a cabo.
“Hay que sentar bases para salir adelante, ya no podemos hacerlo solos como familia Nieto, no tenemos los recursos y los planes son demasiado ambiciosos tenemos que tomar inversionistas, patrocinadores de común acuerdo dejar sentadas las bases del proyecto qué queremos cómo mejoramos el salón, el barrio, la colonia, la ciudad, el país… ¿cómo le hacemos?... Pues ojalá Carlos haya sido profeta y sigamos aquí”, espera Nieto.
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