Alejandra Márquez que ha presentado cintas como Semana santa, y ha trabajado como guionista para programas como Soy tu fan, estrena la adaptación del libro de crónicas Las niñas bien, de Guadalupe Loaeza.
Con apenas tres películas como directora, gracias a este trabajo Alejandra fue considerada por la revista Variety como una de las cineastas a las que hay que seguir durante este 2019.
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Rompiendo los paradigmas de la industria al presentar historias como estas, dándole voz a las problemáticas y enfoques femeninos, Márquez presenta una cara de la élite mexicana sin caer en la simplicidad y en la banalidad que ha permeado en los últimos tiempos al cine mexicano.
“Lo que me dicen es que tú no te acercas a Guadalupe, Guadalupe se acerca a ti”, bromea Márquez al contar que cuando le encomendaron el llevar a la pantalla grande el libro de Loaeza, lo primero que sintió fue un poco de temor, pues la historia sobre las mujeres de la clase alta mexicana, era una cuestión que no quería que fuera tomado a la ligera.
“Quizás en un inicio estaba yo un poco reticente como que con muchos prejuicios de sumergirme en este mundo de mujeres frívolas y controladoras, suponía yo, pero me di cuenta de que había una posibilidad de hablar a partir de eso de cosas que a mí me importan mucho que tienen que ver con cómo funciona el poder en México” menciona.
De tal forma que su trabajo en esta cinta no sólo consistió en adaptar las crónicas de la escritora, sino analizar “a la élite, una clase social que nunca me había interesado retratar, y que a su vez era una oportunidad para hablar de desigualdad social que hay en México desde una óptica muy original”.
Ilse Salas es Sofía, una mujer elegante y de clase social alta a la que todas sus amigas se quieren parecer, enfocada únicamente en las apariencias, sus problemas empiezan a partir de la nacionalización la banca en el gobierno de José López Portillo, pues tanto Sofía como su esposo Fernando (Flavio Medina) comienzan a perderlo todo.
Es por eso que Márquez realizó también un retrato sobre la mujer, que a pesar de estar ambientado en la década de los 80, sigue siendo vigente. “Me interesaba retratar esta fragilidad y una especia de antiheroína que se ve en un nuevo mundo que no se imaginaba, en una nueva situación donde no es la reina. Y más que retratar un personaje fuerte para mí era importante mostrar esa vulnerabilidad y fragilidad que se le impone a alguien cundo pierde sus privilegios”.
Así pues, la película que fue rodada en tan solo cinco semanas, siempre fue pensada para que Salas la protagonizara pues “se me hacia una maravillosa actriz que tenía un punto de contraste con el personaje que quería explorar” expresa Márquez.
Entre los retos más grandes a los que se enfrentaron fue al diseño de vestuario a cargo de Claudio Rodríguez Castelli y a la ambientación pues “hacer toda la reconstrucción de la época aunque fue muy divertido también fue muy angustiante, como que los detallitos ahí se te pueden ir y salir de control”.
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Lo cierto es que durante esta exploración, la cineasta descubrió que “ni siquiera las mujeres que están cerca del poder son poderosas, ni siquiera en esos grupos que son tan importantes y elitistas las mujeres tienen una voz y un poder de decisión que se parezca al de los hombres”.
Por otro lado, la cineasta, quien se considera feminista, asegura que el espacio para las mujeres en el mundo del cine ha ido creciendo, “aunque seguimos siendo poquitas, me parece que nosotras ya nos arrancamos, ya estamos haciendo las cosas y nos están reconociendo, ya no tenemos que esperar a que nos den chance. Siento que ahí vamos demostrando que lo que tenemos que decir resuena en varios lados y varias personas” señala.