Rodeada de pétalos de flores y a los pies de la réplica exacta del “David” de Miguel Ángel que se encuentra en el Museo Soumaya, Susana Zabaleta realizó una vez más su performance “Los abrazos”, que no había podido presentar desde 2019. Fue un acto lleno de música meditativa y oriental en el que la cantante y actriz regaló abrazos a los asistentes, como un acto de reflexión sobre el devenir de la humanidad y el recibimiento de la primavera.
“Creo que nos urgen los abrazos para que nos demos cuenta de que no somos tan distintos. Tal vez tengamos cosas diferentes, pero en el fondo somos los mismos seres humanos. Así que si no nos ayudamos entre nosotros, esto va a ser un caos. No hay que caer en las tentaciones locas del dinero, la soberbia, el ego y tantas cosas que nos hacen sentirnos fuera de este mundo”, dijo la cantante, previo al performance que se extendió durante ocho horas.
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Luego de exhortar a todos a un mayor cuidado y conciencia por la naturaleza, Zabaleta dijo que el performance sería dedicado a la memoria de la activista por los derechos de los animales Elena Larrea, fundadora de Cuacolandia, fallecida el pasado miércoles, a los 31 años de edad.
“Este día va con toda la intención hacia Elena, una persona maravillosa que ayudó muchísimo. Una escuincla de 31 años que hizo tantísimo por la naturaleza y los animales. Y que dejó esta tierra, quien sabe porqué tan rápido. Ojalá existan muchas Elenas de Coacolandia que nos ayuden a que los animales no sufran”, expresó la artista.
Zabaleta también recordó que, luego de haber hecho este performance desde 2013, el sentimiento que le dejó esa experiencia la impulsó escribir “El otro libro de los abrazos” (2020), en el que habla de su propia relación con los abrazos y el poder que se esconde tras un gesto tan sencillo.
“Creo que siempre voy a hablar de ello y su energía. Siempre intentamos no tocarnos, pero en el momento en que lo hacemos y nos abrazamos, sin esperar que haya nada a cambio de inmediato, es muy fuerte, el amor te cambia”, señaló la actriz, quien relató que, durante su infancia, en su familia, los abrazos eran considerados como un signo de debilidad, cosa que considera completamente absurda, pues piensa que no hay nada más increíble que saberse amado.
Así, tras una breve introducción de danza contemporánea hecha por la bailarina Coral Zayas y la interpretación musical de Francisco Bringas, Zabaleta comenzó a recibir a cada una de las personas que asistieron, entregando sus brazos con gran cariño y parsimonia, cerrando los ojos, dejando que el aura del museo y la música abrieran un remanso de armonía y paz.
Algunos de los presentes lloraron, Susana también lo hizo, alguien le preguntó a quién, que ya no estuviera en este plano terrenal, le habría gustado dar más abrazos. A lo que la cantante, con los ojos vidriosos contestó que al compositor Armando Manzanero.
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“Él siempre se cuidó de que no fueran a pensar que tuviéramos una relación amorosa. Siempre tuvo pareja mientras estuve con él y siempre cuidó que sus parejas, porque tuvo varias, no pensaran que yo anduviera con él. Así que nos faltaron muchos abrazos”, finalizó Zabaleta.