Desde el inicio del recital se supo que sería una fiesta. Un cuarteto de percusiones, contrabajo y piano fue el primer acompañamiento de Diego El Cigala, que inició con una versión salsa del tema Arrepentida el repertorio de 27 canciones que interpretó con invitados de lujo: Los Macorinos, Los Panchos, La Sonora Santanera y el mariachi Gama Mil.
El Homenaje a México que el cantaor rindió la noche de este jueves con su concierto en el Auditorio Nacional fue una declaración de amor. "Buenas noches México os quiero. Muchísimas gracias por tanto amor, tanto cariño. Estoy feliz después de dos años volver mi querido México", dijo el intérprete al saludar al público que ocupó casi la totalidad del aforo del recinto.
Vestido con un traje azul y camisa blanca, lució cinco anillos, tres en la Izquierda y dos en la mano derecha, que resaltaban por su brillo, igual que la gruesa cadena que rodeaba su cuello y la esclava y el reloj dorados en sus muñecas.
Las palmas, uñas afiladas para rasgar la guitarra y frases a media voz entre las que se entendían palabras como "¡dícelo!", "¡agua!", "os quiero", "viva Dios", dejaban libre al flamenco, aunque esta noche era para un país "chido".
Así respondió al grito "Diego, México te ama", que se escuchó entre el público. "Y yo amo a México con todo mi corazón, por tantas noches bonitas, tantos héroes desconocidos y por ser un país bien chido".
Su interpretación de Lágrimas negras recibió la primera de muchas ovaciones de la noche. Él cambió el estribillo por la frase "contigo me voy gitana" y fue un guiño muy bien recibido.
A ritmo del tema De qué manera te olvido hizo su aparición el mariachi Gama Mil, con el que interpretó Soy lo prohibido, Somos novios, La gata bajo la lluvia (a la que también cambió el coro por "soy ese gato bajo la lluvia") y Se me olvidó otra vez.
Entonces entraron Los Macorinos al escenario, a quienes El Cigala presentó como sus amigos, con los se ha divertido desde que se conocieron. Con el dueto mexicano de guitarras cantó La media vuelta y La llorona.
Un momento solo con el piano y la voz que de vez en cuando refrescaba dando sorbos al vaso en el que tintineban cubos de hielo, enmarcó su interpretación de Te quiero, te quiero y Cóncavo y convexo, que dedicó al compositor Martín Urieta, quien estaba entre el público.
"Estoy agradecido de recibir a esta divinidad que ha acompañado a generaciones con su genialidad y voces únicas que existirán mientras su cuerpo les haga sombra", dijo al presentar al Trío Los Panchos para cantar Si tú me dices ven, e Historia de un amor.
Sus siguientes invitados fueron los músicos de La Sonora Santanera con quienes cantó Perfidia y Dos gardenias.
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Siguió con Inolvidable, 20 años, Corazón loco y El ratón, con su grupo, que tuvo un momento de lucimiento antes del regreso del mariachi para cerrar el concierto.
Mientras el Cuarteto tocaba, El Cigala salió del escenario al que volvió vestido de charro, con un traje negro y dorado.
Junto al mariachi cerró el recital con Vamonos, Adoro, La nave del olvido, El rey, Como quien pierde una estrella y un zapateado al ritmo de algunos acordes de El son de la negra, gritando a todo pulmón "¡Qué viva México!".