Tenía catorce años cuando Itzel comprendió que varios jóvenes habían muerto en un antro de su barrio. Esa tarde del viernes 20 de junio, el sonido de los helicópteros de la policía sobrevolando por su casa en la delegación Gustavo A. Madero, predecían la tragedia. La niña de cabellos oscuros y arete en la nariz que está por convertirse en historiadora por la Universidad Nacional Autónoma de México, recuerda que al llegar a la escuela el lunes siguiente después de la muerte de nueve jóvenes y tres adultos por un operativo policial fallido, sus compañeros de segundo de secundaria lloraban y se abrazaban en los pasillos, “agradecí no haber sido yo”.
Fue en el 2008 cuando los Chakas, una nueva tribu urbana juvenil que tiene sus orígenes en Sinaloa, comenzó hacer ruido en la colonia de Itzel. En el norte del país, ser un Chaka era sinónimo de aparentar ser un “chico malo” con ropa de marca, autos exuberantes prestados, llevar una vida estrafalaria como los narcos del momento sin serlo. Acá en la Ciudad de México, el término identificaba a los adolescentes que les gustaba el reguetón y perrear.
A finales de la década pasada, “..dile que bailando te conocí, cuéntale..”, la pegajosa canción del puertorriqueño Don Omar, se disputaba el baile de jóvenes y adultos en el News Divine junto con La Gasolina de Daddy Yankee. El antro había programado durante varios fines de semana, horarios escalonados para recibir a mayores de edad y jóvenes sin credencial para votar. Lo que no programó nunca el dueño del lugar, fue desbloquear la única salida de emergencia, una puerta sellada por años, la misma donde morirían intentando salir nueve jóvenes y tres policías aquel el viernes 20 de junio de 2008.
El día de la tragedia, a Mari, mamá y vecina de la colonia Nueva Atzacoalco, la distrajeron de sus oficios el movimiento de las patrullas, horas más tarde, pasó por enfrente de la discoteca y confirmó los rumores. “Había gente llorando, gente tendida en el piso, policías, camiones de policías que se llevaban a los chicos”. Un matrimonio de amigos que tiene una hija que estuvo ese viernes en la discoteca, le confiaron que semanas atrás se rumoraba entre los chavos que allí vendían droga y la policía llegó para hacer “sus dichosas redadas” en una noche donde sobraba diversión, diversión que terminó en tragedia.
De acuerdo con testigos, minutos después del arribo policiaco, alguien tomó el micrófono al interior de la disco para pedirle a los asistentes que no se asustaran, que la policía iba hacer una revisión de rutina. El micrófono volvió a sonar; esta vez el dueño pidió desalojar el lugar a cambio ofrecería una tardeada gratis en los próximos días. La orden no se cumplió. El exceso de jóvenes, el calor, el gas lacrimógeno vertido y una malla humana que bloqueó la única salida, fueron un caldo de cultivo para que nueve adolescentes y tres adultos, encontraran la muerte por asfixia.
Mari se pregunta qué hubiera pasado si la puerta de emergencia hubiera servido, si los policías hubieran sacado primero a los jóvenes y los requisaba afuera del lugar, si la puerta de entrada fuera más amplia de lo que es ahora.
¡NUNCA MÁS!
En el número 186 de la calle 312, dos puertas hacen memoria. En la derecha se lee que el 20 de junio de 2008 siendo jefe de Gobierno Marcelo Ebrard Casaubón, procurador General de Justicia, Rodolfo Félix Cárdenas, secretario de Seguridad Pública, Joel Ortega Cuevas, jefe del Sistema de Coordinación Policial del Distrito Federal (Unipol), Guillermo Zayas González, jefe Delegacional en la Gustavo A. Madero, Francisco Chiguil Figueroa, la Unipol realizó un operativo fallido contra narcomenudeo cuyo resultado fue el homicidio de 12 personas, nueve jóvenes inocentes y tres elementos de la UNIPOL. En la izquierda una lista fúnebre hace pensar en lo fugaz que puede ser la adolescencia si se topa una noche de copas con la negligencia. “Estas puertas se abren en memoria de Erika Rocha Mauri, 13 años; Daniel Alan Ascorve Domínguez, 14 años; Alejandro Piedras Esquivias, 14 años; Isis Gabriela Tapia Barragán 16 años; Rafael Morales Bravo, 18 años; Mario Alberto Ramos Muñoz, 18 años; Mario Quiroz Rodríguez 22 años; Leonardo Amador Rivas 24 años; Heredi Pérez Sánchez, 29 años. También honran a Jennifer Jiménez Martínez y a todas las víctimas inocentes sobrevivientes, cuya vida fue violentada por la tragedia de manera permanente”.
Del News Divine solo queda su nombre. En él, un memorial donde Óscar Ramírez de 22 años, promueve y resguarda espacios lúdicos para los jóvenes de la Nueva Atzacoalco y alrededores. Jóvenes que piden ser escuchados y que a través de talleres de baile, actuación, canto o redacción, le hacen el feo a la tentación de las adicciones o conductas antisociales.
Es sábado y a las once la mañana van llegando los primeros recostando bicicletas en las paredes. A las doce, 28 jóvenes se sientan en círculos y hablan del sismo que sacudió la ciudad hace unas semanas. Una chava de 18 cuanta acongojada no haber sentido nada. Otra dice que una amiga española sentía culpa de no poder ayudar tanto como los demás. Ninguno vivió el terremoto del 85, para ellos ésta fue su mayor sacudida.
En una esquina está atento Óscar. Le falta año y medio para terminar la licenciatura en Ingeniería Mecánica y Eléctrica. Mientras tanto cuida el espacio que cedió a los jóvenes el entonces jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, a través del Instituto de la Juventud (Injuve). Revisa que las instalaciones estén en buen estado, arregla la energía si falla, pone a disposición de los maestros hojas, plumas, tapetes de yoga, pero lo que más le agrada es ayudar a jóvenes que están en problemas de riesgo, “sacarlos de las calles”.
Y es que según la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México, después de Iztapalapa, la delegación Gustavo A. Madero es la segunda más peligrosa de la capital. Hasta agosto de este año, el 18 por ciento de los homicidios se concentran aquí, en el Memorial News Divine Nunca Más y sus colonias cercanas, de donde vienen entre 500 y 900 jóvenes que se escabullen de la violencia y le apuestan a la paz.
RENACER
Jorge de 22 años, estudia en el Instituto Politécnico Nacional Ingeniería en Informática y en un futuro cercano quiere emprender una empresa en desarrollo de software. Se enteró por Internet del Memorial News Divine buscando un taller de inglés que no fuera costoso, supo que si participaba de forma regular en los talleres y caravanas que ofrecían, tendría transporte público gratis por tres años y eso lo animó más.
En los 36 meses que lleva visitando el News Divine, ha tomado clases de papiroflexia, artes plásticas y elaboración de piñatas. Le gusta hablar con chavos de su edad porque algunos ya son nuevos amigos e invita a todos a venir porque si “eres tímido te ayudan a hablar en público”. Cuando le preguntan qué significa el memorial para él, responde sin titubeos, “El News Divine es renacimiento”.
Gabriel tiene 16 y va en quinto de prepa. Posa para una fotografía al lado de la estación del metrobús News Divine de la línea 5, donde los padres de las víctimas dibujaron una puerta abierta con varias personas saliendo de ella. El ícono representa un recuerdo de los jóvenes fallecidos y promueve en el lugar un espacio para el desarrollo e integración cultural para la juventud.
Gabo aprendió en el memorial ha cocinar chiles rellenos, ahora le gustan las caravanas donde puede escuchar a otros de su edad con sus miedos y proyectos. El adolescente entra y sale contento del Memorial, porque gracias a él “voy a todos los museos en metro gratis”. Gabriel quiere ser sicólogo. En las caravanas donde escucha hablar a los demás, se dio cuenta que le gusta escuchar y ser escuchado.
Especialistas en sicología y docencia, coinciden en que el tiempo libre es el enemigo de un joven en formación. Es allí donde comienzan a inquietarse por actividades lícitas o no. Martha Elena Mireles, tutora del Injuve, está consciente de ello y por eso invita a todos los jóvenes a conocer e integrarse en el Memorial, donde el tiempo se ocupa con clases de box, kick boxing, jazz, dibujo, ballet, malabares, lectura y redacción, lenguaje de señas, entre otras actividades completamente gratis. “El ambiente es sano, se conocen entre ellos, hacen amistad, hacen una actividad educativa, se la pasan bien”.
Montada en su bicicleta, Itzel se imagina como maestra de historia en la UNAM, escribiendo para un periódico nacional y viajando. Le parece “padre” que existen lugares como el Memorial News Divine donde los jóvenes tienen la oportunidad de expresar como se sienten pero no le es suficiente. Le gustaría que nunca más existieran discotecas sin salidas de emergencia, que nunca más la policía taponara una salida en un operativo, que nunca más tuviera que ver el listado de adolescentes muertos de esta puerta, por donde ahora ella sale en bicicleta pero no pudieron hacerlo nueve menores de edad.
