/ sábado 19 de agosto de 2017

Indigencia, problema  social en aumento en el centro de Xalapa

Por Ziehlo Jiménez

Sobre la zona del centro de la ciudad de Xalapa se puedeobservar que deambulan por lo menos 20 personas que viven en laindigencia.

Entre el ir de venir de los innumerables xalapeños que a diariotransitan por el primer cuadro de esta capital, los indigentes semueven como sombras, ya que su paso por las calles tal parece no espercibido.

La mayoría de los indigentes son personas del sexo masculino,de edad adulta, quienes se ganan la vida pidiendo dinero o bienviven de las monedas que la gente les da por cuidar susvehículos.

Además, a simple vista se pueden advertir los estragos de lascondiciones en que viven, pues la falta de aseo personal y suvestimenta son más que evidentes; sus ropas, que rayan entre elgris y negro, denotan su uso constante y que no han sido tocadaspor agua y jabón durante mucho tiempo, al igual que quienes lasportan pues han perdido el ánimo de vivir y la propia estima.

Las calles del centro de la ciudad, para estas personas, se hanconvertido en su propio hogar, ya que comen y duermen a laintemperie, enfrentándose a los peligros de la noche mientras seresguardan apenas bajo los techos o en algún rincón. Lo únicoque amortigua la dureza del frío piso donde pasan la noche sonalgunos cartones, así como viejas y roídas cobijas.

Muchas de estas personas pernoctan a las afueras del PasajeEnríquez, en los pasillos de la entrada del Hospital Luis F.Nachón o incluso, hay quien en el área de cajeros de conocidainstitución bancaria —ubicada en el ángulo que forman lascalles de Zamora y Xalapeños Ilustres— ha encontrado un“rinconcito” muy adecuado para pasar la noche sin tener quepadecer las inclemencias del tiempo.

Asimismo, los olores que se pueden percibir al pasar por loslugares en donde habitualmente permanecen los indigentes revelanque las calles también son usadas para hacer sus necesidadesfisiológicas.

Otro caso particular es el de una persona de la tercera edad que“vive” en las inmediaciones del primer cuadro de la ciudad­—sobre la avenida Atletas, en contra esquina de la Casa delLago UV— y quien en plena vía pública tiene instalado uncamastro en el que se le puede ver recostado a cualquier hora deldía, además de la noche.

Este anciano para sobrevivir se dedica a “echarle aguas” alos conductores de vehículos que se estacionan en esta popularárea comercial, quienes a cambio le dan algunas monedas a modo depropina por su servicio.

Cabe señalar que a esa misma actividad también se dedica otropequeño grupo de indigentes que tienden a ubicarse sobre la callede Allende, a la altura de Las Estatuas de Las Cuatro Virtudes, porla parte trasera del parque Juárez, así como de la calleEnríquez.

ACCIONES DEL DIF

El fenómeno de la indigencia, pese a que es atendido por el DIFmunicipal, es una problemática  latente que va en aumento en lacapital y que le atañe a toda la sociedad, señaló Adolfo TossCapistrán, director de ese organismo.

“La atención a indigentes es un trabajo permanente, pues setrata de un problema en crecimiento por situaciones de caráctermultifactorial y en el que nos enfrentamos todas las autoridades yla ciudadanía en general”, expresó.

Indicó que las causas de este fenómeno social, que orillan aeste sector a vivir en la calle, son sobre todo por afectacionesmentales y vicios, en lo que se ve involucrada la desintegraciónfamiliar.

“El 90% que de las personas que viven en calle, desde adultosjóvenes y mayores, padecen de enfermedades mentales y adiccionescomo alcoholismo o drogadicción”, sostuvo.

Reconoció que aunque Xalapa no cuenta con un albergue para eluso específico de indigentes, el DIF ofrece espacios temporales enépocas invernales o de huracanes, en los que los ciudadanos puedenresguardarse de las bajas temperaturas.

Ante la deficiencia de albergues, mencionó que se tienenconvenios con nueve anexos de Alcohólicos Anónimos, donde setratan problemáticas de adicciones y neurosis, y que se encuentranadaptados con cuartos y cocina para recibir el hospedaje deindigentes.

Asimismo, les ofrecen alternativas en centros de desarrollocomunitario, pues el DIF cuenta con 28 módulos distribuidos en laentidad, en los cuales imparten talleres de capacitación para elautoempleo, desde carpintería, mecánica, robótica, entreotros.

“En lo que va de la administración llevamos 42 pacientesinternados en centros de inserción social. Los hemos sacado de susituación de calle para restablecer su salud; pero es algo muycomplicado pues les ofrecemos la atención, pero si la persona larepudia, no podemos obligarlos”, expuso.

Indicó que el DIF no cuenta con un padrón con el número totalde ingentes en la capital; sin embargo, señaló que las personasque viven en indigencia son sobre todo hombres adultos, que enpromedio tienen 35 a 50 años, además de ancianos. “El 80% delos indigentes son hombres, pues hay mucho menos indigencia demujeres, de 10 hombres dos son mujeres”, expuso.

Mencionó que muchas de las personas que viven en la indigenciatienen familia, pero no son atendidos por sus familiares sea porquepadezcan de algún vicio o problemas de demencia, por lo que lareintegración familiar no es posible.

“El primer paso que hace el DIF es tratar de buscar familiaresde los indigentes, a quienes contactamos pero muchas veces éstosno se hacen cargo y caen en un delito que se llama omisión decuidados. La familia es quien tiene la obligación de cuidarlos porun enfermo o demente que se encuentre el familiar, pero enocasiones se niegan a ayudarlos”, finalizó.

Por Ziehlo Jiménez

Sobre la zona del centro de la ciudad de Xalapa se puedeobservar que deambulan por lo menos 20 personas que viven en laindigencia.

Entre el ir de venir de los innumerables xalapeños que a diariotransitan por el primer cuadro de esta capital, los indigentes semueven como sombras, ya que su paso por las calles tal parece no espercibido.

La mayoría de los indigentes son personas del sexo masculino,de edad adulta, quienes se ganan la vida pidiendo dinero o bienviven de las monedas que la gente les da por cuidar susvehículos.

Además, a simple vista se pueden advertir los estragos de lascondiciones en que viven, pues la falta de aseo personal y suvestimenta son más que evidentes; sus ropas, que rayan entre elgris y negro, denotan su uso constante y que no han sido tocadaspor agua y jabón durante mucho tiempo, al igual que quienes lasportan pues han perdido el ánimo de vivir y la propia estima.

Las calles del centro de la ciudad, para estas personas, se hanconvertido en su propio hogar, ya que comen y duermen a laintemperie, enfrentándose a los peligros de la noche mientras seresguardan apenas bajo los techos o en algún rincón. Lo únicoque amortigua la dureza del frío piso donde pasan la noche sonalgunos cartones, así como viejas y roídas cobijas.

Muchas de estas personas pernoctan a las afueras del PasajeEnríquez, en los pasillos de la entrada del Hospital Luis F.Nachón o incluso, hay quien en el área de cajeros de conocidainstitución bancaria —ubicada en el ángulo que forman lascalles de Zamora y Xalapeños Ilustres— ha encontrado un“rinconcito” muy adecuado para pasar la noche sin tener quepadecer las inclemencias del tiempo.

Asimismo, los olores que se pueden percibir al pasar por loslugares en donde habitualmente permanecen los indigentes revelanque las calles también son usadas para hacer sus necesidadesfisiológicas.

Otro caso particular es el de una persona de la tercera edad que“vive” en las inmediaciones del primer cuadro de la ciudad­—sobre la avenida Atletas, en contra esquina de la Casa delLago UV— y quien en plena vía pública tiene instalado uncamastro en el que se le puede ver recostado a cualquier hora deldía, además de la noche.

Este anciano para sobrevivir se dedica a “echarle aguas” alos conductores de vehículos que se estacionan en esta popularárea comercial, quienes a cambio le dan algunas monedas a modo depropina por su servicio.

Cabe señalar que a esa misma actividad también se dedica otropequeño grupo de indigentes que tienden a ubicarse sobre la callede Allende, a la altura de Las Estatuas de Las Cuatro Virtudes, porla parte trasera del parque Juárez, así como de la calleEnríquez.

ACCIONES DEL DIF

El fenómeno de la indigencia, pese a que es atendido por el DIFmunicipal, es una problemática  latente que va en aumento en lacapital y que le atañe a toda la sociedad, señaló Adolfo TossCapistrán, director de ese organismo.

“La atención a indigentes es un trabajo permanente, pues setrata de un problema en crecimiento por situaciones de caráctermultifactorial y en el que nos enfrentamos todas las autoridades yla ciudadanía en general”, expresó.

Indicó que las causas de este fenómeno social, que orillan aeste sector a vivir en la calle, son sobre todo por afectacionesmentales y vicios, en lo que se ve involucrada la desintegraciónfamiliar.

“El 90% que de las personas que viven en calle, desde adultosjóvenes y mayores, padecen de enfermedades mentales y adiccionescomo alcoholismo o drogadicción”, sostuvo.

Reconoció que aunque Xalapa no cuenta con un albergue para eluso específico de indigentes, el DIF ofrece espacios temporales enépocas invernales o de huracanes, en los que los ciudadanos puedenresguardarse de las bajas temperaturas.

Ante la deficiencia de albergues, mencionó que se tienenconvenios con nueve anexos de Alcohólicos Anónimos, donde setratan problemáticas de adicciones y neurosis, y que se encuentranadaptados con cuartos y cocina para recibir el hospedaje deindigentes.

Asimismo, les ofrecen alternativas en centros de desarrollocomunitario, pues el DIF cuenta con 28 módulos distribuidos en laentidad, en los cuales imparten talleres de capacitación para elautoempleo, desde carpintería, mecánica, robótica, entreotros.

“En lo que va de la administración llevamos 42 pacientesinternados en centros de inserción social. Los hemos sacado de susituación de calle para restablecer su salud; pero es algo muycomplicado pues les ofrecemos la atención, pero si la persona larepudia, no podemos obligarlos”, expuso.

Indicó que el DIF no cuenta con un padrón con el número totalde ingentes en la capital; sin embargo, señaló que las personasque viven en indigencia son sobre todo hombres adultos, que enpromedio tienen 35 a 50 años, además de ancianos. “El 80% delos indigentes son hombres, pues hay mucho menos indigencia demujeres, de 10 hombres dos son mujeres”, expuso.

Mencionó que muchas de las personas que viven en la indigenciatienen familia, pero no son atendidos por sus familiares sea porquepadezcan de algún vicio o problemas de demencia, por lo que lareintegración familiar no es posible.

“El primer paso que hace el DIF es tratar de buscar familiaresde los indigentes, a quienes contactamos pero muchas veces éstosno se hacen cargo y caen en un delito que se llama omisión decuidados. La familia es quien tiene la obligación de cuidarlos porun enfermo o demente que se encuentre el familiar, pero enocasiones se niegan a ayudarlos”, finalizó.

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