El “Cementerio municipal”, “Cementerio viejo” o “Panteón 5 de Febrero”, construido en 1831, es el más antiguo de todo el país, asegura el cronista emérito de Xalapa, José Zaydén Domínguez, en publicación dedicada a este espacio.
A pesar de que por la pandemia no ha podido presentar la investigación y reseña contenida en dos volúmenes, espera pronto lleguen los tiempos para dar a conocer más datos sobre el panteón que en 1986 fue declarado Monumento Histórico de la Nación.
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Recuerda que con sus cerca de seis mil tumbas, el cementerio está a solo una década de cumplir su bicentenario como una magna obra en cuyas tumbas se mezclan los estilos arquitectónicos barroco popular, neogótico, neoclásico, tardío, “art nouveau” y “art déco”.
Ubicado en el perímetro que conforman las calles 5 de Febrero, Prolongación de Landero y Coss, Poeta Jesús Díaz y 20 de Noviembre, el cementerio se creó por decreto 213 del gobernador Sebastián Camacho y, entre otros datos, destaca el diseño de los osarios, a cargo del general Iberri.
“El diseño y la traza fue conforme al gusto moderno, influenciado por las ideas de la Ilustración y el Positivismo”, señala para luego apuntar que este se convirtió en el primer panteón civil de la ciudad, porque hasta 1859 era la iglesia la que se encargaba de controlar los cementerios, pero con las Reformas de Juárez se le quitó control sobre estos sitios.
En “Reseña histórica. Cementerio Antiguo de Xalapa”, el cronista narra los orígenes y presenta la arquitectura, breves semblanzas de quienes yacen en este espacio, así como una selección de fotografías, leyendas, anécdotas y notas periodísticas.
El segundo volumen se centra en imágenes y tiene un apartado sobre los otros panteones xalapeños. José Zaydén Domínguez expresa la necesidad de difundir todo aquello que conforma la memoria histórica de la ciudad.
El 5 de Febrero, apunta, es parte indispensable al permitir el descanso de ilustres personajes que abonaron a la construcción de la actual Xalapa, tal es el caso de Juan de la Luz Enríquez, Concepción Quirós y Eduardo R. Coronel.
También, Enrique C. Rébsamen, Antonio María de Rivera, Manuel Maples Arce y familias como Huesca y Cerdán, Sayago y Díaz Mirón, por mencionar solo algunas. Como una joya que requiere ser valorada, describe Zaydén Domínguez al lugar.