Veracruz, Ver.- Una placa, ubicada en la esquina de Hidalgo y Juan Soto en Veracruz, cuenta la historia de 29 personas que murieron a consecuencia de la venta indiscriminada de material explosivo en la zona de Mercados, el 31 de diciembre de 2001, y aunque se habla que son más las víctimas, las autoridades sólo reconocieron a esas personas.
A 17 años de la tragedia que enlutó a Veracruz, todavía hay dolor entre los locatarios de mercado, que aseguran que se trató de un accidente provocado por la negligencia de los inspectores y las mismas autoridades del gobierno municipal del entonces alcalde panista José Ramón Gutiérrez de Velasco y su sudirectora de comercio informal, Yari Garduza Pérez, quienes a diestra y siniestra entregaron permisos a comerciantes para la venta de explosivos.
De las investigaciones que se hicieron en ese entonces, todas desahogaron que la responsable era Jovita Macario Romero, quien se había encargado de tramitar los permisos de los locatarios para la venta de temporada navideña en el mercado y productos explosivos como chispitas, luces de bengala y pequeños cohetes. Pero al final la situación se salió de control y se encontró una bodega llena de cohetes y otros productos a base de pólvora de gran dimensión.
Por tres años, Jovita Macario Romero purgó una condena en la cárcel y en medio del dolor —por haber perdido a su padre de más de 60 años y su hermana de 12 años, también en el incendio— se dedicó a aprender un oficio dentro del penal Ignacio Allende en Veracruz.
Es algo que para siempre llevo en mi corazón, quiero dejarlo atrás, olvidarlo, pero no puedo, ha sido difícil. Estuve en la cárcel, logré salir, pero los 31 de diciembre ya no son lo mismo, no hay cena, no hay fiesta, sólo damos gracias a Dios por permitirnos seguir en familia, con mi mamá, mis hermanas, mis hijos y nietos”Jovita Macario Romero
Argumentó que se trató de un accidente, aunque existen versiones que fue un acto provocado por los mismos inspectores de comercio que trataron de amedrentar a los comerciantes para que pagaran sus cuotas, a pesar de que ya habían cumplido con el proceso de adquisición de los permisos.
“Yo ya no quiero hablar de eso, se dicen muchas cosas, se oía que venía un operativo muy fuerte y yo sólo recuerdo que empezó a arder el puesto de doña Lupe y quise proteger a mi papá, pero él regresó por mi hermana de 12 años que estaba en otro puesto y ahí quedaron los dos, los encontraron calcinados, abrazados”, recordó.
Las historias son miles, los recuerdos quedaron plasmados en toda la calle de Juan Soto, en donde estaban ubicados decenas de puestos y que fueron arrasados por las llamas en cuestión de minutos.
“Es triste recordarlos, más en estas fechas y es que todos nos conocíamos, cada quien en su chamba pero nos veíamos todos los días”, recuerda Leonor Morales, quien desde hace 35 años es comerciante de la zona de mercados.
Aquel 31 de diciembre de 2001 decidió trabajar sólo medio día en el puesto de jugos, hacer las entregas rápidas y no ir al mercado.
Ese día yo mejor me quise apurar en mi casa para lo de la cena y me di cuenta por las noticias de la tragedia, me sentí terrible y no hubo cena, todo se convirtió en dolor, angustia por no saber quiénes estaban bien, es algo que se lleva por siempre y ni modo hay que seguir trabajando”Jovita Macario Romero
Este 31 de diciembre se celebra un aniversario luctuoso más, en donde comerciantes y ciudadanos se congregan en la llamada zona cero para recordar a los deudos de la tragedia del incendio en los mercados y hacer oración por sus almas.