Orizaba, Ver.- Rafael Bermúdez llegó por última vez a la Estación 119 de Bomberos de Orizaba, lo hizo no vistiendo su uniforme, sino en un féretro. “Tengo rabia, tengo mucho coraje, no me lo quitó un incendio; me lo quitaron unos desgraciados cobardes con balas asesinas", aseveró el comandante de dicha central, Manuel Jiménez Cadenas.
Tratando de contener las lágrimas y temblando del coraje y dolor, recibió a Rafa que llegó acompañado de sus familiares y compañeros. Recordó que en enero de 2020 hizo su primera guardia, y como todos, fue sobresaliente; era un joven con entusiasmo para prepararse y servir a la gente.
Le hacían especial énfasis en la moral y la ética, porque así preparan a las nuevas generaciones, “porque los viejos ya nos vamos, ellos se quedan para servir a la sociedad”, dijo. Lo sensibilizaron todavía más, para ponerse en los zapatos de otros que necesitan el servicio de los bomberos.
“Aquí lo tengo, aquí está Rafa compañeros, llegó a su guardia. Ya le íbamos hacer examen de manejo, era un bombero ya formado con todo el entusiasmo gracias a su familia que le daba todas las facilidades de venir, su hermano lo impulsaba. Siempre estuvo interesado en la capacitación, era un chamaco, dinámico y muy educado. Agradezco a los padres de Rafa porque hoy lo podemos despedir", añade mientras se le quiebra la voz.
Era comelón y fanático de las alitas, recuerdan
Sus compañeros recuerdan que en la central desayunaba, comía y cenaba, dependiendo de la hora de su turno; jugaba y también se capacitaba, todo eso es parte de la formación de un bombero.
“Era fanático de las alitas. El domingo anterior a su muerte llegó preguntando: ¿Qué vamos a cenar?, respondimos: alitas; todos pedimos entre 8 y 10 para cada uno, Rafa pidió 25, nada más para él”, recuerda uno de sus compañeros.
Siempre, agregan, estaba de buenas y cuando veía que alguno de sus compañeros tenía alguna preocupación o problema, se acercaba para darle ánimo y con solo una palabra les sacaba una sonrisa. “Lo vamos a extrañar mucho”, señalan.
Rafa fue un ángel para nosotros
El comandante leyó ante los presentes un poema, que dijo refleja bien lo que era Rafael: “Benditos sean los que lleguen a nuestra vida en silencio… él llegó en silencio, muy calmado, muy serio, con paso suave para no despertar nuestros dolores, no despertar nuestros fantasmas, no resucitar nuestros miedos. Benditos sean los que se dirigen con suavidad y gentileza, hablando el idioma de la paz para no asustar a nuestra alma, benditos sean los que tocan nuestro corazón con cariño, nos miran con respeto y nos aceptan enteros, con todos nuestros errores e imperfecciones. Benditos sean los que pudieron ser cualquier cosa en nuestra vida…, él escogió ser paramédico, y ser bombero; benditos sean esos iluminados que nos llegan como un ángel, como un colibrí a una flor, que dan alas a nuestros sueños y que, teniendo la libertad para irse escogen quedarse haciendo un nido…, como él quiso hacer un nido en Bomberos".
Mi hermano tenía misiones y las cumplió
Arnoldo Bermúdez, su hermano mayor recordó a Rafa como el bebé de los Bomberos, como le decían de cariño. “Mi hermano, nuestro bebote, tenía en esta vida tres misiones y las cumplió: la primera fue enorgullecer a sus padres y lo cumplió; la segunda, ser paramédico y bombero, quería subirse a los camiones y ambulancias y lo logró; la tercera era cuidar a su hermano y me cuidó mucho; me cuidó hasta el último día de su vida”, dijo entre sollozos.
Su mamá, doña Ana María agradeció al comandante y compañeros de Rafael la enseñanza, amor y amistad que le dieron durante el tiempo que convivió con ellos en la Estación.
Del féretro, que estaba cubierto por su uniforme de paramédico y el de Bombero, tomó el casco que con tanto esfuerzo Rafael compró con sus ahorros y dijo: “Le compró su estuche y le mandó poner R. Bermúdez, él amaba ser bombero, le gustaba el sonido. Con todo mi amor, yo te entrego a ti, Erick, esto de mi hijo; eres familia. Te quiero mucho, gracias por todo lo que le diste a Rafa”.
Hacen último pase de lista para Rafael
Así, en emotivo homenaje los integrantes de la Estación 119 de Orizaba, de Bomberos Metropolitanos, Bomberos de Kimberly Clarck, Coscomatepec, Bomberos y Cruz Roja de Córdoba, despidieron a Rafael, quien recibió su último turno y pase de lista con el ulular de las unidades.
El comandante dijo tres veces su nombre: “Rafael Bermúdez" y todos al unísono respondieron ¡Presente!, para escuchar después el toque de silencio de uno de los integrantes de la banda de guerra y dar un fuerte aplauso a su amigo y compañero.
Recordarán siempre a Rafael como un joven alegre, participativo, solidario, acomedido, altruista, buen amigo, excelente persona y hermano.
Con 1 año y dos meses como Bombero voluntario recibió el último adiós en el que fue su segundo hogar, antes de partir sus restos al Cementerio Municipal Juan de la Luz Enríquez.