Veracruz, Ver.- Vivir con cáncer es vivir una lucha diaria preguntándose ¿Y si no lo logro?, pero mis hijos y mi familia son el motor para seguir, aseveró Norma Utrera Guevara de 48 años de edad, lleva casi tres años luchando contra el cáncer.
Apenas el martes 2 de febrero fue sometida a una cirugía de ovarios de la cual está en recuperación.
Su historia comenzó en el 2018 cuando después de realizarse una mastografía en un módulo de la caravana rosa, su seno izquierdo reaccionó con una inflamación.
A pesar de la inflamación, el resultado de la mastografía no arrojó indicios de cáncer, pero debido al aumento en el dolor decidió acudir con su ginecólogo particular.
“El ginecólogo me dio tratamiento para desinflamar y lograr aminorar la fibrosis aguda que se había generado y así fue como en 4 meses se detectó que la inflamación se redujo a una bola del tamaño de un limón. La mastografía no arrojó indicios de cáncer, pero volví a hacerme los estudios, el resultado de la radiografía decía ser un resultado con Birs I, que equivale a un resultado difícil de definir y se recomienda el ultrasonido”, dijo.
El siguiente paso fue practicar una biopsia que arrojó el resultado de un diagnóstico de cáncer de mamá lobulillar infiltrante, es decir que ya había salido del área del seno a los ganglios.
“Posterior a ello era una inmediata cirugía de forma radical a mi seno izquierdo y extracción de ganglios para lo que entre a una serie de estudios clínicos de valoración y verificación de que no se encontrará cáncer en algún otro órgano, el resultado fue favorable porque el resto de mis órganos estaban sanos”, dijo
Norma, fue sometida a un tratamiento de 6 quimioterapias y 25 radioterapias, porque el cáncer se encontraba en fase II, del cual según estudios clínicos el 80% de los casos salen adelante y el 20% restante no lo supera.
“Algunas pacientes no ponen de su parte y no aceptan los tratamientos por razones de creencias, religión y económica, donde esta última es de vital importancia al no contar con un servicio médico público, porque son muy caras las medicinas para quimioterapia y a veces aun teniendo servicio médico a veces hay que comprar uno o 2 de los 5, 6 o 7 medicamentos que se requieran, porque cada paciente recibimos lo adecuado para nuestro padecimiento, tipo y fase del dolor”, explicó.
El proceso de las quimioterapias es muy fuerte ya que las pacientes se someten a un agresivo del cóctel de medicamentos, la pérdida de cabello, mareos, y náuseas.
“Las quimioterapias las recibí de noviembre a marzo con aplicación de 20 días de intervalo, posterior a ello en el mes de mayo empecé las 25 sesiones de radioterapia, otro proceso muy fuerte en mi caso, porque de la 1 a la 15 no sentía nada, pero de la 16 a la 20 mi piel empezó a tornarse roja como si hubiese ido a la playa y luego de la 21 a la 25 yo ya no quería ir porque mi piel se tornó oscura y se me empezó a agrietar y hasta llagas de quemadura a segundo grado se me hicieron, pero a pesar del dolor y la molestia soy una mujer de mucha fe en Dios padre y cada día doy gracias a Dios por la oportunidad de vivir. Para quien no lo vive, puede parecer muy simple, pero no lo es, porque cada día es un día de lucha interior con el temor a que, ¿y si no lo logro?, ¿y si no sale bien él síguete estudio? ¿y si me enfermo de algo? todo da temor”, relató.
Posterior a las radioterapias y la continuidad en los estudios se le detectó un quiste en crecimientos en su ovario derecho.
“Hace 3 meses que se detectó un quiste en crecimientos en mi ovario derecho y que a pesar de mi tratamiento en pastilla antiestrógenos, mi periodo menstrual continuaba siendo constante y con muchas molestias porque a la vez los médicos buscaron generar una menopausia forzada, la cual por mi organismo no se dio y surgió lo del quiste y bueno, el doctor me sugirió que lo recomendable era extraer los ovarios para evitar que mi cuerpo siguiera produciendo hormonas y a la vez quitarle el alimento a la célula cancerígena de mi cuerpo, porque reiteró que hay diversos tipos de cáncer y dependiendo de ello es cómo se alimentan y nos afectan”, señaló.
Dicha cirugía fue realizada este martes 2 de febrero de la cual está en recuperación.
“Mi fe es mayor y sea lo que resulte ser, yo no me rendiré y lucharé hasta mi último día y viviré amando y disfrutando la oportunidad de vivir cada día y a mi familia hermosa y amigas, amigos, parientes y en especial para mis 2 hijos... Leonardo de Jesús de 13 años de edad y José Rafael de 15 años, quienes también son un motorcito que no me permiten rendirme porque me necesitan”, refirió.