Xalapa, Ver.- Dada la cercanía de las celebraciones de Nuestra Señora de Guadalupe, las Posadas y las festividades de la Navidad y del Año Nuevo, la invitación de la Iglesia católica es a vivirlas con responsabilidad para que no se conviertan en un peligroso riesgo de contagio. “Como pastores de la Iglesia nos interesa cuidar la salud de nuestro pueblo, María Santísima quiere la vida de su pueblo, la salud de sus hijos y no su muerte”. Por tanto, evitemos las concentraciones masivas para no exponernos a los contagios innecesarios.
En la circular que la arquidiócesis de Xalapa publicó y repartió en la Catedral metropolitana al término de la homilía del arzobispo Hipólito Reyes Larios asienta que en virtud de la emergencia sanitaria y el peligro de los inminentes repuntes en los contagios de Covid-19, será necesario seguir manteniendo los cuidados que recomiendan las autoridades sanitarias en todas sus actividades litúrgicas y pastorales. Sin embargo, los templos seguirán abiertos para que los feligreses tengan la oportunidad de seguir fomentando su encuentro con Dios a través de la oración personal o familiar en estos espacios sagrados.
Ante estas circunstancias estamos invitados a celebrar estas fiestas en un ambiente familiar, de tal manera que este año, hagamos de cada hogar “una casita sagrada” “un lugar donde nadie se siente extraño; un lugar de encuentro, convivencia y cercanía con los seres queridos; un lugar donde se comparten las experiencias de vida” (PGP 154).
Asimismo sostiene que se seguirá transmitiendo la Eucaristía a través de las plataformas digitales para que las personas vulnerables puedan participar desde su hogar. Pero también se continuará fomentando la participación en las celebraciones litúrgicas de manera presencial con los cuidados adecuados y según la capacidad física de cada templo. “Ante esta realidad, me parece conveniente seguir tocando las campanas de nuestros templos, resaltar nuestras fiestas patronales y devocionales, así como fomentar las oraciones tradicionales como el Ángelus y el Rosario a través de los altavoces o de otros medios apreciados por la gente de nuestros pueblos”.
La pandemia del COVID-19 nos ha sorprendido a todos y ha detenido o cambiado el rumbo de muchas de las acciones pastorales programadas a nivel nacional, provincial, diocesano, decanal, parroquial y personal. Esta emergencia sanitaria ha golpeado a todos los sectores de la sociedad y de la Iglesia, engrandeciendo las dificultades que ya padecíamos a nivel social en la economía, la salud, la educación, la violencia y la inseguridad, provocando dolor, tristeza, angustia e incertidumbre hacia el futuro.
Concluye que el tiempo litúrgico del Adviento nos prepara para celebrar las venidas de Nuestro Señor Jesucristo, primeramente, en su Encarnación y posteriormente en su Parusía al final de los tiempos, po lo que durante estos días estamos invitados a disponernos para este encuentro con Él a través de la escucha de la Palabra de Dios, la vivencia de los Sacramentos, la práctica de la oración y el ejercicio de la caridad.