El doctor en psicología Vicente Morell Mengual convoca a las familias, docentes y sociedad en general a no olvidar que hay una responsabilidad conjunta para evitar el abuso sexual en personas en situación de discapacidad intelectual, un problema real del que poco se habla pero existe y deja secuelas importantes.
En el Foro Internacional de Inclusión en Educación Superior, organizado por la Universidad Veracruzana, apuntó que hay pocos datos regionalizados pero a nivel internacional la prevalencia del abuso sexual en esta población es del 32.9 por ciento.
El investigador puntualiza que las tasas de abuso sexual en personas con trastorno del desarrollo intelectual son significativamente más elevadas que en personas sin este trastorno.
Enumera que los factores de riesgo y protección son el género, el grado de discapacidad y de educación sexual, las capacidades comunicativas y habilidades sociales, la expresión de deseos y necesidades sexuales, la intimidad y sensación de seguridad, los miedos y los mitos.
El especialista en promoción de la salud sexual subraya que ser víctima de abusos sexuales no tiene una única trayectoria psicopatológica, pues las secuelas son totalmente individuales.
Algunas de las consecuencias son la incontinencia urinaria fecal, la autoagresión y la ideación suicida, así como el desarrollo de trastornos de conducta, comportamientos sexualizados problemáticos, síntomas fisiológicos de malestar psicológico y trastorno de estrés postraumático.
¿Qué se debe hacer ante esta problemática?
El experto en salud mental refiere que a nivel familiar se debe hablar, de acuerdo con la condición que la persona tenga, sobre las partes de su cuerpo, para que las reconozca y luego sepa qué es la intimidad.
En caso de no poder hacerlo, recomienda buscar ayuda en centros de salud y otras instituciones. A nivel médico y educativo, señala la necesidad de ahondar en análisis de las necesidades sexuales de las personas con discapacidad, crear recursos ilustrados y pautas de actuación ante problemas específicos.
Detalla que así como el abuso se puede dar en el ambiente familiar o escolar, también puede ser por “premiar” con algo que a la persona le gusta.
Ante ello, los objetivos de las intervenciones comunes son enfatizar que no está bien realizar prácticas sexuales bajo coacciones, no está bien inducir a otra persona para que realice ninguna práctica sexual y no tiene que haber compensación o transición alguna.
Hablar del tema y acudir con los profesionales de la salud mental son las indicaciones pues apunta el psicólogo que muchas personas en situación de esta discapacidad han sido víctimas de abuso sexual y ni siquiera son conscientes de ello.
Apunta que las personas que abusan sexualmente de otras, casi siempre tienen problemas mentales, casi siempre son personas que la víctima conoce, casi siempre son personas agresivas y el abuso puede ocurrir en cualquier lugar.
Para saber más del tema u obtener material informativo, el especialista pone a disposición su correo electrónico vicente.morell@uv.es.