Xalapa, Ver.-El arzobispo de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong pide a los feligreses colaborar y acercarse al Seminario Mayor para conocer la representación de la fe y el surgimiento de nuevos sacerdotes.

Durante la homilía de la Eucaristía que presidió en el Seminario Mayor de Xalapa, refiere que las familias no sólo entregan a sus hijos para ser formados, sino que manifiestan su fe y amor a Dios a través del apoyo hacia quien ha decidido dedicar su vida a la consagración.

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“Cada vez que colaboramos con el Seminario Dios nos está transformando, siempre es una fiesta, hay algo que uno aprecia de corazón de cada seminarista y es el agradecimiento que se tiene hacia todo lo que recibe”, manifiesta.

Recuerda que todas las personas que colaboran con el Seminario aportan no sólo su trabajo, sino su intención por lograr la formación de quienes estarán al frente de las iglesias.

“Todos los que trabajamos y colaboramos con el Seminario, los sacerdotes, los laicos, las religiosas, los seminaristas, estamos por vocación, cuando hablamos del Seminario no nos referimos al edificio, nos referimos los seminaristas, a nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros amigos, cuando venimos aquí nos damos cuenta que hemos aceptado la invitación del Rey (Dios) para servir”, dijo.

Ante cientos de personas, manifiesta que pertenecer a la formación sacerdotal es aceptar la invitación a la mayor fiesta que se puede tener junto a Dios, es decir, la Eucaristía.

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“Cuando uno llega al Seminario está feliz, damos cuenta de cómo es que hemos sido sorprendidos por una invitación de Dios a la mejor fiesta, que es el banquete de su hijo, por eso es que todos los días se celebra la eucaristía, por eso es que este día celebramos la fiesta de Cristo”, expone.

Destaca que los seminaristas tienen claro que al dedicarse a la vida sacerdotal también deben dejar de lado todas las cosas materiales y los actos contrarios a una vida consagrada.

“Hay dos características que me emocionan mucho cuando veo a los seminaristas y a los padres, que es dejar las cosas materiales porque al aceptar la invitación de Jesús aceptas que debe haber cambios, todos los que llegan al Seminario lo hacen porque quieren ser cambiados, ningún seminarista es un santo o perfecto, ingresamos para que Cristo nos coloque una nueva vestidura, lo que se pide es tener una nueva actitud, un nuevo corazón, es ser diferente”, expresa.

¿Los seminaristas cambian y se transforman cuando reciben la formación sacerdotal?

“Los sacerdotes pueden decir que el Seminario nos cambió y aceptamos todos los cambios para mejorar, eso es una garantía, aceptar el camino de Dios y serás mejorado, lo que es cierto para los seminaristas es cierto para todos los que colaboramos en el seminario porque cada participación, cada acción es una invitación a ser mejores”, comenta.

Finalmente, asevera que en el Seminario se vive un ambiente de cuidado, amor y respeto, por lo que se dejan de lado sentimientos vanos o contrarios a lo que Dios quiere de sus hijos.

“Se trata de una invitación a un nuevo ambiente, donde no hay competencia, rencor, odio o se están buscando intereses propios, sino de amistad, entrega y adoración porque aquí venimos a entregarnos, se busca dar al Seminario lo que se ha recibido”.