Veracruz, Ver.- Como apoyo a una adulta mayor, Alejandro Ramírez Alvarado taxista en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río vende algunos productos a bordo de su unidad, la venta no es para él sino para una adulta mayor.
Su vida no ha sido fácil, recientemente adquirió como propias las placas y la unidad para ser su propio jefe, sin embargo, hacer algo por alguien más resulta satisfactorio.
Es originario del Distrito Federal, actualmente conocido como la Ciudad de México donde trabajó por muchos años en el servicio de transporte público, sin embargo, la crisis económica y la falta de oportunidades lo hizo migrar a la ciudad de Veracruz en el año de 1991.
“Yo siempre me he dedicado al transporte público, empecé en las combis, las peceras, pero llegó un momento en que se congeló la tarifa y ya no era suficiente para mantener a mi familia, me vi obligado a emigrar a Veracruz, por acá mi esposa tenía familia y empezamos una nueva vida”, expresó.
Se empleó como conductor de la ruta de pasaje y permaneció en ese oficio por muchos años hasta que asegura que “se chocó” debido a la gran cantidad de camiones y la invasión de rutas.
“Podría decirse que ya no quise saber más de los camiones, cuando empecé tenía 31 años y pasó el tiempo, ya no es lo mismo y se vuelve más problemático, los reflejos ya no son los mismos”, dice.
Decidió emprender su propio negocio, desarrollando lo que sabía hacer que era manejar pero ahora bajo sus propios horarios y reglas.
“Siempre he manejado, es lo que sé hacer y decidí hacerse de mi propio taxi empecé con buscar la concesión, hace tiempo estaban muy caras y por medio de una amistad me hice de una unidad que ya estoy terminando de pagar, ahora soy mi propio jefe, con mis horarios y reglas”, afirma.
Menciona que su trabajo le permite ser autosuficiente y se siente bastante desahogado de gastos, por lo que ahora apoya a alguien más, una persona.
A bordo de su taxi, vende algunos productos de limpieza para el hogar y productos para la cocina.
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“Este es un apoyo para una persona mayor, es una amistad que no tiene ingresos, no tiene pensión y es viuda, la quise apoyar, me pidió el favor de venderle cosas a los pasajeros, sale poco a poco, pero si he logrado vender, la gente se sube al taxi, le llama la atención y algunos si compran”, sostiene.
Puntualiza que hacer algo por alguien más es satisfactorio, sobre todo porque no le cuesta nada y porque se trata de alguien vulnerable por la edad.
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