Córdoba, Ver.- Las afectaciones por la exposición a los contaminantes químicos liberados durante la explosión de la fábrica de fertilizantes Agricultura Nacional de Veracruz (Anaversa) podrían alcanzar hasta tres generaciones, señala Rosalinda Huerta Rivadeneyra, presidenta de la asociación de afectados por Anaversa.
Pues reitera que tras la explosión se liberaron substancias químicas que mezcladas generaron nuevas con alcances moleculares altamente dañinos para la salud de la población que al estar expuesta a sus gases pudieron alterar su ADN y esta alteración podrían transmitirse a por lo menos tres generaciones más.
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Esto de acuerdo a estudios hechos por la doctora Lilia América Albert, máxima exponente de la toxicología en México y autora del libro México Tóxico, donde expone el gran desastre ambiental que representó la explosión de Anaversa en nuestro país.
El edificio continúa contaminado
Y más cuando, insiste, el inmueble continúa contaminado de dioxinas y toxinas de una gran carga molecular que representan un riesgo sanitario para los habitantes de los alrededores, más después de que personas desconocidas ingresaran para remover escombro y retirar la maleza del lugar.
“Desde el día de la explosión, 1,700 personas estuvieron cénsanos como posibles a desarrollar una enfermedad, todos lo hicieron y murieron, pero de ahí siguieron más y otros nacieron con malformaciones y aún se siguen desarrollando enfermedades”, dice.
Afectaciones podrían extenderse hasta tres generaciones
Incluso precisa que estas afectaciones podrían extenderse hasta en tres generaciones que podrían desarrollar enfermedades como cáncer, leucemia y malformaciones congénitas, por lo que reitera que se debe hacer una remediación ambiental del lugar.
“La doctora Lilia América estimó que estos daños podrían registrarse hasta en tres generaciones, pues el daño fue en el ADN, hay casos muy interesantes de personas que tuvieron pozos artesianos que se contaminaron y la gente consumió agua y han fallecido la mayoría de los integrantes de las familias”, dice.
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Es de recordar que el 3 de mayo de 1991, la fábrica de fertilizantes Anaversa, ubicada cerca de la estación del ferrocarril, explotó liberando miles de toxinas y dioxinas con un alto peso molecular.
(Publicada originalmente en El Sol de Córdoba)