Ancianos maltratados, un problema que crece en Xalapa

Es de tipo psicológico, físico, económico e incluso sexual, advierte el DIF municipal

Celia Gayosso | Diario de Xalapa

  · martes 23 de febrero de 2021

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

En Xalapa, el 16.8% de los adultos mayores son maltratados, lo que quiere decir que casi 17 de 100 sufren de algún tipo de maltrato psicológico, físico, económico, económico o patrimonial, abandono o sexual, indicó Verónica Rodríguez Estrada, encargada del área de atención al adulto mayor del DIF municipal, quien señaló que no hay denuncias porque las personas no las hacen por pena o porque temen un mayor maltrato al hacerlo, por lo cual en Xalapa se realiza uno de los primeros estudios.

Con la pandemia, el “viejismo” o “edadismo”, que es la discriminación por edad y cuyo término fue acuñado en 1969 por el psiquiatra Robert Butler, se ha hecho más evidente sólo con que a las personas de más de 60 años no se les permita ingresar a los supermercados o algunos otros negocios para hacer sus compras, así como por el mismo estado al disponer que a este grupo no se le atendería en tal o cual circunstancia, lo que va contra sus derechos humanos puesto que su rendimiento intelectual puede ser mayor al de un joven, señaló.

La maestra en gerontología y tanatóloga puntualizó que una descriminación “brutal” está saliendo a relucir al coartarse los derechos de este grupo de la población, pues es su determinación salir y elegir dónde, cómo y cuándo realizar sus compras. Asimismo es una forma de maltrato la forma paternalista con que les llaman algunos funcionarios públicos y algunos medios de comunicación al decir “nuestros adultos mayores”, porque se les infantiliza y no son niños ni como ellos. Se les denigra, porque éstos ya tienen una forma de ser y cada quien envejece de manera diferente, sentenció.

No hay estadísticas; en Xalapa, el primer estudio

En México, como en Latinoamérica y en el mundo entero el maltrato al adulto mayor representa un problema de salud pública, sin embargo sólo existe un estudio de 2006, de ahí que la doctora Liliana Giraldo Rodríguez, del Instituto Nacional de Geriatría, se haya interesado por el tema y propuso el estudio al Conacyt, cuya primera parte se realizó en Xalapa en 2018 en coordinación con el Ayuntamiento, a través de Rocío Córdoba, directora del DIF municipal. La primera parte arrojó que 16.8 de cada cien adultos mayores dijeron sentirse agraviados o maltratados, sin embargo la cifra pudiera no reflejar el total de casos, máxime que se hizo antes de la pandemia. La segunda aplicación se haría en 2020 pero no fue posible debido a la pandemia, por lo que será en junio de este año en que se pueda concluir, previó.

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

Reiteró que los adultos mayores no denuncian el maltrato que sufren por pena y por temor a que éste se incremente si lo hacen o porque no saben a dónde dirigirse, en ese sentido afirmó que llegan muy pocos casos al DIF municipal que canaliza y hace la visita domiciliaria, pero cuando los afectados deben acudir a la Fiscalía de lo Familiar ya no lo hacen.

Quienes dan el aviso del maltrato por lo regular son los vecinos, amigos o familiares porque no se aceptan denuncias anónimas, sin embargo el DIF no puede hacer nada cuando los familiares les niegan el acceso al domicilio para verificar las condiciones del adulto mayor.

Por otro lado, en este momento las personas mayores no salen por lo que las denuncias tendrían que hacerlas por cita de manera telefónica o por línea, pero la mayoría no tiene acceso a algunos dispositivos, y cuando se animan a denunciar no ratifican, dijo la maestra, quien insistió que en ese tenor no hay estadísticas.

El “viejismo” se puede combatir

A pesar de que hay más culto a la juventud y se relaciona a la vejez con enfermedad y se le estigmatiza, se requiere una cultura del respeto a las personas mayores porque todos vamos hacia allá y porque son ciudadanos con derechos y obligaciones.

El 15 de junio es el día en que se invita a la población a tomar conciencia sobre el abuso y maltrato en la vejez, pues se ha convertido en un problema de salud mundial. La pretensión es sensibilizar a la población sobre el respeto hacia éstos y a ellos les invita a conocer sus derechos, pues naturalizan el maltrato.

Desde hace unos 20 se han realizado campañas para tratar de acabar con el problema a través de sensibilizar a los niños y promover el respeto que estas personas merecen porque aunque estén acompañados muchos viven en soledad, en el último cuarto de la casa y porque no les hacen caso.

El maltrato se infringe por ignorancia, intención u omisión, explicó, porque puede haber distanciamiento físico pero no emocional, a las personas se le debe llamar, visitar, no dejarlas solas, porque todo esto les puede causar depresión e incluso la muerte. Todos los tipos de maltrato son dañinos y representan graves consecuencias para la salud, concluyó.

Lucesita encontró valor para defender su vida

Luz, a quien sus conocidos llaman Lucesita, tuvo una infancia difícil con un padre alcohólico que maltrataba a su esposa y a sus hijos. Recuerda que muchas veces no fue a la escuela porque no dormía bien a causa de que tenían que ir a esconderse en casa de algún vecino cuando su padre llegaba en estado de ebriedad y cuando lo hacía casi se desmayaba porque esa situación no le permitía desayunar o comer.

A los 15 años, se casó y fue a la casa de su suegra a ser la sirvienta de la familia de su esposo, quien al poco tiempo andaba ya con otras mujeres y no llegaba a dormir. A los 16 años ya era mamá de un varoncito y a los 17 años, tuvo que regresar a la casa paterna porque su esposo se fue con otra mujer.

Limpió casas, cosió ajeno y vendía todo lo que podía para no ser una carga para su familia y darle a su hijo lo que necesitaba. Sus ocupaciones la mantenían mucho tempo fuera de la casa, por lo que su hijo creció bajo el cuidado de su abuelita, quien le decía “quién sabe con qué hombre andará tu madre”, por lo cual empezó a faltarle el respeto y a tratarla solo como a la proveedora económica.

Foto: René Corrales | Diario de Xalapa

Así pasó la adolescencia sufriendo el maltrato de éste y de su propia madre, quien le exigía dinero para todo, por lo cual su cheque pasaba prácticamente a manos de su hijo y su mamá. Por ese tiempo conoció a Mario, quien le bajó el cielo y las estrellas y se juntó con él, al principio todo marchó bien, pero al poco tiempo Mario dejó de trabajar aduciendo una lesión en la columna y ella se convirtió entonces en la proveedora económica del hogar.

Cuando ella le decía que buscara una ocupación, que necesitaban dinero, él la insultaba, la sobajaba y le decía que era tan fea que nadie la aguantaba. El maltrato verbal y psicológico fue creciendo cada vez más y Lucesita no encontraba de dónde asirse, pues su madre y hermanos en lugar de ayudarla la criticaban y hasta la insultaban.

Trató muchas veces de terminar su relación con Mario, pero éste no se quiso salir de su casa, la insultaba y no aportaba nada para su manutención.

Llegó a sentirse tan desesperada que empezó a pensar en quitarse la vida y a estudiar de qué manera podría morir, con esa idea en la cabeza pasó muchos meses y cuando pensó que había llegado el momento de hacerlo se reencontró con un antiguo enamorado y empezó a salir con él. Esto le dio la fuerza que necesitaba para sacar de su casa a Mario, para impedir que su hijo y sus nietos siguieran viviendo de sus bienes.

Se cambió de casa, empezó a poner más atención tanto en su salud como en su persona y cuando cumplió 65 años se casó con su antiguo enamorado. No ha sido fácil, dice, pero ahora se da cuenta que debió ser más fuerte, quererse más y nunca permitir que otras personas decidieran por ella.