Ante un auditorio de más de 2 mil personas, el arzobispo de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong presidió la Misa Crismal, misma que se caracteriza por ser un espacio en el que se renuevan votos los sacerdotes y se realiza la consagración del Santo Crisma y la bendición de los santos óleos.
La celebración se desarrolló en el auditorio “Miguel Sainz” del Seminario Mayor, hasta donde llegaron cientos de feligreses, sacerdotes, seminaristas y sus familiares, así como representantes de las parroquias que pertenecen a la Arquidiócesis.
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¿Cada cuánto se celebra la Misa Crismal?
La Misa Crismal se lleva a cabo cada año como parte de la celebración de Semana Santa y debe ser presidida por el arzobispo u obispo, ya que es el único que puede realizar la bendición del crisma y los santos óleos.
Tras la homilía el arzobispo pidió a los sacerdotes ponerse de pie y renovar las promesas sacerdotales.
¿Qué es el Crisma?
El Crisma es el aceite con el cual son ungidos los nuevos bautizados, son signados los que reciben la confirmación y son ordenados los obispos y sacerdotes.
Además, se emplea en la dedicación de las nuevas iglesias, la consagración de los nuevos altares o la consagración de campanas.
A diferencia de los Santos Óleos, el Santo Crisma no se bendice, si no que se consagra, por lo que lleva el sello del don del Espíritu Santo.
¿Qué son los Santos Óleos?
Los Santos Óleos son dos: el de los catecúmenos y el de los enfermos. Ambos se bendicen.
El Óleo de los Catecúmenos significa purificación y fortaleza, por eso se impone justo antes del Bautismo que es la liberación del pecado. Con este óleo santo se pronuncia un exorcismo, ya que se renuncia explícitamente al diablo de manera que el ungido, el que se prepara para entrar en el mundo de Cristo pueda vencer la lucha contra el mal.
El Óleo de los Enfermos sirve para impartir el sacramento de la Unción de los Enfermos, que tiene la fuerza de dar sanación a aquel que está enfermo y afecto a aquel que está a punto morir.
Durante su homilía, el arzobispo señaló que un sacerdote es un evangelizador, pues a cualquier lugar al que va une a las personas, anuncia la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
Mencionó que los sacerdotes no sólo son fieles a su familia se sangre, sino a la familia parroquial y de la Arquidiócesis, misma que es indispensable para su desarrollo.
Comentó que de manera constante se debe pedir por los sacerdotes, por las vocaciones sacerdotales, los seminaristas y las vocaciones religiosas.
“Siempre pedimos que se originen las vocaciones religiosas, reconocemos que el llamado de Dios es personal, que cada discípulo se relaciona con Jesús y que se busca siempre renovar las promesas para recordar que la vida fue donada”, expuso.
Manifestó que el Espíritu Santo nos hace ver que no somos individualistas, sino que somos seres que no podemos vivir sin la familia o las comunidades.
Además, recordó a los sacerdotes que la humildad es una de las características que se debe observar en quien va a convertirse y entregará su vida al servicio de la Iglesia.
“Las acciones de humildad de los sacerdotes están movidas por el Espíritu Santo, por ello es que hacemos las renovaciones las peticiones y las oraciones para que cada vez sean más los hombres y mujeres que busquen dedicar su vida al servicio de los demás”, agregó.