El aumento de la resistencia microbiana, el incremento en el costo de los tratamientos y la aparición de efectos secundarios adversos son consecuencias que deja el consumir antibióticos indiscriminadamente, advierte José Locia Espinoza, profesor de la Facultad de Química Farmacéutica Biológica de la Universidad Veracruzana (UV).
El académico universitario explica que no todos los padecimientos con agentes infecciosos como virus, bacterias, parásitos u hongos requieren del uso de antibióticos. Para aquellos que sí, dijo, es necesario que sea recetado y seguido por un profesional médico y que el paciente se asegure de tomar las dosis a las horas indicadas y concluir todo el tratamiento.
Y es que, en medio de la pandemia por Covid-19, el uso y abuso de este tipo de medicamentos ha generado preocupación mundial debido a que su uso para tratar el coronavirus podría contribuir a incrementar la resistencia a estos medicamentos de importancia crítica.
La resistencia a resistencia a los antibióticos, un nuevo riesgo
La investigación en torno al Covid-19 y la búsqueda de un tratamiento eficaz para esta enfermedad ha puesto de manifiesto otro tema importante: el uso y abuso de antibióticos. Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado que la resistencia a los antimicrobianos o farmacorresistencia ha aumentado, “lo que resulta preocupante, ya que las infecciones por microorganismos resistentes pueden causar la muerte del paciente, transmitirse a otras personas y generar grandes costos tanto para los pacientes como para la sociedad”.
De acuerdo a la OMS, la pandemia de la COVID-19 ha llevado a aumentar el uso de antibióticos, que a la postre “conducirá a mayores tasas de resistencias bacterianas que afectarán a la morbilidad y la mortalidad durante la pandemia y después”.
Y aunque no es un tema nuevo, trabajadores de farmacias en Xalapa han reportado un incremento en la venta de este tipo de medicamento en los últimos meses y que coincide con la llegada de la enfermedad. Al respecto, José Locia Espinoza, reconoce que existen riesgos del uso indiscriminado de antibióticos, ya sea por indicaciones médicas o, peor aún, por automedicación.
Recuerda que desde el 2010 la disposición oficial establece que la venta de antibióticos debe ser con receta médica y que una copia de esta debe quedarse en poder de la farmacia. No obstante, dijo, no se puede descartar que se lleve a cabo la venta ilegal de estos productos, por lo que es necesario que la población conozca el riesgo que conlleva esta práctica.
El también coordinador de la maestría en Farmacia Clínica de la Universidad Veracruzana reitera que no todas las afectaciones con agentes infecciosos (virus, bacterias, parásitos, hongos) se benefician del tratamiento con antibióticos, ya que algunas incluso pueden tener un curso normal sin necesidad de un antibiótico. “Un curso normal es desde que el organismo infecta al paciente hasta que este, con sus mecanismos de inmunidad, los rechaza y termina curándose, es decir, que no todos los padecimientos requieren antibióticos”.
Apunta que la indicación para su toma y el tipo de antibiótico debe ser valorado por un médico, ya que este puede determinar los posibles efectos secundarios, así como las interacciones con otros medicamentos e incluso las alergias que pueden causar. “Hay algunos efectos secundarios que son comunes como los problemas gastrointestinales, la irritación del estómago, gastritis y colitis, en diferentes medidas, pero hay otros todavía de más cuidado como los problemas auditivos que pueden ocasionar en pacientes pediátricos. Eso es algo que deben tomarse en cuenta”, señala.
El especialista apunta que dentro del cuerpo –específicamente en el intestino- tenemos microorganismos que son benéficos para la salud y que el consumo de antibióticos puede acabar con ellos. Explica que la microbiota intestinal, también conocida popularmente como “flora intestinal”, consiste en bacterias que realizan funciones benéficas y necesarias para el organismo porque coadyuvan en la producción de ciertos metabolitos que el organismo necesita, mantienen un equilibrio e incluso mantienen a raya a otras bacterias que sí son patógenas. “Cuando uno toma antibióticos existe la posibilidad de que esta carga bacteriana benéfica se vea reducida y ello traiga consigo otra clase de problemas como diarreas, susceptibilidad a otras enfermedades y es algo que se tiene que tomar en cuenta”.
¿Qué pasa cuando un paciente consume mucho antibiótico?
El profesor de la Facultad de Química Farmacéutica Biológica explica que durante las primeras tomas, el agente biológico se ve atacado por este medicamento y el organismo se recupera pero, advierte, si se utiliza una y otra vez se puede generar resistencia por los microorganismos.
Además, aclara que los tratamientos antibióticos son delicados en el sentido de que deben seguirse estrictamente, es decir, hay horario para la ministración de los medicamentos.
Y es que respetar los horarios específicos de cada toma permite que haya concentraciones adecuadas de fármaco en la sangre –el fármaco tiene que llegar a la sangre en muchos casos para después trasladarse a su sitio de acción- y que se mantenga el efecto terapéutico en el nivel en el que deben encontrarse. “Por eso hay que respetar el horario”.
Pero no solo el horario es fundamental, explica Locia Espinoza, sino también el tiempo de tratamiento que indican los doctores para cada padecimiento. Y es que son esos tiempos establecidos los que hacen que el medicamento tenga el efecto adecuado y la carga bacteriana se reduzca adecuadamente para que no haya la posibilidad de resistencia microbiana.
El profesor asegura que antes de que se concluya el tratamiento muchos pacientes pueden comenzar a ver mejorías significativas y pensar que se puede suspender el resto de las tomas, lo que es sumamente riesgoso para la salud. “Es posible que mi organismo comience a recuperarse, pero las bacterias todavía siguen ahí. Entonces si yo no continúo mi tratamiento esas bacterias se hace resistentes contra el tratamiento que no terminé y la infección vuelve con una característica nueva: ya no es susceptible al antibiótico que yo estaba usando”.
Así, dijo, la infección regresa con características de mayor patología y será necesario otro antibiótico más potente y si esto se repite, se tendrá que ir escalando poco a poco hasta el punto de que la posibilidad de tener un tratamiento con antibiótico se vea reducida, porque ya no hará efecto en un microorganismo que pudo incluso ser tratado sin necesidad de antibiótico.
Finalmente, el especialista aseguró que el incremento de los costos es otro de los riesgos que se tienen, ya que los tratamientos con antibióticos no son precisamente baratos. Aunque ya hay muchas opciones de medicamentos genéricos que abaratan el costo, dice, conforme se va avanzando en complejidad de los tratamientos el medicamento también va resultando más caro. “Han aparecido antibióticos con espectro mayor y si desde un principio compran esos o la gente los consume de maneras irregulares, es cuando se incrementan los riesgos a crear resistencia y quedarse sin opciones”, concluye.