El incremento al salario mínimo no puede ser resultado de un decreto o decisión de una persona, porque de ser así tiene un costo y consecuencias negativas como es el aumento de la inflación, expone Arturo Bocardo Valle, catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana.
Advierte que es riesgoso elevar los honorarios como por arte de magia o por motivos electorales son un factores que originan inflación, “si no hay justificación a través del crecimiento económico, dar más dinero a la población eleva el poder adquisitivo y empieza una demanda de bienes y servicios que no es igual a la capacidad disponible y al ser escasos incrementa los precios y es el origen de la inflación”.
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De entrada, dijo, siempre es positivo un aumento a la clase trabajadora, sin embargo, el problema es que si no se hace de forma adecuada el costo puede ser alto, “tienen que estar basado en un presupuesto que es lo que lo sostiene”.
Remarca que el salario no es una intención y que no puede alguien decidir de qué manera será, sino que tiene que ser proporcional a la fuente de origen. “Se determina por el Producto Interno Bruto (PIB). El dinero disponible para la población tiene que ser congruente con el crecimiento económico del país”.
Explica que es necesario que se incremente la producción y productividad para que haya más fuentes de ingresos para distribuir a la población y que la oferta iguale a la demanda. El poder adquisitivo no puede elevarse por magia o por decisión de una persona.
Arturo Bocardo Valle asegura que situaciones así incrementan el desequilibrio económico, “otra razón es que muchas de las políticas que se implementan tienen una razón lamentablemente electoral".
Agrega que con estas políticas de corte populista que son recibidas con beneplácito por los trabajadores tiene un costo muy alto.
“De lo que hay que tener mucho cuidado con estos incrementos es que no ahonden en el desequilibrio que se genera porque no es equiparable con la economía nacional, “es buena noticia que haya incrementos, pero es equivalente a repartir más dinero a través de programas sociales, pues la población gustosa los recibe pero trae costos a nivel macroeconómico considerable que podrían ponderarse por encima de la alegría que da recibir más salario para los trabajadores”, concluye.