/ sábado 30 de noviembre de 2019

Bordados chinos desplazan a los de indígenas veracruzanos

Mientras una prenda original lleva hasta 6 meses de trabajo y cuesta mil pesos, una china se consigue en $50

La ropa bordada a máquina en serie, traída desde China, está dañando seriamente el mercado local y poniendo en riesgo la conservación de los bordados y diseños tradicionales denuncian artesanas de Veracruz.

Mujeres bordadoras de los municipios del norte del Estado explican que la importación de blusas, camisas y otras prendas hechas en serie y vendidas a muy bajo costo ha impactado significativamente en sus ventas.

Y es que, señalan, en las ciudades se pueden conseguir estas prendas con precios hasta de 50 pesos lo que ocasiona que la gente no acepte pagar el costo del trabajo artesanal.

COMUNIDADES LAS USAN

Viridiana Juárez Méndez, comunidad del El Tajín denunció que la irrupción de esta mercancía de unos años a la fecha de manera masiva ha impactado en la economía de las mujeres que se dedican al bordado. Ya que el precio de estas blusas -algunas desde 50 pesos- ha marcado un tabulador para los clientes que piensan que eso es lo que se debe pagar a las artesanas.

"La gente ya ve caro nuestros productos y lo comienzan a menospreciar o a regatear porque creen que pueden conseguir algo igual en menos de la mitad cuando lo cierto es que la calidad no es siquiera cercana" precisó.

Entrevistada atrás de una mesa en la que están expuestas blusas, camisas y fajín de todos los colores y diseños, la artesana del municipio de Papantla señaló que otro de los problemas es que al ser de una calidad muy mala, las blusas chinas se despintan y hasta rompen con facilidad haciendo que la gente piense que sus bordados son iguales de "desechables" cuando son prendas que duran años e incluso pueden pasar de generación en generación.

El problema es que la gente no sabe diferenciar entre los productos hechos a mano y los que se hacen en serie y creen que están comprando lo mismo. Ahí la cosa es que cuando le dices que te tardas un mes en hacer una misma prenda es cuando notas la diferencia

Juárez Méndez denunció que incluso, en la misma comunidades indígenas se ha filtrado el uso de estos productos por las nuevas generaciones quienes consideran que son productos igual de coloridos pero con menos esfuerzo de por medio.

CAEN VENTAS 50%

Bordadora tradicional del municipio de Benito Juárez, en el norte de Veracruz, Yolanda Santiago Osorio, coincide en que los bordados en serie están afectado gravemente a las mujeres que se dedican a esta actividad de manera artesanal.

Explica que aunque no cuentan con cifras exactas, de un par de años sus ventas se han desplomado y ahora venden no sólo la mitad de lo que antes sino que han tenido que mantener e incluso reducir algunos de sus precios para reaccionar a la competencia desleal que implican las prendas orientales.

Portando con orgullo sus prendas típicas, la mujer totonaca explica que mientras que una prenda original lleva hasta seis meses de trabajo y tiene un costo de hasta mil pesos, los productos chinos se consiguen por el 10 por ciento de este precio ya que en un día se pueden producto miles.

"La gente nos dice que lo pueden conseguir más barato en otros lugares y por eso ya no nos compra", lamenta.

Explica que se han tenido que sobrevivir al regateo mediante la explicación del tiempo y calidad de los materiales que ellas utilizan.

La ropa bordada a máquina en serie, traída desde China, está dañando seriamente el mercado local y poniendo en riesgo la conservación de los bordados y diseños tradicionales denuncian artesanas de Veracruz.

Mujeres bordadoras de los municipios del norte del Estado explican que la importación de blusas, camisas y otras prendas hechas en serie y vendidas a muy bajo costo ha impactado significativamente en sus ventas.

Y es que, señalan, en las ciudades se pueden conseguir estas prendas con precios hasta de 50 pesos lo que ocasiona que la gente no acepte pagar el costo del trabajo artesanal.

COMUNIDADES LAS USAN

Viridiana Juárez Méndez, comunidad del El Tajín denunció que la irrupción de esta mercancía de unos años a la fecha de manera masiva ha impactado en la economía de las mujeres que se dedican al bordado. Ya que el precio de estas blusas -algunas desde 50 pesos- ha marcado un tabulador para los clientes que piensan que eso es lo que se debe pagar a las artesanas.

"La gente ya ve caro nuestros productos y lo comienzan a menospreciar o a regatear porque creen que pueden conseguir algo igual en menos de la mitad cuando lo cierto es que la calidad no es siquiera cercana" precisó.

Entrevistada atrás de una mesa en la que están expuestas blusas, camisas y fajín de todos los colores y diseños, la artesana del municipio de Papantla señaló que otro de los problemas es que al ser de una calidad muy mala, las blusas chinas se despintan y hasta rompen con facilidad haciendo que la gente piense que sus bordados son iguales de "desechables" cuando son prendas que duran años e incluso pueden pasar de generación en generación.

El problema es que la gente no sabe diferenciar entre los productos hechos a mano y los que se hacen en serie y creen que están comprando lo mismo. Ahí la cosa es que cuando le dices que te tardas un mes en hacer una misma prenda es cuando notas la diferencia

Juárez Méndez denunció que incluso, en la misma comunidades indígenas se ha filtrado el uso de estos productos por las nuevas generaciones quienes consideran que son productos igual de coloridos pero con menos esfuerzo de por medio.

CAEN VENTAS 50%

Bordadora tradicional del municipio de Benito Juárez, en el norte de Veracruz, Yolanda Santiago Osorio, coincide en que los bordados en serie están afectado gravemente a las mujeres que se dedican a esta actividad de manera artesanal.

Explica que aunque no cuentan con cifras exactas, de un par de años sus ventas se han desplomado y ahora venden no sólo la mitad de lo que antes sino que han tenido que mantener e incluso reducir algunos de sus precios para reaccionar a la competencia desleal que implican las prendas orientales.

Portando con orgullo sus prendas típicas, la mujer totonaca explica que mientras que una prenda original lleva hasta seis meses de trabajo y tiene un costo de hasta mil pesos, los productos chinos se consiguen por el 10 por ciento de este precio ya que en un día se pueden producto miles.

"La gente nos dice que lo pueden conseguir más barato en otros lugares y por eso ya no nos compra", lamenta.

Explica que se han tenido que sobrevivir al regateo mediante la explicación del tiempo y calidad de los materiales que ellas utilizan.

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