/ martes 13 de abril de 2021

¿Café?, lo revuelven con mucha azúcar, denuncian

Fernado Celis , dirigente de cafetaleros, advierte que es necesario un etiquetado claro en los envases del grano

La pandemia del Covid-19 aniquiló el consumo interno de café y provocó que el café soluble ganara terreno en las tazas mexicanas, aseguró Fernando Celis Callejas, asesor General de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras. Dio a conocer que, aunque el café de grano se había posicionado mejor en el mercado interno, con el cierre de las cafeterías por la contingencia sanitaria se enfrentó un retroceso importante en el proceso de dar a conocer a la población mexicana las características específicas de este producto.

“Hace 20 años, el 85 por ciento del café que se consumía era soluble, a la gente no le interesaba el de grano e incluso tenía desconfianza de éste (…) y como el café se exportaba en un 80 por ciento, para el consumo nacional quedaban los de menor calidad y a donde se iba, ya sea hoteles o restaurantes, se recibía un producto de mala calidad y mal preparado”, dijo.

En entrevista para Diario de Xalapa, Celis Callejas dio a conocer que una de las acciones que están impulsando los cafetaleros mexicanos es el etiquetado claro del café que se consume en el país. Piden que no se debería llamarse “café” a los productos que tienen más del 20 por ciento de azúcar ni a aquellos que contienen saborizantes artificiales, ya que esto “confunde” al consumidor final de estos productos. “Eso no ocurre en otras partes del mundo, pero como esto afecta a la empresa Nestlé, bloquean estas cuestiones”, denunció.

Sobre la relación que el actual gobierno federal ha tenido con los productores de café en el país, Celis Callejas dio a conocer que, aunque “hay muchas reuniones” con funcionarios, en casi todos los temas se “atraviesan” las grandes empresas trasnacionales, lideradas por la Nestlé, que “jalan en sentido contrario” a donde los cafetaleros quieren.

DESCUBREN EL BUEN CAFÉ

El asesor general de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras aseguró que el auge de cafeterías y negocios especializados en capitales, como la Ciudad de México o Xalapa, provocó que las nuevas generaciones se acercaran a conocer el café producido no sólo en Veracruz sino en otros estados. Incluso las organizaciones cafetaleras veracruzanas comenzaron a contar con cafeterías propias donde se vigilaba no sólo la calidad del grano sino también la forma correcta de preparación. “Los consumidores se comenzaron a dar cuenta a lo que sabía el café bien preparado, algo que no ocurría en México”, dijo.

Otra acción que ha beneficiado en ese proceso, precisó, es que México ha competido y ganado algunos de los certámenes de cafés de calidad en los que llegan especialistas de todas partes del mundo al probar tazas de café y que designan puntos específicos a cada aspecto del producto. “Aquí han encontrado que es más diversificado en cuanto a regiones cafetaleras y sabores. Y en ese caso, la mayoría de los premios de calidad se han ganado para Veracruz, ya sea de Coatepec, Huatusco, Córdoba o Ixhuatlán”, dijo.

Fernando Celis Callejas, asesor General de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras | Foto: Jesús Escamiroza

Sin embargo, con la llegada del confinamiento por Covid-19 se regresó al consumo de cafés solubles que están elaborados a base de la variedad robusta mezclada con azúcar y saborizantes artificiales. Reconoció que el precio bajo de estos productos es una de las ventajas que tienen, sin embargo, pidió privilegiar al café que tiene detrás el trabajo de muchas personas que viven en el campo. “Hay un esfuerzo de tener café porque la gente aún con la pandemia salió a sembrar y a cortarlo, entonces los consumidores, desde mi punto de vista, le faltan más conocer cómo se produce y conocer a qué sabe el buen café”.

Dio a conocer que lo deseable es que además de pensar en exportar se trabaje en el consumo interno y que, como mínimo, se deberían consumir tres kilos de café por persona de café arábigo mexicano para fortalecer el mercado y duplicar la producción. Precisó que no se trata de algo imposible ya que en países como Brasil el consumo supera los 5 kilos por persona al año.

PRECIOS NO COMPITEN

Por otra parte, el cafetalero veracruzano apuntó que, entre las acciones por las que el sector está pugnando, son una Nueva Ley para la Cafeticultura, así como un decreto presidencial que señale e instruya a los funcionarios del Gobierno Federal para mejorar los precios de exportación del café mexicano, así como disminuir los gastos de comercialización.

Y es que, dio a conocer que el café mexicano es que este se paga a menor precio que en otros países de Centro y Sudamérica. Precisó que mientras México vende a 160 dólares en promedio por quintal, Colombia lo hace a 180 dólares y Costa Rica a más de 200 dólares, esto como resultado de las faltas de acuerdos con los grandes productores.

Queda claro cuál es el problema en México y es ese: que el café mexicano se exporta a menor precio y cómo es posible, pero hay algo diferente, además que otros países exportan el 85 a 90 por ciento de su producción mientras que aquí casi la mitad de la producción va para el consumo interno, entonces se les aplican gastos para un café que no se importa.

En ese sentido, explicó que en México los productores se enfrentan a “gastos de comercialización” que son hasta el doble que en estos países con los que compite de manera directa, por lo que las ganancias son mucho menores. “Esas cuestiones están afectando a los productores de café, entonces se ha estado platicando con el Gobierno Federal para hacer cambios en el esquema de comercialización que hay en México”, dijo.

LAS TRASNACIONALES, EN CONTRA

Otro punto que se está buscando llevar a la agenda nacional cafetalera, dijo, son las importaciones que llegan a México y la calidad y precio de estas. Y es que, precisó que actualmente ingresan al país más de un millón de sacos provenientes de Brasil y que el precio promedio por saco es de 70 dólares. Además, indicó que se está buscando que se lleve a cabo un muestreo de este producto que podría tener granos dañados o de menor calidad. “El problema es que tienen mucha influencia estas empresas trasnacionales y no están dispuestas a hacer cambios”, indicó.

Antes esto, hizo un llamado al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador a obligar a los funcionarios de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y de la Secretaría de Economía a tener una postura conjunta y sobre todo a apoyar a los productores mexicanos y no a las trasnacionales. Y es que, denunció que dentro de estas dos dependencias hay funcionarios que parecen estar de lado de estas empresas. “No puede haber dos posiciones distintas alrededor de las mismas dependencias. De por sí las empresas no quieren ningún cambio y todavía las empresas apoyan, ahí está el caso en Veracruz con la Nestlé”, dijo.

Sobre esto, añadió que la Nestlé está construyendo una gran planta en Veracruz y ampliando otras para exportar más y acaparar una mayor parte del mercado interno a partir de utilizar el café robusta muy barato. “El café lo compran a 60 dólares, mientras que el arábigo anda en más de 150 dólares, pues es una competencia desleal con las cafeterías y otras que venden de una mayor calidad y mejor preparado”, lamentó.

La pandemia del Covid-19 aniquiló el consumo interno de café y provocó que el café soluble ganara terreno en las tazas mexicanas, aseguró Fernando Celis Callejas, asesor General de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras. Dio a conocer que, aunque el café de grano se había posicionado mejor en el mercado interno, con el cierre de las cafeterías por la contingencia sanitaria se enfrentó un retroceso importante en el proceso de dar a conocer a la población mexicana las características específicas de este producto.

“Hace 20 años, el 85 por ciento del café que se consumía era soluble, a la gente no le interesaba el de grano e incluso tenía desconfianza de éste (…) y como el café se exportaba en un 80 por ciento, para el consumo nacional quedaban los de menor calidad y a donde se iba, ya sea hoteles o restaurantes, se recibía un producto de mala calidad y mal preparado”, dijo.

En entrevista para Diario de Xalapa, Celis Callejas dio a conocer que una de las acciones que están impulsando los cafetaleros mexicanos es el etiquetado claro del café que se consume en el país. Piden que no se debería llamarse “café” a los productos que tienen más del 20 por ciento de azúcar ni a aquellos que contienen saborizantes artificiales, ya que esto “confunde” al consumidor final de estos productos. “Eso no ocurre en otras partes del mundo, pero como esto afecta a la empresa Nestlé, bloquean estas cuestiones”, denunció.

Sobre la relación que el actual gobierno federal ha tenido con los productores de café en el país, Celis Callejas dio a conocer que, aunque “hay muchas reuniones” con funcionarios, en casi todos los temas se “atraviesan” las grandes empresas trasnacionales, lideradas por la Nestlé, que “jalan en sentido contrario” a donde los cafetaleros quieren.

DESCUBREN EL BUEN CAFÉ

El asesor general de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras aseguró que el auge de cafeterías y negocios especializados en capitales, como la Ciudad de México o Xalapa, provocó que las nuevas generaciones se acercaran a conocer el café producido no sólo en Veracruz sino en otros estados. Incluso las organizaciones cafetaleras veracruzanas comenzaron a contar con cafeterías propias donde se vigilaba no sólo la calidad del grano sino también la forma correcta de preparación. “Los consumidores se comenzaron a dar cuenta a lo que sabía el café bien preparado, algo que no ocurría en México”, dijo.

Otra acción que ha beneficiado en ese proceso, precisó, es que México ha competido y ganado algunos de los certámenes de cafés de calidad en los que llegan especialistas de todas partes del mundo al probar tazas de café y que designan puntos específicos a cada aspecto del producto. “Aquí han encontrado que es más diversificado en cuanto a regiones cafetaleras y sabores. Y en ese caso, la mayoría de los premios de calidad se han ganado para Veracruz, ya sea de Coatepec, Huatusco, Córdoba o Ixhuatlán”, dijo.

Fernando Celis Callejas, asesor General de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras | Foto: Jesús Escamiroza

Sin embargo, con la llegada del confinamiento por Covid-19 se regresó al consumo de cafés solubles que están elaborados a base de la variedad robusta mezclada con azúcar y saborizantes artificiales. Reconoció que el precio bajo de estos productos es una de las ventajas que tienen, sin embargo, pidió privilegiar al café que tiene detrás el trabajo de muchas personas que viven en el campo. “Hay un esfuerzo de tener café porque la gente aún con la pandemia salió a sembrar y a cortarlo, entonces los consumidores, desde mi punto de vista, le faltan más conocer cómo se produce y conocer a qué sabe el buen café”.

Dio a conocer que lo deseable es que además de pensar en exportar se trabaje en el consumo interno y que, como mínimo, se deberían consumir tres kilos de café por persona de café arábigo mexicano para fortalecer el mercado y duplicar la producción. Precisó que no se trata de algo imposible ya que en países como Brasil el consumo supera los 5 kilos por persona al año.

PRECIOS NO COMPITEN

Por otra parte, el cafetalero veracruzano apuntó que, entre las acciones por las que el sector está pugnando, son una Nueva Ley para la Cafeticultura, así como un decreto presidencial que señale e instruya a los funcionarios del Gobierno Federal para mejorar los precios de exportación del café mexicano, así como disminuir los gastos de comercialización.

Y es que, dio a conocer que el café mexicano es que este se paga a menor precio que en otros países de Centro y Sudamérica. Precisó que mientras México vende a 160 dólares en promedio por quintal, Colombia lo hace a 180 dólares y Costa Rica a más de 200 dólares, esto como resultado de las faltas de acuerdos con los grandes productores.

Queda claro cuál es el problema en México y es ese: que el café mexicano se exporta a menor precio y cómo es posible, pero hay algo diferente, además que otros países exportan el 85 a 90 por ciento de su producción mientras que aquí casi la mitad de la producción va para el consumo interno, entonces se les aplican gastos para un café que no se importa.

En ese sentido, explicó que en México los productores se enfrentan a “gastos de comercialización” que son hasta el doble que en estos países con los que compite de manera directa, por lo que las ganancias son mucho menores. “Esas cuestiones están afectando a los productores de café, entonces se ha estado platicando con el Gobierno Federal para hacer cambios en el esquema de comercialización que hay en México”, dijo.

LAS TRASNACIONALES, EN CONTRA

Otro punto que se está buscando llevar a la agenda nacional cafetalera, dijo, son las importaciones que llegan a México y la calidad y precio de estas. Y es que, precisó que actualmente ingresan al país más de un millón de sacos provenientes de Brasil y que el precio promedio por saco es de 70 dólares. Además, indicó que se está buscando que se lleve a cabo un muestreo de este producto que podría tener granos dañados o de menor calidad. “El problema es que tienen mucha influencia estas empresas trasnacionales y no están dispuestas a hacer cambios”, indicó.

Antes esto, hizo un llamado al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador a obligar a los funcionarios de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y de la Secretaría de Economía a tener una postura conjunta y sobre todo a apoyar a los productores mexicanos y no a las trasnacionales. Y es que, denunció que dentro de estas dos dependencias hay funcionarios que parecen estar de lado de estas empresas. “No puede haber dos posiciones distintas alrededor de las mismas dependencias. De por sí las empresas no quieren ningún cambio y todavía las empresas apoyan, ahí está el caso en Veracruz con la Nestlé”, dijo.

Sobre esto, añadió que la Nestlé está construyendo una gran planta en Veracruz y ampliando otras para exportar más y acaparar una mayor parte del mercado interno a partir de utilizar el café robusta muy barato. “El café lo compran a 60 dólares, mientras que el arábigo anda en más de 150 dólares, pues es una competencia desleal con las cafeterías y otras que venden de una mayor calidad y mejor preparado”, lamentó.

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